He sido víctima de un cuckold.
De la sociedad cuckold que hemos montado.
Porque mira que se tiene que ser cuckold para llegar a ese límite.
Si el Slk de ayer ya era un poco que dejó de ser tu hamijo hoy ha muerto.
Robo que vea a partir de hoy, al cuarto y a jugar al FIFA.
Ayer me viene un carterista.
En el andén al que va a bajar con el ascensor hay como 15 personas. Y lo advierto. Ojo al subir al tren con el que baja ahora por el ascensor porque es carterista. Cuidado con las pertenencias.
Me dan las gracias los más de ellos, y entre los más de ellos no hay ningún chusma, así que el chivato es uno de esos cuckold, gente normal que defiende a tios que no durarían en robarles.
El carterista una vez sale del ascensor se sienta. Todo bien. Al final en unos minutos el tren recoge a todos y fin de la Historia.
Entonces ahora estoy en el vestíbulo tan tranquilo, y me aparece este tío bajándose la mascarilla con el "te acuerdas de mi ayer?", y su novia que era de esta chusma chusmera que da tanta jerna.
Que tú ayer dijiste a los del andén que yo soy carterista. La novia que tú te habrás fumao un porro, insultos, amenazas, así unos 30 segundos hasta pirarse.
Es obvio que uno de los del andén al subirse al tren fue a buscarlo y a comerle la polla "el vigilante mientras bajabas por el ascensor ha dicho esto, ay que malo es el vigilante".
No os podéis ni imaginar la de gilipollas que hay así, y que llegan a ese límite, y que se someten ante salvajes de este tipo siendo unos subnormales que coinciden con el perfil víctima de los anteriores y los anteriores serían capaces de acuchillarlos por cien euros.