Es que me das la razón para que me calle, así que no lo admito.
Por supuesto que el mundo cambia, es lo suyo, es la naturaleza del mundo estar en perpetuo cambio y esos cambios van a coger a contrapié a más de uno. Por supuesto que el mundo de hoy no es como el mundo de hace treinta años, y por supuesto que dentro de treinta años los chavales de hoy dirán lo mismo del mundo del mañana. Ahora bien, lo mismo que hay cosas que cambian y la gente ni se viste como hace treinta años ni como hace cien ni como hace doscientos, hay cosas que permanecen, y hay jóvenes que intentan vivir la vida como si el sol saliera por Antequera y no por donde sale. Y una y otra vez se estampan contra la realidad, una y otra vez esas ideas no son compatibles con esta, pero la siguiente generación las vuelve a intentar poner en marcha, y volverá a fracasar. Pero tú defiendes que sí, que están guay esas ideas y que son ciertas y verdaderas aunque hayan sido mil y una veces refutadas por la realidad.
Y a mí no me metas, ya te lo he dicho muchas veces, en una amalgama de cuñaos liberales ni en ningún otro grupo creado por ti a tal efecto. Cuando yo te hable te diriges a mí como uno, como individuo, no como un integrante de no sé bien qué masa a la que desde luego no pertenezco. Te estoy hablando yo, no "vosotros"; te expongo mi postura, no "vuestra postura". Yo no voy hablándote a ti como si tú fueras un integrante cualquiera y perfectamente intercambiable de un grupo de desnortaos y lo mismo me diera hablar contigo que con cualquier otro porque sois todos iguales. No lo hagas tú conmigo a ver si me voy a cagar en tu puta madre.
Sí, la mayoría de las mujeres de tu edad y más se han currado muchísimo su estabilidad emocional. Por eso no están por los Tinderes de la vida rebotando de cama en cama y saliendo de todas ellas bufando; por eso, como la falsa moneda, ninguno se las queda; por eso, porque entienden perfectamente sus mecanismos emocionales, no tienen en su mayoría los tranquilizantes y los antidepresivos como parte integral de su dieta diaria, a un gato o dos por animal de compañía, la práctica pseudociencia o dos como máximo hito intelectual y una carreta de traumas, complejos y miserias como ningún otro grupo humano de la historia ha acarreado.
Aquí ya te has pasado. Aquí ya se te ha ido la puta pinza. Presentar a las tías de circa cuarenta años de hoy día como seres equilibrados ya ha sido demasiada tontería.