Que el Málaga esté en crisis, pueda afrontar las nóminas o los fichajes o no tenga dineros para pagar los manises de las salas Vips del estadio me trae sin cuidado. Lo que no aguanto es que me vengan malaguistas de finales dando lecciones de fútbol, de amor a unos colores y de fidelidad, y por desgracia, Málaga está llena de ellos.
Los aficionados como Auronsito son pocos, contados con los dedos de una mano, y me baso en lo que veo, únicamente, que cuando llegué aquí se veían camisetas, pegatinas, bufandas y banderas del Barça y el Madrid por todos lados, mientras que eran pocos los aficionados que salían a la calle con su camiseta del Málaga. Hoy en día, se ven más camisetas malagistas, bastantes más, pero en igualdad númerica con las que se puedan ver del Madrid o el Barça, aunque siguen celebrándose más en las calles las victorias de estos dos equipos que el de los nativos.