Yo fui jugador de rol de jovencito. Eramos raros en lo nuestro, pero luego nos íbamos a emborrachar, ligar e incluso follar alguna vez. Una élite de nosotros se pasó al fumeque, la maría y finalmente los experimentos farmacéuticos con todo tipo de sustancias.
No eramos unos pringados granujientos para nada. Eramos gente con imaginación en un mundo de lobotomizados por el fútbol y otras chorradas sin sustancia. De aquella peña salieron músicos en grupos de distintos colores, gente que hacía teatro, cortos, cine y etcétera. Nos montábamos unas juergas de la hostia y algunos, aún apurados por la edad, llegamos a la moda de las putas raves. No eramos frikis de mierda. Eramos putos dioses rodeados de mediocridad, aburrimiento y mierda. Muchas tías en cuanto rozaban lo del rol salían corriendo. Y nos la sudaba. Las tías no valen más que para follárselas y follar, una vez que le has dado la caña necesaria, no es tan importante como otras cosas.
Los juegos de tablero son otra historia. La proporción de retrasados y gente borderline es aterradora en esos grupos. Ahí sí que te topas con gente a la que le faltan dos cocidos. Auténticos engendros en la frontera del retraso metal. Los que no, tienden al frikismo más profundo. Son primos hermanos de los wargameros, igual de raros o peor. Y raros en el sentido chungo.
En la época que entré en contacto con esa gente, de diez o doce que conocí, solo un par eran gente más o menos aceptable con los que poder echarte unas birras. Los demás, auténticos deshechos humanos.
No será el caso de este excelso foro, claro. Pero es mi experiencia.