Hoy estaba volviendo a casa y junto a la puerta de un bloque, en medio de la acera, había un niño negro de unos dos años meando. Meando de pie en medio de la acera. Frente a mi persona, con su micropene negro hacia mi también.
La verdad es que me ha sorprendido mucho. A la misma distancia por detrás del niño, o sea viniendo hacia mi, venía una señora que se ha parado detrás del negro meón con cara de indignación, como si fuese a decir algo que no le salía. Yo he seguido andando, he esquivado al negro al mismo tiempo que intercambiaba una mirada de acuerdo con la señora, y luego he girado el cuello hacia el interior del portal para ver a una pareja de negros sujetando la puerta a la espera del puto crío, y ya de paso les he lanzado la mirada más afilada que soy capaz de proyectar, porque las ganas de pasar de largo eran mayores que la indignación y no me ha salido aunque sea un gesto o un "PERO HOMBRE, POR FAVOR EH". La señora ha hecho lo propio.
El incivismo de algunas personas en pleno 2018 me deja a veces sin capacidad de reacción. Me parece irreal que unos padres ante su hijo que se mea vivo al entrar a casa lo manden a mear, no entre dos coches a 2 metros de la puerta, no al árbol a 1,80 cm. de la puerta, no. Al puto medio de la acera, a 1 metro del portal en donde ellos mismos viven y por donde pasa (y pisa) todo el mundo.
No sé, algo así solo lo he visto en perros patada, y raramente. Me imagino a esos negros dejando que su hijo mee en cualquier lugar del polvoriento poblado de chabolas senegalés del que vendrán y no me parece fuera de lugar. En una ciudad del primer mundo si.