El fallo, en todo caso, fue confiar en Franco, que solo prometía y retrasaba la entrada de España en la guerra y por lo tanto, el paso de las tropas de Hitler hacia el estrecho, o en su defecto la propia acometida de la toma del peñón.
En un momento dado, Hitler estuvo dispuesto a derrocar a Franco, parece que pretendía colocar en su lugar a Agustín Muñoz Grandes.
"No cabe duda, nunca hemos tenido suerte con las razas latinas. Mientras yo estaba ocupado, primero en Montoire, llevando a cabo una inutil política de colaboración con Francia, y despues en Hendaya, donde tuve que acceder a recibir honores de oropel rendidos por un falso amigo, un tercer latino -ahora un verdadero amigo- se aprovechó de mis preocupaciones para iniciar su desastrosa campaña contra Grecia."
"Conmigo, Franco ni siquiera hubiera llegado a ser funcionario de tercera del partido".
Adolf Hitler.