Es una curiosidad progre y pobre, defender la inmigración salvaje al país propio, junto con el deterioro del mercado laboral que conlleva. Salir por pies, y seguir defendiendo la inmigración que le ha obligado a ello. Puede explicármelo si quiere.
El progre rico también defiende la inmigración salvaje, pero él se esconde en su gueto de ricos con alarmas y seguridad privada.
Abascal, tonto él, sabe que más de un Pepe Pérez con veinte años cotizados, ha ido a los Servicios Sociales a ver cómo le ponían todas las trampas posibles para, al final, decirle que la vida es muy dura. Pepe Pérez, además, ha visto cómo desfilaban moras con tres pollos, a las que les tenían preparados todos los papeles.
No entro en la parte colegios y comedores escolares, eso lo dejo a su imaginación.