Según la Audiencia, lo que sí quedó probado fue que la denunciante, junto a otros compañeros de trabajo, recaló en una discoteca de la capital granadina tras la celebración de una cena de empresa de Navidad, en diciembre de 2013. Ya avanzada la madrugada, la mujer entabló conversación con los procesados, uno de los cuales era militar de profesión.
Poco después, mantuvo relaciones sexuales con uno de ellos en el exterior de la sala de fiestas. Se da la circunstancia de que, antes de que eso sucediera, un conocido de la supuesta víctima, que también estaba en el local, grabó a la denunciante abrazada y «besándose» con el citado acusado. Luego, el testigo telefoneó a la hermana del marido de la presunta perjudicada para comunicarle lo que había visto, detalla la sentencia.
Posteriormente, y siempre según el tribunal provincial, tuvo una relación sexual con el segundo encausado. Fue en el interior del coche de ella. En ese mismo automóvil, la pareja viajó hasta Motril. Condujo el procesado mientras la mujer permaneció en el asiento trasero. Una vez en la localidad costera, se produjo otro encuentro sexual entre ambos en un piso.
«Ya de día», la mujer abandonó sola la vivienda y regresó a su casa, ubicada en el Área Metropolitana de la capital, al volante de su automóvil, un detalle que los magistrados de la Audiencia consideran «sorprendente», ya que lo normal es que se hubiera encaminado a un centro sanitario o a una comisaría de Policía
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