Para mí la historia esa del pobre chaval que ha sido violentado brutalmente por nada menos que tres desaprensivas rubiazas, tiene un denominador común con una historia que a lo mejor no os suena de un chaval que gravaba bromas con cámara oculta. Mayormente la cosa consistía en insultar a la gente. En una de ellas se lleva una guantá y la gente del internet ha sentenciado que se lo merecía y que un tiarrón (tenía ya 20 añazos) puede aguantar eso y no tiene que ir ni a denunciar ni al hospital por naderías. Bueno, pues en esencia esto de la violación es lo mismo. Ya no queda masa de hombre, la juventud está hecha de cartón piedra, una alimentación con exceso de piel de pollo es lo que tiene; que crea a machos débiles, flojos en todos los aspectos hasta el punto de ser considerados como enfermos, no corre por sus venas la testosterona suficiente que acelera el corazón hasta perder el control de uno mismo, ya no se golpean el pecho, ni aprietan los puños mientras se muerden la lengua, ni se les abren las aletas de la nariz, ni se les dilatan las pupilas como a un felino antes de atacar. De cada vez quedan menos hombres de verdad, ahora sólo hay metrosexuales con una sensibilidad a flor de piel, cuya única defensa es dar la voz de alarma y que otros le defiendan, típica estrategia de la hembra que no puede defender a las crías ella sola si es atacada por un grupo de depredadores y necesita que el macho que está cazador por los alrededores acuda raudo al rescate.
Un hombre jamás puede ser violado por una mujer, va contra natura, es imposible, no cabe en cabeza humana, imposible de todas todas. Por lo que concluyo que el violado de la historia no es hombre sino gay, uno de estos sucedáneos de machos que tanto abundan ahora. Tiene mi total desprecio.