Bueno, pues lo prometido es deuda. Ayer fui a reponer mis reservas de bazofias sanas y, de paso, me llevé unos cuantos snacks. No muchos, porque era prácticamente seguro que más de la mitad iba a acabar en la basura, pero los suficientes como para ponerlos por aquí, supongo. Así que, con el permiso del autor del jilo:
1. Alga frita en cómodos paquetes para llevar
Sí, sí, como si fueran galletas Dinosaurus, supongo que en la China es de lo más normal que uno vaya jodido de prisa, se saque del bolsillo un paquete de esta mierda y se ponga a zampárselo en el bus, en el curro o en la sala de espera del urólogo. Curioso.
Valor nutricional nulo. Pero viene con divertidas sugerencias de presentación
Pues nada, todo es abrirlo. Ya conocía la sana afición de los amarillos por el cuidado del medio ambiente, pero con esto de los esnacks estoy flipando un poco. Se les va la puta pinza.
Un paquete dentro de un paquete dentro de un paquete.
Esto es... celofán frito. Es que parece celofán frito. Y sabe a celofán frito en la grasaza que pueda quedar en el teppan-yaki de un wok cualquiera a las 23 y 59 de un viernes.
Veredicto: 0/10 a la basura que va.
2. Camarones de la isla, ahora en gominola
Nosotros comemos ositos, ellos comen camarones. No sé por qué pensaba que iban a ser dulces, tal vez porque en el ámbito culinario chinorri asocio instintivamente la textura duro/crujiente con el salado y lo blandurrio con lo dulce, o por los caramelos rachki, yo qué sé. El caso es que al apretar el sobre parecían gominolas. Y con ese dibujo, ¿qué puede salir mal?
Todo, hijos de puta, todo. Tal vez sea por lo anteriormente expuesto o porque esa pinta de bocaditos de operero de Chernobil al plutonio extra es de todo menos apetecible. El mindfuck es que de sabor están cojonudos, una cosa como pulpito con sriracha que sabe francamente bien, pero la disonancia textura-sabor es demasiada. Esto tendría que crujir.
Veredicto: 5/10 No es que esté mal... Pero no, no.
3. Sweet batata madafaka
Creo que Filemón ha tenido el placer de degustar algo parecido. Esto es batata pero en formato caramelo pringoso, rollo dátil navideño pero más infecto si cabe. Había probado el boniato en sobres, que está bien rico (de verdad). Esto no.
De nuevo nuestros amigos de Oriente nos hacen romper LOL sabe cuántas capas de plástico. Terrorismo ecológico fino.
Y esto es... Soso. Sólo sabe a sacarina solidificada. Es como comerse una patata del burrikín untada en almíbar de ese rancio con el que embadurnan los cruasanes en las panaderías cutres. No vale como caramelo, porque no es dulce, pero tampoco como snack, porque no sabe a nada. Como mucho a algún diabético como anti-chungo de emergencia, porque viene en prácticas bolsitas.
Veredicto: 4/10 Se deja comer, pero no quieres hacerlo.
4. Caramelos de jengibre sabor mango
Los caramelos de jengibre son un clásico, pero estos con mango son nuevos, así que me he llevado unos.
Tienen el punto picante del jengibre pero con el dulzor artificial del mango. A mí me gusta. Lo que no sé cuándo es el momento de comer esto, porque montas un show con la textura. Es como un palote de toda la vida pero mucho más viscoso; se pega a la vida. Habría que valorar la posibilidad de ponerlos en la recepción de una residencia de ancianos, por hacer un poco el mal o algo.
Veredicto: 8/10 Está bueno, pero el dolor de esternocleidomastoideo le resta puntos.
Otro día más