Una espinita clavada… un qué pudo ser, un cruce de caminos, Pepsi en vez de Coca Cola y una vida en vez de otra. Claro que tengo, como casi todos!
En mi caso tenía una amiga, que se llamaba Amaya. Maya la llamábamos, como a la abeja. Ella era compañera de universidad de uno de mis mejores amigos, estuvo algo colgada de él pero nunca llegó a nada. Cuando terminamos la carrera salíamos juntos prácticamente todos los fines de semana. Era bajita (me llegaba al mentón) y morena, con ese pelo medio rizado que invita a hundir la cara en su cuello y oler profundamente. Con una sonrisa que parecía que no había nada más en el mundo que ella. Delicada de figura pero con rotundísimos argumentos. Como la cabeza de un enano, que se diría por aquí. Una voz suave y un dejarse querer muy propio.
Durante varios años nos estuvimos rondando como el ratón y el gato. Yo tenía pareja, ella iba teniendo una u otra, pero siempre tuvimos esa química, esa manera de mirar, de tocar, de hablar.
El último verano se sucedieron los encuentros. Las terrazas. Los besos de despedida que duran un segundo más de lo necesario y los abrazos espontáneos que en nada se parecen a los que darías a un amigo. Las caras de decepción cuando se da cuenta de que he ido con mi novia de aquél entonces.
Una noche salíamos cada uno por nuestro lado y nos terminamos encontrando en Fortuni. Era verano y la terraza estaba abarrotada. Ella había ido con sus amigas y yo me había pasado con otro colega que pronto desapareció. Nos saludamos, pedimos una copa y empezamos a hablar. De repente no había amigas, nos habían dejado solos, en un rincón de la terraza, con mis brazos alrededor de su cintura y sus manos en mi pecho, mientras me contaba que habían estado hablando antes que por qué los mejores chicos estaban con novia… que si yo era la pareja perfecta, y mil tonterías más que yo ya ni oía. Sus ojos, normalmente marrón muy claro, se habían vuelto de un color esmeralda. Lo juro. Un color verde que veía tan de cerca como el conejito con la serpiente, moviendo la cabeza al lento ritmo hipnotizante que marca el depredador antes de comerte vivo.
¿Qué pasó? Nada.
Nada de nada.
Tras años de idealizarla lo único que pude pensar fue que no se merecía un rollo de una noche con alguien que ponía los cuernos a su pareja. Que ella era demasiado buena para ello.
Fui un auténtico idiota y aún hoy en día me arrepiento de ello. Quién sabe dónde estaría hoy en día si la hubiese bajado del altar donde la tenía a base de pollazos. Por lo menos hoy no tendría esa espinita. Mi amigo, aquél que era compañero suyo y terminó siendo su mejor amigüito, insistía al día siguiente que nos habíamos liado porque ‘los dos contábamos la misma historia y no se la creía ni de coña’. Mandadme alguna señal, o dadme mil collejas, por favor.
Meses más tarde, en mi casa con más amigos, nos comunicó que se casaba con otro chaval, un burdo bilbaíno menor que ella, que la despreció en una ocasión anterior y volvió al redil cuando la jugada le salió mal. Un simplón de txoco, borracheras y dar puntos a las tías según lo bien que la chupaban, compartiendo con los colegas la experiencia. En otras circunstancias una persona normal y corriente; en estas un subnormal que revolviendo entre su propia mierda había encontrado algo precioso. Y no se daba cuenta.
Salimos varias veces tras aquello, nunca con mi novia, nunca con su prometido. Para terminar de dar la puntilla a Vaserqueno, la última noche terminamos medio pedos en un bar muy oscuro. Volvíamos a estar muy cerca. Demasiado para las circunstancias. Ella me contaba que lo pasaba mal presentando a su bovino prometido a sus amigos y familia, que ‘no es como tú, Vaserqueno, que contigo iría al fin del mundo’. Mátame y baila sobre mi cadáver, por favor…
No nos volvimos a ver hasta su boda, donde al menos tuve la decencia de cogerme una borrachera épica.
Tras aquella la he visto un par de veces más, y a pesar de que ha tenido gemelos (la broma es para ti, estúpido provinciano, ¿no querías caldo?) a día de hoy me sacaría la espina muy gustoso.
Y esta es mi triste historia, que ya había contado antes en el foro. La hubiera buscado, pero PabloPL aún debe estar sacándose las garrapatas del ano en vez de trabajar.