Martillo de herejes
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- 13 Mar 2018
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Me gustaría que hoy mucha gente descanse tanto que deje el temita guardado por lo menos otros 44 años, aunque me temo que va para largo porque en la lista de desagravios de los rojos hay mucho asunto. Queda mucho Valle por desmantelar y mucha dictadura que cambiar y reescribir, así que paciencia.
A mí estas cosas me dan un poco igual, como a mucha gente de esta casa. Me he criado, he emigrado y he vuelto a España con Franco muerto y enterrado en el Valle, y ni me ofendía ni me importaba, pero entiendo a que a mucha gente le cause un resquemor tan grande que no pueda dormir por las noches. Lo mismo que entiendo que para los Franco trasladar así a su generalísimo abuelo sea una deshonra. Ahora bien, cuando pienso en esa gente, me pregunto quiénes son. Y vamos a lo obvio: debería ser gente que vivió y padeció el régimen, que supo lo que es y aún vive con esa pena de los familiares enterrados ni se sabe dónde (iba a poner "Dios sabe dónde", pero lo mismo se le saltan las lágrimas a los rojillos de por aquí). Pero es que esa gente ya está muerta, joder, como el mismo Franco. Siendo generoso con las cuentas, alguien que tuviera la mayoría de edad en los años 60 (década prodigiosa de conflictos y libertades), tiene hoy la friolera de 77 años como mínimo. Pedro Sánchez nació en 1972 y Carmen Calvo en 1957. Pablo Iglesias en 1978. Errejón todavía no tiene permiso de su padre para coger el coche. Quicir que toda esta peña tiene un odio enquistado ajeno, y es lo que no me cabe en la mollera. Vale lo de mamar ciertas ideas en casa, cosa que no siempre sucede, porque al pobre de Rosendo le salió un hijo rapero y le iba a dar algo al hombre. Pero lo de heredar la revancha y el victimismo, no lo alcanzo a entender. Ya ha habido tiempo de superarlo, no?
Así que cuando me digo que estas cosas bien valen para que pasemos página, caigo tarde en la cuenta de que la página ya debería estar pasada en la generación de Pedrito Sánchez, que nació en las puertas de una democracia sana y joven. No sé cuánto tiempo más tiene que pasar para que la gente vea la guerra civil como algo tan lejano como la pérdida de las Filipinas.
Olvídate. La transición ha sido rota por la izquierda. Ahora ya no hay paz ni puede haberla. Nos encaminamos a una nueva guerra civil. Y esta vez, cuando ganemos no volveremos a cometer el mismo error. Hoy muchos ya hemos tomado nota.