Furgolista mete badajo sin permiso, hay pruebas, no lo salva ni el VAR

He tenido alguna mas, delito economico. Alli hay gente de todo, gente normal y gente de cualquier calaña.
¿Por qué no abres un hilo contando los delitos que has cometido y tu paso por la cárcel? Así podríamos preguntarte cosas y tú contarnos cosas sin desviar el tema de este. Es gratis. Gratis total. No te aumentan la pena ni te mandan a prisión si lo haces. De hecho hasta se agradecería.
 
Robar un estanco con un cuchillo = delitos económicos.

Me sigue chirriando que intención tiene ir a una mesa VIP de unos desconocidos.
 
He tenido alguna mas, delito economico.
Seguro que has aprendido la lección, para que no te pillen la próxima vez digo, no para no volver a intentarlo. Podrías abrir el hilo del defraudador clásico para darnos tus tips y y que te demos like y a compartir.
 
La trampa de los Mossos a Dani Alves

La noche del lunes 2 de enero en las oficinas de la Unitat Central d'Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos d' Esquadra en el barrio de Les Corts de Barcelona varios agentes, la mayoría mujeres de más que reconocida trayectoria policial, empezaron a tejer un plan para tratar de meter entre rejas a un todavía icono planetario del fútbol.

Los uniformados catalanes sabían que se jugaban su reputación y, si todo salía mal, incluso una degradación o cambio de destino. Jugaban con fuego. Pero nadie de los presentes se echó atrás. Solo minutos antes habían escuchado el relato "consistente, pormenorizado y sin fisuras" de una chica que aseguraba que había sido violada y golpeada por Dani Alves en un baño de una discoteca de la ciudad condal la noche del 30 de diciembre a apenas un kilómetro y medio Diagonal arriba de esa comisaría.

En la primera semana del año el convencimiento de que la chica no mentía se fue afianzando. Las cámaras de la sala Sutton confirmaban cada uno de los extremos de la declaración de la víctima. Y, lo más importante, todos los testigos que pasaron esos días por la comisaría ratificaron al 100% su versión. La presunta víctima, además de entregar el vestido de aquel día para la extracción de pruebas, había sido capaz de describir de manera prolija los tatuajes que su agresor lucía en la ingle.

Su prima y su amiga, las dos chicas que le acompañaban aquella noche, insistieron en la actitud de agresividad sexual del jugador desde el primer instante, hasta el punto de que la amiga denunció que Alves le intentó en varias ocasiones tocar en la entrepierna. El camarero confirmó ante la policía la insistencia del futbolista por invitar a las chicas... el portero del Sutton, el encargado de la sala, el dueño de la discoteca...ni una contradicción.

En la semana de Reyes, todavía en plenas vacaciones y con buena parte de la jefatura del cuerpo fuera de servicio, había que tomar una decisión. La comisaría del 319 de Travessera de les Corts bullía. Tras algunos contactos informales con la Fiscalía, dos de los mandos de la unidad de élite de Mossos anti-violaciones decidieron que la (des) información tenía que empezar a fluir de inmediato para que la 'trampa' tuviera efecto. El 'pájaro' ya había volado (tuvieron constancia de que el martes 3 el 'objetivo' ya había regresado a México) y ahora se trataba de que volviera a la jaula "por las buenas", porque "por las malas" iba a ser "totalmente imposible", según explican fuentes muy cercanas al operativo.

Los datos que iban a filtrarse (nada de comunicados con membrete) solo iban a ser los que a la UCAS le interesaba: sí, era cierto, había una denuncia contra Dani Alves por unos supuestos tocamientos por debajo de la falda a una chica, pero nada más. La consigna era dar entender que era «más de lo mismo» y que los Mossos prácticamente despreciaban la declaración de esa chica de 23 años que aseguraba que el 'astro' había abusado de ella.

Los bulos jugaron a favor de la arriesgadísima apuesta de los Mossos. Al poco de conocerse la denuncia (y sin que mediara intervención de la policía) en varias redes y supuestos portales de información comenzó a difundirse la patraña de que las cámaras de seguridad confirmaban que Alves y la chica apenas habían coincidido en el baño de la discoteca 47 segundos, un margen temporal que minimizaba todavía más la denuncia. No había hecho falta ni siquiera la intervención policial. Las noticias fakes habían hecho todo el trabajo. En ese ambiente, el 5 de enero el propio Alves, en un vídeo remitido a Antena 3 lo desmentía todo: ni había coincidido con la mujer ni la conocía. Nada de Nada.

Con este olor a caso cerrado que los mossos de la UCAS anhelaban, ahora sí, vieron una «oportunidad remota» de engrilletar a Alves. Pero el brasileño tenía que volver a España.

El tema subió muy arriba y el lunes 9 de enero, todavía sin haber digerido los polvorones, en el cuartel general de la policía catalana «se toparon con el marrón». En el Complex Central dels Mossos d'Esquadra en Sabadell, desde el principio vieron
claro que la vía de la extradición o la entrega nunca iba a prosperar. Si Alves seguía en México, donde hasta la pasada semana residía al ser jugador de Los Pumas del DF, la extradición iba a ser muy penosa conforme al obsoleto tratado de 1978, aunque no imposible. Pero mucho peor iba a ser si el jugador se marchaba a su Brasil natal. Una vez allí, el artículo 5 de la Constitución Federal blinda a cualquier nacional, no naturalizado, a no ser entregado a un tercer país, aunque se hayan cerrado acuerdos de extradición como es el caso de España y Brasil, que así lo hicieron en 1988.

La conclusión lógica de la UCAS es que solo regresando voluntariamente tendrían una oportunidad de detenerle. Y una desgracia jugó a favor de los investigadores. El 13 de enero la madre de su mujer, la tinerfeña Joana Sanz, María del Carmen Sanz, falleció.

El futbolista anunció su intención de volver a España para las honras fúnebres de su suegra. Y ahí intervinieron los agentes de las UCAS. Los Mossos se pusieron en contacto con la que hasta ahora era la representante legal única del deportista en España, la letrada Miraida Puente Wilson, que se presenta como «especialista en extranjería, tramites de visados, altos directivos, inversores, y estudiantes», pero que es una auténtica desconocida en el ámbito Penal.

La oferta de los Mossos era poco más que una suerte de reunión aclaratoria aprovechando la vuelta de Alves para el funeral. Solo se trataba de explicarse por la denuncia por «supuestos tocamientos». Una reunión informal -dieron a entender- para dar «carpetazo» al caso.

Al principio Puente se mostró reacia. También Alves. Pero ambos -según fuentes de la investigación- acabaron por aceptar el encuentro cuando los Mossos insistieron en que si el jugador no se presentaba a la cita poco menos que iba a abocar al Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona a dictar una orden internacional de busca y captura, con el consiguiente escándalo mundial y, además, poniendo todo tipo de trabas a los movimientos internacionales del jugador.

Al final, Alves viajó para asistir a las exequias de su suegra y concedió entrevistarse con los Mossos, que desde que puso un pie en Barcelona le siguieron discretamente el rastro. Pero no hubo charla. El pasado viernes por la mañana en cuanto los agentes visualmente confirmaron que quien acompañaba a la abogada a la cita era el deportista le engrilletaron, le leyeron sus derechos y le llevaron a los calabozos judiciales, sin siquiera interrogarle antes, una vez que él se declaró inocente. Querían que directamente la Fiscalía y la juez Anna Marín vieran por si mismas las incongruencias del relato del jugador.

Sin preparación previa

Y eso también les salió bien a los Mossos. Alves en sede judicial dio hasta tres versiones diferentes de lo ocurrido: desde no conocer a la chica de nada, pasando por una breve coincidencia temporal en el baño, para acabar con la del sexo consentido. Evidentemente, no se había preparado con su letrada lo más mínimo una declaración. Ni en su cabeza ni en la de su abogada jamás pasó la idea de acabar acusado ni, mucho menos, detenido.
 
Pinta mal para el favelero de ciudad de dios.
Parece ser que cuando encendieron las luces violetas para buscar restos biologicos,el puto macaco había dejado todo lleno de pinturas rupestres de semen.
 
Y aún así, ella fue a los baños con él.
La trampa de los Mossos a Dani Alves

La noche del lunes 2 de enero en las oficinas de la Unitat Central d'Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos d' Esquadra en el barrio de Les Corts de Barcelona varios agentes, la mayoría mujeres de más que reconocida trayectoria policial, empezaron a tejer un plan para tratar de meter entre rejas a un todavía icono planetario del fútbol.

Los uniformados catalanes sabían que se jugaban su reputación y, si todo salía mal, incluso una degradación o cambio de destino. Jugaban con fuego. Pero nadie de los presentes se echó atrás. Solo minutos antes habían escuchado el relato "consistente, pormenorizado y sin fisuras" de una chica que aseguraba que había sido violada y golpeada por Dani Alves en un baño de una discoteca de la ciudad condal la noche del 30 de diciembre a apenas un kilómetro y medio Diagonal arriba de esa comisaría.

En la primera semana del año el convencimiento de que la chica no mentía se fue afianzando. Las cámaras de la sala Sutton confirmaban cada uno de los extremos de la declaración de la víctima. Y, lo más importante, todos los testigos que pasaron esos días por la comisaría ratificaron al 100% su versión. La presunta víctima, además de entregar el vestido de aquel día para la extracción de pruebas, había sido capaz de describir de manera prolija los tatuajes que su agresor lucía en la ingle.

Su prima y su amiga, las dos chicas que le acompañaban aquella noche, insistieron en la actitud de agresividad sexual del jugador desde el primer instante, hasta el punto de que la amiga denunció que Alves le intentó en varias ocasiones tocar en la entrepierna. El camarero confirmó ante la policía la insistencia del futbolista por invitar a las chicas... el portero del Sutton, el encargado de la sala, el dueño de la discoteca...ni una contradicción.

En la semana de Reyes, todavía en plenas vacaciones y con buena parte de la jefatura del cuerpo fuera de servicio, había que tomar una decisión. La comisaría del 319 de Travessera de les Corts bullía. Tras algunos contactos informales con la Fiscalía, dos de los mandos de la unidad de élite de Mossos anti-violaciones decidieron que la (des) información tenía que empezar a fluir de inmediato para que la 'trampa' tuviera efecto. El 'pájaro' ya había volado (tuvieron constancia de que el martes 3 el 'objetivo' ya había regresado a México) y ahora se trataba de que volviera a la jaula "por las buenas", porque "por las malas" iba a ser "totalmente imposible", según explican fuentes muy cercanas al operativo.

Los datos que iban a filtrarse (nada de comunicados con membrete) solo iban a ser los que a la UCAS le interesaba: sí, era cierto, había una denuncia contra Dani Alves por unos supuestos tocamientos por debajo de la falda a una chica, pero nada más. La consigna era dar entender que era «más de lo mismo» y que los Mossos prácticamente despreciaban la declaración de esa chica de 23 años que aseguraba que el 'astro' había abusado de ella.

Los bulos jugaron a favor de la arriesgadísima apuesta de los Mossos. Al poco de conocerse la denuncia (y sin que mediara intervención de la policía) en varias redes y supuestos portales de información comenzó a difundirse la patraña de que las cámaras de seguridad confirmaban que Alves y la chica apenas habían coincidido en el baño de la discoteca 47 segundos, un margen temporal que minimizaba todavía más la denuncia. No había hecho falta ni siquiera la intervención policial. Las noticias fakes habían hecho todo el trabajo. En ese ambiente, el 5 de enero el propio Alves, en un vídeo remitido a Antena 3 lo desmentía todo: ni había coincidido con la mujer ni la conocía. Nada de Nada.

Con este olor a caso cerrado que los mossos de la UCAS anhelaban, ahora sí, vieron una «oportunidad remota» de engrilletar a Alves. Pero el brasileño tenía que volver a España.

El tema subió muy arriba y el lunes 9 de enero, todavía sin haber digerido los polvorones, en el cuartel general de la policía catalana «se toparon con el marrón». En el Complex Central dels Mossos d'Esquadra en Sabadell, desde el principio vieron
claro que la vía de la extradición o la entrega nunca iba a prosperar. Si Alves seguía en México, donde hasta la pasada semana residía al ser jugador de Los Pumas del DF, la extradición iba a ser muy penosa conforme al obsoleto tratado de 1978, aunque no imposible. Pero mucho peor iba a ser si el jugador se marchaba a su Brasil natal. Una vez allí, el artículo 5 de la Constitución Federal blinda a cualquier nacional, no naturalizado, a no ser entregado a un tercer país, aunque se hayan cerrado acuerdos de extradición como es el caso de España y Brasil, que así lo hicieron en 1988.

La conclusión lógica de la UCAS es que solo regresando voluntariamente tendrían una oportunidad de detenerle. Y una desgracia jugó a favor de los investigadores. El 13 de enero la madre de su mujer, la tinerfeña Joana Sanz, María del Carmen Sanz, falleció.

El futbolista anunció su intención de volver a España para las honras fúnebres de su suegra. Y ahí intervinieron los agentes de las UCAS. Los Mossos se pusieron en contacto con la que hasta ahora era la representante legal única del deportista en España, la letrada Miraida Puente Wilson, que se presenta como «especialista en extranjería, tramites de visados, altos directivos, inversores, y estudiantes», pero que es una auténtica desconocida en el ámbito Penal.

La oferta de los Mossos era poco más que una suerte de reunión aclaratoria aprovechando la vuelta de Alves para el funeral. Solo se trataba de explicarse por la denuncia por «supuestos tocamientos». Una reunión informal -dieron a entender- para dar «carpetazo» al caso.

Al principio Puente se mostró reacia. También Alves. Pero ambos -según fuentes de la investigación- acabaron por aceptar el encuentro cuando los Mossos insistieron en que si el jugador no se presentaba a la cita poco menos que iba a abocar al Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona a dictar una orden internacional de busca y captura, con el consiguiente escándalo mundial y, además, poniendo todo tipo de trabas a los movimientos internacionales del jugador.

Al final, Alves viajó para asistir a las exequias de su suegra y concedió entrevistarse con los Mossos, que desde que puso un pie en Barcelona le siguieron discretamente el rastro. Pero no hubo charla. El pasado viernes por la mañana en cuanto los agentes visualmente confirmaron que quien acompañaba a la abogada a la cita era el deportista le engrilletaron, le leyeron sus derechos y le llevaron a los calabozos judiciales, sin siquiera interrogarle antes, una vez que él se declaró inocente. Querían que directamente la Fiscalía y la juez Anna Marín vieran por si mismas las incongruencias del relato del jugador.

Sin preparación previa

Y eso también les salió bien a los Mossos. Alves en sede judicial dio hasta tres versiones diferentes de lo ocurrido: desde no conocer a la chica de nada, pasando por una breve coincidencia temporal en el baño, para acabar con la del sexo consentido. Evidentemente, no se había preparado con su letrada lo más mínimo una declaración. Ni en su cabeza ni en la de su abogada jamás pasó la idea de acabar acusado ni, mucho menos, detenido.
De aquí saca Netflix una serie con 5 temporadas
 
Y aún así, ella fue a los baños con él.

De aquí saca Netflix una serie con 5 temporadas
Para nada.

Eso explica todo.

A la que le hizo las tocadas fue a la acompañante,no a ella.

Fue ella la que accedió con el.ella pensaba que detrás de esa puerta habría otra sala vip.e tocado en garitos y muchos tienen una sala de cortesía además de la vip,comunicada(lo se porque nos la suelen dejar a modo "de camerino")asique su excusa es viable.

Lo de la amiga toqueteadas,ja me creo que callase como una puta. Si muchas veces el novio de una le tira los trastos a otra sin estar ella presente y se calla.
Que en nuestra mente el alves dice "e tías mirad como le tocó el chocho a la de emmedio"y posiblemente lo hizo con la otra a solas en un plazo de tiempo y sabe dios de que manera.
 
La trampa de los Mossos a Dani Alves

La noche del lunes 2 de enero en las oficinas de la Unitat Central d'Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos d' Esquadra en el barrio de Les Corts de Barcelona varios agentes, la mayoría mujeres de más que reconocida trayectoria policial, empezaron a tejer un plan para tratar de meter entre rejas a un todavía icono planetario del fútbol.

Los uniformados catalanes sabían que se jugaban su reputación y, si todo salía mal, incluso una degradación o cambio de destino. Jugaban con fuego. Pero nadie de los presentes se echó atrás. Solo minutos antes habían escuchado el relato "consistente, pormenorizado y sin fisuras" de una chica que aseguraba que había sido violada y golpeada por Dani Alves en un baño de una discoteca de la ciudad condal la noche del 30 de diciembre a apenas un kilómetro y medio Diagonal arriba de esa comisaría.

En la primera semana del año el convencimiento de que la chica no mentía se fue afianzando. Las cámaras de la sala Sutton confirmaban cada uno de los extremos de la declaración de la víctima. Y, lo más importante, todos los testigos que pasaron esos días por la comisaría ratificaron al 100% su versión. La presunta víctima, además de entregar el vestido de aquel día para la extracción de pruebas, había sido capaz de describir de manera prolija los tatuajes que su agresor lucía en la ingle.

Su prima y su amiga, las dos chicas que le acompañaban aquella noche, insistieron en la actitud de agresividad sexual del jugador desde el primer instante, hasta el punto de que la amiga denunció que Alves le intentó en varias ocasiones tocar en la entrepierna. El camarero confirmó ante la policía la insistencia del futbolista por invitar a las chicas... el portero del Sutton, el encargado de la sala, el dueño de la discoteca...ni una contradicción.

En la semana de Reyes, todavía en plenas vacaciones y con buena parte de la jefatura del cuerpo fuera de servicio, había que tomar una decisión. La comisaría del 319 de Travessera de les Corts bullía. Tras algunos contactos informales con la Fiscalía, dos de los mandos de la unidad de élite de Mossos anti-violaciones decidieron que la (des) información tenía que empezar a fluir de inmediato para que la 'trampa' tuviera efecto. El 'pájaro' ya había volado (tuvieron constancia de que el martes 3 el 'objetivo' ya había regresado a México) y ahora se trataba de que volviera a la jaula "por las buenas", porque "por las malas" iba a ser "totalmente imposible", según explican fuentes muy cercanas al operativo.

Los datos que iban a filtrarse (nada de comunicados con membrete) solo iban a ser los que a la UCAS le interesaba: sí, era cierto, había una denuncia contra Dani Alves por unos supuestos tocamientos por debajo de la falda a una chica, pero nada más. La consigna era dar entender que era «más de lo mismo» y que los Mossos prácticamente despreciaban la declaración de esa chica de 23 años que aseguraba que el 'astro' había abusado de ella.

Los bulos jugaron a favor de la arriesgadísima apuesta de los Mossos. Al poco de conocerse la denuncia (y sin que mediara intervención de la policía) en varias redes y supuestos portales de información comenzó a difundirse la patraña de que las cámaras de seguridad confirmaban que Alves y la chica apenas habían coincidido en el baño de la discoteca 47 segundos, un margen temporal que minimizaba todavía más la denuncia. No había hecho falta ni siquiera la intervención policial. Las noticias fakes habían hecho todo el trabajo. En ese ambiente, el 5 de enero el propio Alves, en un vídeo remitido a Antena 3 lo desmentía todo: ni había coincidido con la mujer ni la conocía. Nada de Nada.

Con este olor a caso cerrado que los mossos de la UCAS anhelaban, ahora sí, vieron una «oportunidad remota» de engrilletar a Alves. Pero el brasileño tenía que volver a España.

El tema subió muy arriba y el lunes 9 de enero, todavía sin haber digerido los polvorones, en el cuartel general de la policía catalana «se toparon con el marrón». En el Complex Central dels Mossos d'Esquadra en Sabadell, desde el principio vieron
claro que la vía de la extradición o la entrega nunca iba a prosperar. Si Alves seguía en México, donde hasta la pasada semana residía al ser jugador de Los Pumas del DF, la extradición iba a ser muy penosa conforme al obsoleto tratado de 1978, aunque no imposible. Pero mucho peor iba a ser si el jugador se marchaba a su Brasil natal. Una vez allí, el artículo 5 de la Constitución Federal blinda a cualquier nacional, no naturalizado, a no ser entregado a un tercer país, aunque se hayan cerrado acuerdos de extradición como es el caso de España y Brasil, que así lo hicieron en 1988.

La conclusión lógica de la UCAS es que solo regresando voluntariamente tendrían una oportunidad de detenerle. Y una desgracia jugó a favor de los investigadores. El 13 de enero la madre de su mujer, la tinerfeña Joana Sanz, María del Carmen Sanz, falleció.

El futbolista anunció su intención de volver a España para las honras fúnebres de su suegra. Y ahí intervinieron los agentes de las UCAS. Los Mossos se pusieron en contacto con la que hasta ahora era la representante legal única del deportista en España, la letrada Miraida Puente Wilson, que se presenta como «especialista en extranjería, tramites de visados, altos directivos, inversores, y estudiantes», pero que es una auténtica desconocida en el ámbito Penal.

La oferta de los Mossos era poco más que una suerte de reunión aclaratoria aprovechando la vuelta de Alves para el funeral. Solo se trataba de explicarse por la denuncia por «supuestos tocamientos». Una reunión informal -dieron a entender- para dar «carpetazo» al caso.

Al principio Puente se mostró reacia. También Alves. Pero ambos -según fuentes de la investigación- acabaron por aceptar el encuentro cuando los Mossos insistieron en que si el jugador no se presentaba a la cita poco menos que iba a abocar al Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona a dictar una orden internacional de busca y captura, con el consiguiente escándalo mundial y, además, poniendo todo tipo de trabas a los movimientos internacionales del jugador.

Al final, Alves viajó para asistir a las exequias de su suegra y concedió entrevistarse con los Mossos, que desde que puso un pie en Barcelona le siguieron discretamente el rastro. Pero no hubo charla. El pasado viernes por la mañana en cuanto los agentes visualmente confirmaron que quien acompañaba a la abogada a la cita era el deportista le engrilletaron, le leyeron sus derechos y le llevaron a los calabozos judiciales, sin siquiera interrogarle antes, una vez que él se declaró inocente. Querían que directamente la Fiscalía y la juez Anna Marín vieran por si mismas las incongruencias del relato del jugador.

Sin preparación previa

Y eso también les salió bien a los Mossos. Alves en sede judicial dio hasta tres versiones diferentes de lo ocurrido: desde no conocer a la chica de nada, pasando por una breve coincidencia temporal en el baño, para acabar con la del sexo consentido. Evidentemente, no se había preparado con su letrada lo más mínimo una declaración. Ni en su cabeza ni en la de su abogada jamás pasó la idea de acabar acusado ni, mucho menos, detenido.
Un sábado cualquiera en la sobremesa de antena 3.
 
La trampa de los Mossos a Dani Alves

La noche del lunes 2 de enero en las oficinas de la Unitat Central d'Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos d' Esquadra en el barrio de Les Corts de Barcelona varios agentes, la mayoría mujeres de más que reconocida trayectoria policial, empezaron a tejer un plan para tratar de meter entre rejas a un todavía icono planetario del fútbol.

Los uniformados catalanes sabían que se jugaban su reputación y, si todo salía mal, incluso una degradación o cambio de destino. Jugaban con fuego. Pero nadie de los presentes se echó atrás. Solo minutos antes habían escuchado el relato "consistente, pormenorizado y sin fisuras" de una chica que aseguraba que había sido violada y golpeada por Dani Alves en un baño de una discoteca de la ciudad condal la noche del 30 de diciembre a apenas un kilómetro y medio Diagonal arriba de esa comisaría.

En la primera semana del año el convencimiento de que la chica no mentía se fue afianzando. Las cámaras de la sala Sutton confirmaban cada uno de los extremos de la declaración de la víctima. Y, lo más importante, todos los testigos que pasaron esos días por la comisaría ratificaron al 100% su versión. La presunta víctima, además de entregar el vestido de aquel día para la extracción de pruebas, había sido capaz de describir de manera prolija los tatuajes que su agresor lucía en la ingle.

Su prima y su amiga, las dos chicas que le acompañaban aquella noche, insistieron en la actitud de agresividad sexual del jugador desde el primer instante, hasta el punto de que la amiga denunció que Alves le intentó en varias ocasiones tocar en la entrepierna. El camarero confirmó ante la policía la insistencia del futbolista por invitar a las chicas... el portero del Sutton, el encargado de la sala, el dueño de la discoteca...ni una contradicción.

En la semana de Reyes, todavía en plenas vacaciones y con buena parte de la jefatura del cuerpo fuera de servicio, había que tomar una decisión. La comisaría del 319 de Travessera de les Corts bullía. Tras algunos contactos informales con la Fiscalía, dos de los mandos de la unidad de élite de Mossos anti-violaciones decidieron que la (des) información tenía que empezar a fluir de inmediato para que la 'trampa' tuviera efecto. El 'pájaro' ya había volado (tuvieron constancia de que el martes 3 el 'objetivo' ya había regresado a México) y ahora se trataba de que volviera a la jaula "por las buenas", porque "por las malas" iba a ser "totalmente imposible", según explican fuentes muy cercanas al operativo.

Los datos que iban a filtrarse (nada de comunicados con membrete) solo iban a ser los que a la UCAS le interesaba: sí, era cierto, había una denuncia contra Dani Alves por unos supuestos tocamientos por debajo de la falda a una chica, pero nada más. La consigna era dar entender que era «más de lo mismo» y que los Mossos prácticamente despreciaban la declaración de esa chica de 23 años que aseguraba que el 'astro' había abusado de ella.

Los bulos jugaron a favor de la arriesgadísima apuesta de los Mossos. Al poco de conocerse la denuncia (y sin que mediara intervención de la policía) en varias redes y supuestos portales de información comenzó a difundirse la patraña de que las cámaras de seguridad confirmaban que Alves y la chica apenas habían coincidido en el baño de la discoteca 47 segundos, un margen temporal que minimizaba todavía más la denuncia. No había hecho falta ni siquiera la intervención policial. Las noticias fakes habían hecho todo el trabajo. En ese ambiente, el 5 de enero el propio Alves, en un vídeo remitido a Antena 3 lo desmentía todo: ni había coincidido con la mujer ni la conocía. Nada de Nada.

Con este olor a caso cerrado que los mossos de la UCAS anhelaban, ahora sí, vieron una «oportunidad remota» de engrilletar a Alves. Pero el brasileño tenía que volver a España.

El tema subió muy arriba y el lunes 9 de enero, todavía sin haber digerido los polvorones, en el cuartel general de la policía catalana «se toparon con el marrón». En el Complex Central dels Mossos d'Esquadra en Sabadell, desde el principio vieron
claro que la vía de la extradición o la entrega nunca iba a prosperar. Si Alves seguía en México, donde hasta la pasada semana residía al ser jugador de Los Pumas del DF, la extradición iba a ser muy penosa conforme al obsoleto tratado de 1978, aunque no imposible. Pero mucho peor iba a ser si el jugador se marchaba a su Brasil natal. Una vez allí, el artículo 5 de la Constitución Federal blinda a cualquier nacional, no naturalizado, a no ser entregado a un tercer país, aunque se hayan cerrado acuerdos de extradición como es el caso de España y Brasil, que así lo hicieron en 1988.

La conclusión lógica de la UCAS es que solo regresando voluntariamente tendrían una oportunidad de detenerle. Y una desgracia jugó a favor de los investigadores. El 13 de enero la madre de su mujer, la tinerfeña Joana Sanz, María del Carmen Sanz, falleció.

El futbolista anunció su intención de volver a España para las honras fúnebres de su suegra. Y ahí intervinieron los agentes de las UCAS. Los Mossos se pusieron en contacto con la que hasta ahora era la representante legal única del deportista en España, la letrada Miraida Puente Wilson, que se presenta como «especialista en extranjería, tramites de visados, altos directivos, inversores, y estudiantes», pero que es una auténtica desconocida en el ámbito Penal.

La oferta de los Mossos era poco más que una suerte de reunión aclaratoria aprovechando la vuelta de Alves para el funeral. Solo se trataba de explicarse por la denuncia por «supuestos tocamientos». Una reunión informal -dieron a entender- para dar «carpetazo» al caso.

Al principio Puente se mostró reacia. También Alves. Pero ambos -según fuentes de la investigación- acabaron por aceptar el encuentro cuando los Mossos insistieron en que si el jugador no se presentaba a la cita poco menos que iba a abocar al Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona a dictar una orden internacional de busca y captura, con el consiguiente escándalo mundial y, además, poniendo todo tipo de trabas a los movimientos internacionales del jugador.

Al final, Alves viajó para asistir a las exequias de su suegra y concedió entrevistarse con los Mossos, que desde que puso un pie en Barcelona le siguieron discretamente el rastro. Pero no hubo charla. El pasado viernes por la mañana en cuanto los agentes visualmente confirmaron que quien acompañaba a la abogada a la cita era el deportista le engrilletaron, le leyeron sus derechos y le llevaron a los calabozos judiciales, sin siquiera interrogarle antes, una vez que él se declaró inocente. Querían que directamente la Fiscalía y la juez Anna Marín vieran por si mismas las incongruencias del relato del jugador.

Sin preparación previa

Y eso también les salió bien a los Mossos. Alves en sede judicial dio hasta tres versiones diferentes de lo ocurrido: desde no conocer a la chica de nada, pasando por una breve coincidencia temporal en el baño, para acabar con la del sexo consentido. Evidentemente, no se había preparado con su letrada lo más mínimo una declaración. Ni en su cabeza ni en la de su abogada jamás pasó la idea de acabar acusado ni, mucho menos, detenido.

Fuente?

En cualquier caso, mis bendiciones a las mossas de la UCAS. Si todos los topboxes pusieran la mitad del interés en la persecución de los delitos de toda índole, viviríamos en el país de la piruleta.
 
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Aqui la supuesta abogada del macaco, si eso es abogada yo canto como cantinflas igual fue la ultima puta que se la chupo.
 
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