Mi ropa del ejército se la di a unos colegas de pueblo, que le dan uso. Y lo que queda está en un armario de jardín en la terraza de mis padres, y yo no estoy en España.
De todas formas en esa época rendía bastante más que la media pero estaba hecho un suspiro, no creo que a día de hoy me entrarán los pantalones.
Habilidades para la lucha púgil no tengo, igual debería ponerme ahora que tengo una prole que defender. Pero si algo he aprendido en esta vida es que no es tan importante, siempre gana el que más lejos está dispuesto a llegar, y yo para eso estoy malito de la cabeza, aunque me la suda todo tanto que tampoco creo ni que me inmutara por recibir un par de hostias.
Pero lo más importante, estás tú que me voy a ir a esa tierra de yonkis y guarras a hacer el puto simio.