Les han pegado más que a una estera, y todavía no he visto un moraton o un derrame en el ojo. Han venido más frescos que una rosa, incluso la Colau venía con un color de cara mejor que cuando se fue. Un mes de batucada por aguas mediterráneas no es cosa baladí.
Algún tonto se creerá lo que algunos de estos caraduras están diciendo, que han utilizado técnicas sibilinas para torturarles, en otras palabras que no les han hecho nada y hay que vender el relato de un ridículo espantoso que lo único que llevaban de sobra en los barcos era hierba