El western normalmente nos cuenta la historia arquetípica del viaje del héroe, pero marcada por un escenario determinado con sus propios matices que le dan un sabor especial: la tierra de frontera con sus leyes propias, el rancho y su dueño, los soldados en el fuerte, la banda de forajidos, el pueblo con su sheriff, los salvajes enemigos (o  en realdiad no tanto) en forma de indios comanches, apaches o mexicanos (o colonos, o vaqueros, según quiera ponerse el foco), la mujer (o prostituta, o india..) que espera al héroe (vaquero, sheriff, indio, atracador de bancos...). Mientras se cuenta la historia el protagonista pelea, ama, roba, mata, viaja o huye, se enfrenta a peligros, y a la vuelta (si vuelve) ha cambiado totalmente. Ya no es el mismo.
Podemos cambiar el escenario y la salsa que lleva aparejada pero los protagonistas serán idénticos, y los secundarios también. Será la misma historia contada de forma diferente. Cambiamos el salvaje oeste por una ciudad y su mafia, y el viaje del héroe será su vida en el crimen, También podemos cambiar a una galaxia muy muy lejana y meter naves espaciales, una orden religiosa y un imperio. O meternos en un buque/submarino/avión/compañía/pelotón/navyseals en la primera/segunda/guerradevietnam/corea/balcanes/Troya/Napoleónicas cuando intervino en la playa de Omaha/PearlHarbour/Hanoi/Kosovo/Waterloo/Guerracivil/Independencia.
En definitiva, no es que todas las películas sean un western como dicen los cinéfilos gafapastas. Es que la mayoría de películas nos cuenta el viaje del héroe.