Ni un triste perrete te has cobrado?
Con lo fácil que es llevártelos de caza a cobrar piezas y con el barullo, la tontería y el qué sé yo, PUM!!!!!! Un buen perdigonazo en toda la cara: en la nariz y en los dientes, que es donde los perretes se descojonan más cuando reciben heridas punzocortantes, o de altos calibres de armas de fuego.
Es un juego privado entre el perro y el cazador, y este último evita las furibundas críticas de sus compañeros de caza, que si bien son cazadores como él, muchos pecan de esta moda absurda del animalismo, jejeejej.
Finges que es un accidente, que le desfiguras la cara a tu compañero canino por error, y luego en casa os reís los dos, ejejejejejeejjejeje.
Él sin dientes, eso sí, a modo de homenaje de tu anterior predicamento, amigo Laeas.