Estoy intentando pensar en un sólo forero a quien no se le haya avinagrado el carácter radicalmente en estos años de foro.
@2022 entró ya siendo un amargado, un ser derrotado por la vida, pero en estos años nos ha enseñado que dentro de la amargura existe toda una escala cromática de la apatía y ahora se encuentra en un punto mucho más bajo.
@pai-mei ya era por aquel entonces un pirado amigable, pero nada que ver con la oscuridad que se percibe ahora, con esa manía obsesivo compulsiva que ha desarrollado estos años.
@Benito era el mismo brasas sin gracia, pero había cierta limpieza y candidez en su conducta, no es el cuarentón que da cringe al que le tienes que reír alguna broma mientras te alejas educadamente porque sabes que es una bomba de relojería emocional y no quieres que te explote en la cara.
@ilovegintonic era un joven divertido, siempre con ganas de hacer aportes constructivos y que trataba a su interlocutor con el respeto y la curiosidad de quien quiere sacar algo de provecho de sus interacciones humanas.
@Max_Demian, bueno, qué decir de ese Max: ya eras depresivo por entonces, pero quién pillara ahora esa depresión ¿eh?
El foro de ahora comparado con aquel es el de un polvo de resaca después de un pico de glucosa tras la hamburguesa. Estás ahí en la hora de la siesta, quieres echar el grumo pero no hay ganas ni capacidad de esfuerzo, sólo piensas en correrte y quedarte dormido, rendido ante tu propia inutilidad.
Siempre pienso que los más felices fueron los que dejaron de postear,
@Tankian ,
@Clark Gable,
@saca-al-tarado
El denominador común en este avinagramiento generalizado de la época capricorniana que acabamos de dejar es el abondono total de la ingenuidad y la sustitución por un realismo oscuro y deprimente. Este realismo no sería la realidad objetiva y objetivable tal como el forero la quiere percibir (pues tal cosa no existe), sino la apatía consensuada con el resto de sus semejantes, el tirar la toalla, tragarse determinados cuentos y paradigmas que otros diseñaron para tu bajón. Lo que llamamos realidad es un hechizo oscuro que busca destruirte. La ingenuidad, en cambio, es aliada del sabio, motor del conocimiento y energía secreta para la consecución de la vida. La ingenuidad es imprescindible para aprender cualquier cosa, porque un exceso de variables y datos empíricos atiborrarían el discernimiento; es necesario el relato adecuado y la actitud adecuadas modulados desde ese no saber consciente, de saber lo que sólo quieres saber.