Yo tengo varios pintarrajos, como les llama el señor Gintonic, todos ellos cutres de cojones, descoloridos y roídos por el tiempo. El primero me lo hice en 1989, cuando tenía 15 años, los otros tres que tengo vinieron en los años sucesivos hasta el 97. No me los pienso retocar y mucho menos borrar, para mí son mis colegas feos que vienen conmigo a todas partes, marcas de guerra de una era de caos absoluto; les tengo cariño. Ahí se van a quedar hasta el día que la palme, además, hasta alguna golfa me ha llegado a decir que le ponen cachonda, que son auténticos y blao, que está harta de ver tatuajes fashions, y eso me ha dado la oportunidad de hacer alguna guarrada de las que no permite hacer a otro tío, como ponerla a cuatro patas y mearle en el culo, que fue lo que pasó aquel día exactamente.