Pero ¿les parece poco?, ¿poco importante? Dicen que es de los árabes, pero ¿por qué?, ¿les dio Alá el petróleo?
Quisiera iniciar en este hilo unas reflexiones sobre la guerra en general, sobre la guerra de Irak en particular y sobre la ideologia pacifista que junto con la manipulacion mediatica acabo con el anterior gobierno del Partido Popular.
Si es que digo manipulacion mediatica porque el gobierno de Aznar hizo lo que tenia que hacer pero no como lo tenia que hacer, que no era mas que defender los intereses de España y de los españoles.Si señor Aznar si, no se puede hacer democracia teniendo en frente al imperio de Polanco, a los titiriteros e "intelectuales" y a los sermones de Sarda.En paises como Estados Unidos tienes la cadena Fox haciendo un poco de contrapeso por lo menos.A ver si ahora que le ha contratado Rupert Murdoch arregla un poco este castigo diario que nos ha dejado como medios de comunicacion.
Todo esto no es mio esta sacado de diferentes articulos que pongo al final del hilo.
No supo o no quiso o no pudo el PP, pues, explicar, y si lo explicó sería en petit comité lo siguiente:
1. De las armas de destrucción masiva. Se sabía, según reconoció la ONU a través de la resolución 1441, que las «armas de destrucción masiva» habían penetrado en Iraq, entre otras cosas porque tanto Francia y Alemania, como EEUU después, una vez iniciado el conflicto Irán-Iraq, se las habían vendido (Rusia, mejor dicho la URSS, también había vendido armamento al gobierno de Sadam Hussein, pero eran armas convencionales). No es la existencia de estas armas, pues, un invento de Bush, o de Blair, o de Aznar, sino que la ONU (es decir sus países miembros) a través de tal resolución 1441, reconocía que tales armas habían penetrado en Iraq, sin saber si se habían destruido o aún permanecían en poder del gobierno de Sadam Hussein. Esta resolución pedía, precisamente, al gobierno de Sadam, como condición de su derrota en la Primera Guerra del Golfo, que diese pruebas, de destrucción, venta, o lo que fuese..., de que tales armas ya no estaban en el interior de Iraq. Hans Blix, como «inspector de la ONU», tenía la función de hallar tales pruebas, no de promover el desarme, sino de saber si las pruebas de desarme dadas por Iraq eran fiables. La resolución, además, incluía una cláusula en la que se prometían medidas «más contundentes»{11} contra Iraq si, en una fecha determinada en la resolución, el gobierno de Sadam no ofrecía pruebas de tal desarme. Esa fecha era marzo del 2003, hace un año. El Consejo de Seguridad se reunió con tal motivo para comprobar si en los informes, presentados por Blix ante tal Consejo, se daban pruebas o no del desarme. Todos los países allí reunidos, los cinco permanentes con derecho a veto y los no-permanentes (incluyendo España), estimaron que no había pruebas en los informes de que tal desarme se hubiese llevado a cabo. Fue esta incertidumbre, de la que el gobierno de Iraq fue responsable, lo que provocó la situación de inestabilidad, una situación que enfrentó entre sí a los cinco miembros permanentes con derecho a veto. Las discusiones giraron en torno a qué decisión se tendría que imponer desde el Consejo, dado que no se habían dado pruebas del desarme de Iraq: EEUU y Gran Bretaña mantuvieron que, según se derivaba de la resolución 1441, «el tiempo se había terminado» para Iraq; Rusia, Francia y China, pedían más tiempo, frente a lo que la resolución 1441 establecía. Fue esta incertidumbre, no saber si Iraq estaba desarmado, lo que llevó a la guerra. No fue, por tanto, como ahora se dice, el que Bush, Blair o Aznar se inventasen, como pretexto, la existencia de unas armas de destrucción masiva lo que la desencadenó (ellos decían estar convencidos de su existencia, pero eso no importa), sino, precisamente, el no saber , ni Bush, ni Blair, ni nadie en ese momento, si estaba todavía Iraq armado o no con tales armas, al no dar Iraq pruebas fiables del desarme, según reconoció en pleno el Consejo de Seguridad. Este no saber suponía efectivamente una amenaza para los países del entorno de Iraq, sobre todo para Israel, pues, sin saberlo, siempre cabría la posibilidad de que permaneciesen aún en el seno de Iraq unas armas de las que, sí se sabía, habían entrado. No se puede decir, por tanto, que Bush, Blair o Aznar mintiesen, pues era precisamente la incertidumbre, con la que jugó el gobierno de Sadam, lo que hacía que la situación supusiese un peligro real. En absoluto importa que las armas ahora se encuentren o no: el que no se encuentren no hace mentirosos a los tres dirigentes.
2. Sobre la «ilegalidad» de la guerra. No se puede decir que la guerra es «ilegal», y por tanto tampoco es «ilegítima por ilegal», como no se cansan de repetir algunos, si no se ofrecen los parámetros de la legalidad que presuntamente no se está cumpliendo. Decir que la guerra «viola» la legalidad internacional es seguir sin ofrecer parámetros, pues no existe semejante cosa llamada «legalidad internacional». No existe ninguna ley que esté por encima de la soberanía de los Estados, y es que tal ley, inmediatamente suspendería tal soberanía. Sólo existe una ley que esté por encima de algunos Estados: la que le obligan a cumplir otros Estados. EEUU, Gran Bretaña y Australia, que fueron las Potencias que declararon la guerra (con el apoyo diplomático de España y de muchos otros países), son países soberanos, siendo precisamente uno de los atributos de la soberanía (por hablar al modo de Bodino) el de declarar la guerra. No existe ninguna razón para decir que EEUU, dada su soberanía, no tenga autoridad para declarar la guerra: no habría, por tanto, ilegalidad, puesto que quien la ha declarado ha sido la máxima autoridad del país –su presidente–. No hace falta esperar, si un país se ve amenazado, a que el Consejo de Seguridad apruebe esta decisión, sobre todo, cuando las decisiones que este pueda tomar pueden ser truncadas por el veto de los miembros permanentes (vencedores de la Segunda Guerra Mundial). Digamos que la «lógica» del Consejo de Seguridad se rompe en el momento en que se plantea la posibilidad de una «guerra» entre sus miembros permanentes: es imposible, en esas condiciones (guerra entre sus miembros permanentes) que del Consejo salga alguna decisión, y es que siempre va a estar amenazada por el veto de uno de ellos. No tiene sentido esperar, por tanto, tal decisión cuando, como ha ocurrido con la guerra de Iraq, se enfrentan entre sí los miembros permanentes, y es que, en cierto modo, la guerra de Iraq es una «guerra» entre Rusia-China-Francia, frente a Gran Bretaña-EEUU. De hecho fue Francia la que amenazó con el veto, cuando Gran Bretaña se disponía a presentar una propuesta de resolución alternativa a la norteamericana: fue esta amenaza de Francia, vetar todo lo que procurase resoluciones más «contundentes» contra Iraq, lo que llevó a EEUU, Gran Bretaña y España a las Azores.
3. La guerra preventiva. El concepto de «guerra preventiva» no es un invento de última hora. Diego de Covarrubias, en el siglo XVI, lo expuso ampliamente y lo defendió como «causa justa» de guerra en orden a la salvaguarda de la Iglesia regular en América. Pero además, en cierto modo, toda guerra surge a partir de tales previsiones (leer, por ejemplo, La guerra del Peloponeso de Tucídides).
4. La amenaza de Sadam. Sobre si el gobierno de Sadam suponía una amenaza real, y si la respuesta a la amenaza fue proporcionada o no, habría que decir varias cosas:
Primero el no saber, del que antes hemos hablado, suponía una amenaza real, sobre todo para Israel que, por supuesto, a «Europa» le trae sin cuidado, puesto que este país, su existencia, representa para Europa el recuerdo permanente de la vergüenza de lo que supone «Europa» políticamente hablando. Como no se sabía si el Iraq de Sadam Hussein seguía armado o no, entonces Israel podría estar amenazado por tales armas.
Segundo, y en relación al «petróleo», no es este un motivo menor, precisamente, enarbolado como justificación de una agresión bélica. Y es que defenderse de aquellos que impiden el acceso a las reservas petrolíferas está reconocida como «causa justa» de guerra según aquel ius communicationis (últimamente muy traído y llevado) de Vitoria o de Grocio, conforme al cual si se impide o dificulta por parte, en este caso de Iraq, el comercio, la circulación de mercancías, y de personas, los intercambios..., es decir, en este caso, si no permitiese Iraq a los norteamericanos el acceso a las reservas de petróleo situado bajo su territorio, cuando los norteamericanos lo necesitan, esto es «causa justa» de guerra. La premisa mayor del silogismo es que la tierra es de todos, y por tanto es una agresión de Iraq el impedir acceder a unas reservas que no son suyas (la propiedad se determina en la propia explotación, es decir, el trabajo); es más, Iraq estaba cediendo la propiedad de esas reservas, cuando no tiene propiedad sobre ellas, a Francia y a China, en contra de EEUU. Para EEUU, como para España y en general para cualquier país, la falta de petróleo es un problema para su integridad nacional, mientras no exista otro recurso que lo sustituya: impedir el acceso a esas fuentes de petróleo por parte de algún país que, sin tenerlo (explotarlo), se lo apropia, es una agresión en toda regla contra los países que lo necesitan y pueden obtenerlo.
Tercero y en relación al «pueblo inocente iraquí», sojuzgado, tiranizado por Sadam. Todo el mundo admitía, y admite, que Sadam suponía una amenaza para el pueblo iraquí. Si la guerra se planteó en su defensa, como guerra de liberación, tampoco veo por qué estaría el gobierno de los EEUU desautorizado para declararla..., o por lo menos por qué va a estar menos autorizado que el Consejo de Seguridad...
Cuarto, y en relación a la proporcionalidad entre la amenaza y la respuesta. Una guerra como la llevada a cabo por los EEUU y Gran Bretaña en Iraq, que ha producido muy pocas bajas civiles en cuanto que se desencadenó mediante, precisamente, el ataque selectivo, no masivo, no parece muy desproporcionada en relación a la causa que, al cabo, desencadenó la guerra: la invasión de Kuwait por parte de Iraq, las agresiones a Israel durante la Primera guerra del Golfo (con misiles Scud, de destrucción masiva), &c. Y es que, efectivamente, estamos hablando de la misma guerra cuando hablamos de la Primera Guerra del Golfo y de la actual «guerra de Irak», toda vez que esta segunda se desencadena al no cumplir Iraq las condiciones que se le impusieron tras su derrota en la primera.
Enlaces:
La guerra:
https://www.fgbueno.es/hem/2004f12.htm
Ideologia pacifista:
https://www.nodulo.org/ec/2004/n033p02.htm
Complicidad del pueblo español con el terrorismo:
https://www.nodulo.org/ec/2004/n025p13.htm
Los "no a la guerra":
https://www.nodulo.org/ec/2003/n012p02.htm
https://www.nodulo.org/ec/2003/n013p02.htm
Yihadismo contra España:
https://www.nodulo.org/ec/2005/n038p01.htm
Quisiera iniciar en este hilo unas reflexiones sobre la guerra en general, sobre la guerra de Irak en particular y sobre la ideologia pacifista que junto con la manipulacion mediatica acabo con el anterior gobierno del Partido Popular.
Si es que digo manipulacion mediatica porque el gobierno de Aznar hizo lo que tenia que hacer pero no como lo tenia que hacer, que no era mas que defender los intereses de España y de los españoles.Si señor Aznar si, no se puede hacer democracia teniendo en frente al imperio de Polanco, a los titiriteros e "intelectuales" y a los sermones de Sarda.En paises como Estados Unidos tienes la cadena Fox haciendo un poco de contrapeso por lo menos.A ver si ahora que le ha contratado Rupert Murdoch arregla un poco este castigo diario que nos ha dejado como medios de comunicacion.
Todo esto no es mio esta sacado de diferentes articulos que pongo al final del hilo.
No supo o no quiso o no pudo el PP, pues, explicar, y si lo explicó sería en petit comité lo siguiente:
1. De las armas de destrucción masiva. Se sabía, según reconoció la ONU a través de la resolución 1441, que las «armas de destrucción masiva» habían penetrado en Iraq, entre otras cosas porque tanto Francia y Alemania, como EEUU después, una vez iniciado el conflicto Irán-Iraq, se las habían vendido (Rusia, mejor dicho la URSS, también había vendido armamento al gobierno de Sadam Hussein, pero eran armas convencionales). No es la existencia de estas armas, pues, un invento de Bush, o de Blair, o de Aznar, sino que la ONU (es decir sus países miembros) a través de tal resolución 1441, reconocía que tales armas habían penetrado en Iraq, sin saber si se habían destruido o aún permanecían en poder del gobierno de Sadam Hussein. Esta resolución pedía, precisamente, al gobierno de Sadam, como condición de su derrota en la Primera Guerra del Golfo, que diese pruebas, de destrucción, venta, o lo que fuese..., de que tales armas ya no estaban en el interior de Iraq. Hans Blix, como «inspector de la ONU», tenía la función de hallar tales pruebas, no de promover el desarme, sino de saber si las pruebas de desarme dadas por Iraq eran fiables. La resolución, además, incluía una cláusula en la que se prometían medidas «más contundentes»{11} contra Iraq si, en una fecha determinada en la resolución, el gobierno de Sadam no ofrecía pruebas de tal desarme. Esa fecha era marzo del 2003, hace un año. El Consejo de Seguridad se reunió con tal motivo para comprobar si en los informes, presentados por Blix ante tal Consejo, se daban pruebas o no del desarme. Todos los países allí reunidos, los cinco permanentes con derecho a veto y los no-permanentes (incluyendo España), estimaron que no había pruebas en los informes de que tal desarme se hubiese llevado a cabo. Fue esta incertidumbre, de la que el gobierno de Iraq fue responsable, lo que provocó la situación de inestabilidad, una situación que enfrentó entre sí a los cinco miembros permanentes con derecho a veto. Las discusiones giraron en torno a qué decisión se tendría que imponer desde el Consejo, dado que no se habían dado pruebas del desarme de Iraq: EEUU y Gran Bretaña mantuvieron que, según se derivaba de la resolución 1441, «el tiempo se había terminado» para Iraq; Rusia, Francia y China, pedían más tiempo, frente a lo que la resolución 1441 establecía. Fue esta incertidumbre, no saber si Iraq estaba desarmado, lo que llevó a la guerra. No fue, por tanto, como ahora se dice, el que Bush, Blair o Aznar se inventasen, como pretexto, la existencia de unas armas de destrucción masiva lo que la desencadenó (ellos decían estar convencidos de su existencia, pero eso no importa), sino, precisamente, el no saber , ni Bush, ni Blair, ni nadie en ese momento, si estaba todavía Iraq armado o no con tales armas, al no dar Iraq pruebas fiables del desarme, según reconoció en pleno el Consejo de Seguridad. Este no saber suponía efectivamente una amenaza para los países del entorno de Iraq, sobre todo para Israel, pues, sin saberlo, siempre cabría la posibilidad de que permaneciesen aún en el seno de Iraq unas armas de las que, sí se sabía, habían entrado. No se puede decir, por tanto, que Bush, Blair o Aznar mintiesen, pues era precisamente la incertidumbre, con la que jugó el gobierno de Sadam, lo que hacía que la situación supusiese un peligro real. En absoluto importa que las armas ahora se encuentren o no: el que no se encuentren no hace mentirosos a los tres dirigentes.
2. Sobre la «ilegalidad» de la guerra. No se puede decir que la guerra es «ilegal», y por tanto tampoco es «ilegítima por ilegal», como no se cansan de repetir algunos, si no se ofrecen los parámetros de la legalidad que presuntamente no se está cumpliendo. Decir que la guerra «viola» la legalidad internacional es seguir sin ofrecer parámetros, pues no existe semejante cosa llamada «legalidad internacional». No existe ninguna ley que esté por encima de la soberanía de los Estados, y es que tal ley, inmediatamente suspendería tal soberanía. Sólo existe una ley que esté por encima de algunos Estados: la que le obligan a cumplir otros Estados. EEUU, Gran Bretaña y Australia, que fueron las Potencias que declararon la guerra (con el apoyo diplomático de España y de muchos otros países), son países soberanos, siendo precisamente uno de los atributos de la soberanía (por hablar al modo de Bodino) el de declarar la guerra. No existe ninguna razón para decir que EEUU, dada su soberanía, no tenga autoridad para declarar la guerra: no habría, por tanto, ilegalidad, puesto que quien la ha declarado ha sido la máxima autoridad del país –su presidente–. No hace falta esperar, si un país se ve amenazado, a que el Consejo de Seguridad apruebe esta decisión, sobre todo, cuando las decisiones que este pueda tomar pueden ser truncadas por el veto de los miembros permanentes (vencedores de la Segunda Guerra Mundial). Digamos que la «lógica» del Consejo de Seguridad se rompe en el momento en que se plantea la posibilidad de una «guerra» entre sus miembros permanentes: es imposible, en esas condiciones (guerra entre sus miembros permanentes) que del Consejo salga alguna decisión, y es que siempre va a estar amenazada por el veto de uno de ellos. No tiene sentido esperar, por tanto, tal decisión cuando, como ha ocurrido con la guerra de Iraq, se enfrentan entre sí los miembros permanentes, y es que, en cierto modo, la guerra de Iraq es una «guerra» entre Rusia-China-Francia, frente a Gran Bretaña-EEUU. De hecho fue Francia la que amenazó con el veto, cuando Gran Bretaña se disponía a presentar una propuesta de resolución alternativa a la norteamericana: fue esta amenaza de Francia, vetar todo lo que procurase resoluciones más «contundentes» contra Iraq, lo que llevó a EEUU, Gran Bretaña y España a las Azores.
3. La guerra preventiva. El concepto de «guerra preventiva» no es un invento de última hora. Diego de Covarrubias, en el siglo XVI, lo expuso ampliamente y lo defendió como «causa justa» de guerra en orden a la salvaguarda de la Iglesia regular en América. Pero además, en cierto modo, toda guerra surge a partir de tales previsiones (leer, por ejemplo, La guerra del Peloponeso de Tucídides).
4. La amenaza de Sadam. Sobre si el gobierno de Sadam suponía una amenaza real, y si la respuesta a la amenaza fue proporcionada o no, habría que decir varias cosas:
Primero el no saber, del que antes hemos hablado, suponía una amenaza real, sobre todo para Israel que, por supuesto, a «Europa» le trae sin cuidado, puesto que este país, su existencia, representa para Europa el recuerdo permanente de la vergüenza de lo que supone «Europa» políticamente hablando. Como no se sabía si el Iraq de Sadam Hussein seguía armado o no, entonces Israel podría estar amenazado por tales armas.
Segundo, y en relación al «petróleo», no es este un motivo menor, precisamente, enarbolado como justificación de una agresión bélica. Y es que defenderse de aquellos que impiden el acceso a las reservas petrolíferas está reconocida como «causa justa» de guerra según aquel ius communicationis (últimamente muy traído y llevado) de Vitoria o de Grocio, conforme al cual si se impide o dificulta por parte, en este caso de Iraq, el comercio, la circulación de mercancías, y de personas, los intercambios..., es decir, en este caso, si no permitiese Iraq a los norteamericanos el acceso a las reservas de petróleo situado bajo su territorio, cuando los norteamericanos lo necesitan, esto es «causa justa» de guerra. La premisa mayor del silogismo es que la tierra es de todos, y por tanto es una agresión de Iraq el impedir acceder a unas reservas que no son suyas (la propiedad se determina en la propia explotación, es decir, el trabajo); es más, Iraq estaba cediendo la propiedad de esas reservas, cuando no tiene propiedad sobre ellas, a Francia y a China, en contra de EEUU. Para EEUU, como para España y en general para cualquier país, la falta de petróleo es un problema para su integridad nacional, mientras no exista otro recurso que lo sustituya: impedir el acceso a esas fuentes de petróleo por parte de algún país que, sin tenerlo (explotarlo), se lo apropia, es una agresión en toda regla contra los países que lo necesitan y pueden obtenerlo.
Tercero y en relación al «pueblo inocente iraquí», sojuzgado, tiranizado por Sadam. Todo el mundo admitía, y admite, que Sadam suponía una amenaza para el pueblo iraquí. Si la guerra se planteó en su defensa, como guerra de liberación, tampoco veo por qué estaría el gobierno de los EEUU desautorizado para declararla..., o por lo menos por qué va a estar menos autorizado que el Consejo de Seguridad...
Cuarto, y en relación a la proporcionalidad entre la amenaza y la respuesta. Una guerra como la llevada a cabo por los EEUU y Gran Bretaña en Iraq, que ha producido muy pocas bajas civiles en cuanto que se desencadenó mediante, precisamente, el ataque selectivo, no masivo, no parece muy desproporcionada en relación a la causa que, al cabo, desencadenó la guerra: la invasión de Kuwait por parte de Iraq, las agresiones a Israel durante la Primera guerra del Golfo (con misiles Scud, de destrucción masiva), &c. Y es que, efectivamente, estamos hablando de la misma guerra cuando hablamos de la Primera Guerra del Golfo y de la actual «guerra de Irak», toda vez que esta segunda se desencadena al no cumplir Iraq las condiciones que se le impusieron tras su derrota en la primera.
Enlaces:
La guerra:
https://www.fgbueno.es/hem/2004f12.htm
Ideologia pacifista:
https://www.nodulo.org/ec/2004/n033p02.htm
Complicidad del pueblo español con el terrorismo:
https://www.nodulo.org/ec/2004/n025p13.htm
Los "no a la guerra":
https://www.nodulo.org/ec/2003/n012p02.htm
https://www.nodulo.org/ec/2003/n013p02.htm
Yihadismo contra España:
https://www.nodulo.org/ec/2005/n038p01.htm