El Botijo

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xevicent rebuznó:
Por desgracia es logico que se tenga esa imagen, del gitano y la pandereta. Es el "Spain is diferent" del franquismo, esa es precisamente la imagen que se queria vender al ingles, para que viniese a dejarse las divisas a España.
Aunque esta imagen tambien viene de largo, en el XIX, lores ingleses viajaban a Andalucia solo para ser atracados por algun bandolero y poder contarlo en las camarillas de la aristocracia.

Y esto lo dice el fan numero uno de Curro Jimenez. :lol:
 
Una Bellísima Persona rebuznó:
Becerro de oro
El fenómeno del gallego beligerante con todo lo exterior (por supuesto sin incluir cine yanqui, cocacola, windows, etc, etc, faltaría más), resulta más irritante aun aquí en Galicia, créeme, y es debido a una mezcla entre un profundo complejo de inferioridad, causado por una brutal depresión sociocultural de siglos, rematada con la dictadura, y una ignorancia/inseguridad acerca de uno mismo, que motiva que el individuo se agarre a lo más cercano que tiene a mano y lo identifique como propio, exclusivo y enfermizamente inmutable. Hasta los mismísimos de tantas gaitas, oiga. No saben más que decir: sí, abuelo, por supuesto, abuelo, y no añaden nada a la cultura gallega. Estulto inmovilismo causado por una impresionante falta de higiene mental, no sé si me explico. Hace años viajaba bastante por Castilla y Andalucía, y siento ese territorio como mío, tengo recuerdos y sentimientos unidos a esos paisajes, aunque a mí si me sacan más de quince días de Galicia me ahogo, me falta algo.

Aunque es cierto que también molesta bastante el hecho de que se tenga la imagen de España de los toros y el flamenco por ahí fuera, o de que que se dé por hecho que España es un país mediterráneo sin más, cuando yo estoy a veinte minutos del Atlántico, vivo en una húmeda ciudad medieval y mis antepasados vinieron del norte, pero poco a poco se va conociendo esto, con el Camino de Santiago y demás tópicos. Y más que se conocerá, en ello estamos.

Hasta la coronilla del contubernio autonómico. Y sí, aquí también hay botijos :lol:

Interesante reflexión que tendré en cuenta la próxima vez que me tope con "celtas de arco atlántico" :wink:
 
Una Bellísima Persona rebuznó:
Becerro de oro
El fenómeno del gallego beligerante con todo lo exterior (por supuesto sin incluir cine yanqui, cocacola, windows, etc, etc, faltaría más), resulta más irritante aun aquí en Galicia, créeme, y es debido a una mezcla entre un profundo complejo de inferioridad, causado por una brutal depresión sociocultural de siglos, rematada con la dictadura, y una ignorancia/inseguridad acerca de uno mismo, que motiva que el individuo se agarre a lo más cercano que tiene a mano y lo identifique como propio, exclusivo y enfermizamente inmutable. Hasta los mismísimos de tantas gaitas, oiga. No saben más que decir: sí, abuelo, por supuesto, abuelo, y no añaden nada a la cultura gallega. Estulto inmovilismo causado por una impresionante falta de higiene mental, no sé si me explico. Hace años viajaba bastante por Castilla y Andalucía, y siento ese territorio como mío, tengo recuerdos y sentimientos unidos a esos paisajes, aunque a mí si me sacan más de quince días de Galicia me ahogo, me falta algo.

Aunque es cierto que también molesta bastante el hecho de que se tenga la imagen de España de los toros y el flamenco por ahí fuera, o de que que se dé por hecho que España es un país mediterráneo sin más, cuando yo estoy a veinte minutos del Atlántico, vivo en una húmeda ciudad medieval y mis antepasados vinieron del norte, pero poco a poco se va conociendo esto, con el Camino de Santiago y demás tópicos. Y más que se conocerá, en ello estamos.

Hasta la coronilla del contubernio autonómico. Y sí, aquí también hay botijos :lol:

Interesante reflexión que tendré en cuenta la próxima vez que me tope con "celtas de arco atlántico" :wink:
 
Por desgracia, el botijo se ve cada vez menos...Representa otro tiempo, en donde era casi la unica forma de beber agua fresca (que no fria) en los calurosos veranos españoles (a excepción de aquellas casas que contaban con neveros, en donde almacenaban nieve traida en carretas desde la sierra y que milagrosamente resistía todo el verano o disponían de profundas bodegas donde no llegaba el calor exterior).

El botijo, muchas veces objeto de chanza por asociarse al campesino, al gañan, al albañil es un objeto maravilloso. Se contruye con un material abundante y muy barato. Su proceso de elaboración no es demasiado complicado y lo más importante funciona sin necesidad de electricidad.(ecológico 100%)
Además el botijo apenas deja sabor en el agua, y ésta se encuentra a una temperatura ideal para su ingesta ( a esa temperatura que quita la sed, sin llegar a esos frios casi hirientes del agua de la nevera).

La modernidad lo ha convertido en un objeto de presencia prácticamente testimonial, pero es una clara muestra de uso inteligente, eficiente y sobre todo, medioambientalmente sostenible de los recursos.

Sencillo, eficicaz y barato. ¿Qué más se puede pedir?
Voy a echar un trago de agua.
 
Becerro de oro rebuznó:
Interesante reflexión que tendré en cuenta la próxima vez que me tope con "celtas de arco atlántico"
Celta atlántico a mucha honra, por eso me irritan los que confunden identidad y cultura con ribeiro y gaita, sin más. Eso es aun más conservador que Fraga, si cabe. Galicia está viva, yo soy un bárbaro que cumple las leyes, cruza por el paso de peatón y trabaja con la tecnología más avanzada, y esta tarde he flipado con una tormenta que ha caído sobre estos verdes prados, cuando he visto el relámpago más enorme, azul y poderoso que yo recuerdo partir el cielo y mi pecho en dos, llenándome de energía y maravillándome de estar vivo aquí y ahora, en este paisaje sublime. Eso para mí es galleguismo, no unos chavales bailando una muiñeira cuando en su vida han visto un muiño (molino), o unos animales hasta arriba de vino hablando un gallego que les han dictado el día anterior desde el BNG, pobres ovejas.

Rabo del diablo rebuznó:
Por desgracia, el botijo se ve cada vez menos...Representa otro tiempo, en donde era casi la unica forma de beber agua fresca (que no fria) en los calurosos veranos españoles (a excepción de aquellas casas que contaban con neveros, en donde almacenaban nieve traida en carretas desde la sierra y que milagrosamente resistía todo el verano o disponían de profundas bodegas donde no llegaba el calor exterior).

El botijo, muchas veces objeto de chanza por asociarse al campesino, al gañan, al albañil es un objeto maravilloso. Se contruye con un material abundante y muy barato. Su proceso de elaboración no es demasiado complicado y lo más importante funciona sin necesidad de electricidad.(ecológico 100%)
Además el botijo apenas deja sabor en el agua, y ésta se encuentra a una temperatura ideal para su ingesta ( a esa temperatura que quita la sed, sin llegar a esos frios casi hirientes del agua de la nevera).

La modernidad lo ha convertido en un objeto de presencia prácticamente testimonial, pero es una clara muestra de uso inteligente, eficiente y sobre todo, medioambientalmente sostenible de los recursos.

Sencillo, eficicaz y barato. ¿Qué más se puede pedir?
Voy a echar un trago de agua.
Hermoso post. Aquello de Pulvis es et in pulverem reverteris yo siempre lo he sentido con el barro, más bien. El barro es la materia primordial, símbolo de creación, es aquello que nos une a la tierra y que como tal hay que conservar y trabajar. Y que como tal me fascina.
 
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