paquirring
A mí la Guardia Civil
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- 7 Feb 2007
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ATENCIÓN: hilo sin fotos y sin posibilidad de paja. Si continúas leyendo, es bajo tu responsabilidad.
Dinero y sexo. Si pensamos en lo que hacemos a lo largo de nuestra existencia, todo acaba por reducirse a la búsqueda de la satisfacción de ambas cosas, o de las cosas que estas nos proporcionan. Si nos levantamos a las 7 de la mañana para ir a trabajar, es por dinero. Si pagamos 20€ por entrar en un local abarrotado, incómodo e irrespirable un sábado por la noche, es buscando sexo. Si le aguantamos a un enano con bigote, analfabeto e incapaz, pero con un cargo superior al tuyo, lo que no le aguantaríamos a nadie, es por dinero. Si somos capaces de vender nuestra dignidad y nuestra compostura por la que tiene las tetas más grandes y no por su escudera orco, es por sexo.
Las dos zanahorias que hay en el palo que vamos persiguiendo. El burro nunca es capaz de coger su zanahoria, y gracias a ello logra recorrer enormes distancias, esforzándose hasta la extenuación en pos de un objetivo irrealizable. ¿Pero qué pasaría si el burro se comiera la zanahoria? Es más, ¿y si el burro hiciera acopio de cientos de zanahorias y estuviera tan saciado como para no volver a dar un solo paso?
¿Es posible que en nosotros pase algo parecido? Cuando tenemos dinero, sexo, estabilidad en nuestra vida... ¿no estamos atiborrando a nuestra burra? ¿Y eso no es malo? Está claro que la satisfacción completa no nos puede traer, paradójicamente, más que infelicidad. Que la burra se hinche y no quiera tirar hacia adelante.
No sé qué situación es más frustrante, si perseguir tontamente una zanahoria inalcanzable o no tener zanahoria que perseguir, por tenerla ya en tu poder.
Esto no es más que un desahogo mental, terapéutico. Ya vendrán tiempos de hilos de pollas en mesa de cristal.
Dinero y sexo. Si pensamos en lo que hacemos a lo largo de nuestra existencia, todo acaba por reducirse a la búsqueda de la satisfacción de ambas cosas, o de las cosas que estas nos proporcionan. Si nos levantamos a las 7 de la mañana para ir a trabajar, es por dinero. Si pagamos 20€ por entrar en un local abarrotado, incómodo e irrespirable un sábado por la noche, es buscando sexo. Si le aguantamos a un enano con bigote, analfabeto e incapaz, pero con un cargo superior al tuyo, lo que no le aguantaríamos a nadie, es por dinero. Si somos capaces de vender nuestra dignidad y nuestra compostura por la que tiene las tetas más grandes y no por su escudera orco, es por sexo.
Las dos zanahorias que hay en el palo que vamos persiguiendo. El burro nunca es capaz de coger su zanahoria, y gracias a ello logra recorrer enormes distancias, esforzándose hasta la extenuación en pos de un objetivo irrealizable. ¿Pero qué pasaría si el burro se comiera la zanahoria? Es más, ¿y si el burro hiciera acopio de cientos de zanahorias y estuviera tan saciado como para no volver a dar un solo paso?
¿Es posible que en nosotros pase algo parecido? Cuando tenemos dinero, sexo, estabilidad en nuestra vida... ¿no estamos atiborrando a nuestra burra? ¿Y eso no es malo? Está claro que la satisfacción completa no nos puede traer, paradójicamente, más que infelicidad. Que la burra se hinche y no quiera tirar hacia adelante.
No sé qué situación es más frustrante, si perseguir tontamente una zanahoria inalcanzable o no tener zanahoria que perseguir, por tenerla ya en tu poder.
Esto no es más que un desahogo mental, terapéutico. Ya vendrán tiempos de hilos de pollas en mesa de cristal.