Y para maestras, las Grecas.
Te estoy amando locamente
Pero no sé cómo te lo vi a decir.
Quisiera que me comprendieras
Y sin darte cuenta te alejas de mí.
Prefiero no pensar,
Prefiero no sufrir,
Lo que quiero es que me beses,
Recuerda que deseo que no estés muy cerca,
Pero sin darte cuenta te alejas de mí.
Lo que quiero es que me dejes,
Recuerda que deseo que no estés muy cerca,
Pero sin darte cuenta te alejas de mí.
Si me aconvenzo,
Si me aconvenzo,
Dame tu ausensi
Que sabe a besos
Ay nonaino, naino. Ay nonaino, naino,
Ay nonaino, naino, na.
Ay nonaino, naino. Ay nonaino, naino,
Ay nonaino, naino, na.
Ay nonaino, naino. Ay nonaino, naino,
Ay nonaino, naino, na.
Sin embargo Las Grecas no lograron prolongar su buena estrella. En adelante, la historia de Las Grecas deriva en un relato muy desgraciado, en especial por lo que respecta a Tina, la hermana mayor, se la diagnosticó en 1983 una enfermedad mental, esquizofrenia paranoide, llegó incluso a dar una puñalada a su hermana Carmela, que emigró a México y no volvería hasta 1990. Tina pasó por la cárcel y por diferentes centros psiquiátricos, malvivió en las calles de Madrid hasta el extremo que llegó a dedicarse a la mendicidad. «No podíamos hacer carrera de ella. Sus últimos años fueron un continuo deambular por centros de acogida, no quería nuestra ayuda, vivía de la caridad, durmiendo muchas noches en la calle», declaró su hermana. Finalmente, el 30 de enero de 1995, Tina falleció a los 38 años.