Entiendo que lo de Cataluña excite a España, y entiendo que a falta de mejores entretenimientos los medios de comunicación y el personal en general se diviertan sobrereaccionando ante cualquier cosa que a los políticos catalanes se les ocurra decir. Esta gran expectación que se ha organizado alrededor de la última ocurrencia del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de consultar a los catalanes con o sin el permiso de España sobre la autodeterminación es una enorme payasada y ya se ve en el propio enunciado.
El tipo de consulta que la Generalitat a lo sumo puede convocar es lo más parecido a un pic-nic de fin de semana sin ningún tipo de vinculación, de interés, ni de importancia. Si Mas quisiera ir realmente en serio con lo de la independencia, se presentaría con ella en el programa electoral, tal como hacen ERC y Solidaritat per la Independència. Pero como no va en serio, y lo único que pretende es sacar todo el rédito posible, personal y partidista, de la ola independentista, lo que hace es prometer una consulta sobre la autodeterminación en una fecha todavía por establecer y sin una pregunta concreta. ¡La gallina!
¿Qué significa una consulta sobre la autodeterminación? El mero hecho de votar ya es autodeterminarse. Si Mas, que es un tipo inteligente y que estudió en Aula, quisiera pronunciar la palabra "independencia" ya la habría pronunciado, pero como no la quiere pronunciar, pronuncia toda las demás palabras, por ver si así mete miedo de un lado y del otro da esperanza; y consigue lo que quiere de unos y de otros. De los españoles, una mejor financiación para Cataluña, en la línea del concierto económico vasco. De los independentistas, sus sufragios, a ver si con ellos logra por fin su tan ansiada mayoría absoluta.
Convergencia en general y Artur Mas en particular son unos auténticos especialistas en hablar de todo sin comprometerse a nada, en aprovecharse de la buena fe de la gente y en hacer negocios con sus sentimientos. La prensa española le está haciendo el juego tomándoselo en serio, y le está regalando portadas a un mediocre con delirios de grandeza que hasta ahora no ha hecho más que engañar a los catalanes. Nos engañó negociando el Estatut, o mejor dicho: vendiéndolo; nos engañó prometiéndonos el gobierno de los mejores y reuniendo luego a una insólita colección de nulidades, y lo más probable es que ahora vuelva a engañarnos con su barato juego de palabras que a nada le compromete por muy héroe que parezca a los ojos del independentismo más ingenuo e infantil.
Una "consulta sobre la autodeterminación" no significa nada. Una "consulta sobre la autodeterminación" que encima tenga que celebrarse "prioritariamente" en la próxima legislatura, todavía significa menos. Y prometer una "consulta sobre la autodeterminación" que tenga que celebrarse "prioritariamente" en la próxima legislatura y con el morro de ni especificar cuál va a ser la pregunta que se hará a los ciudadanos es simple y llanamente una tomadura de pelo. La enésima tomadura de pelo más de Artur Mas, y la enésima tomadura de pelo de Convergencia.
La facilidad con que España ha caído en la trampa, en la provocación y en la farsa electoralista de Artur Mas, y la estupenda campaña publicitaria que le han dispensado convirtiéndolo en un pre mártir, me hace pensar que lo que los catalanes nunca conseguiríamos por culpa de nuestra cobardía y de nuestra mediocridad, pudiera ser que la estulticia ajena nos lo regalara.
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