Antoine Vayer, doctor en fisiología y expreparador del Festina, lo tenía claro. Con el tiempo de la subida, el peso, la velocidad aeróbica y la potencia media de vatios que mueven los ciclistas como medidor de un supuesto dopaje, establece criterios sobre su rendimiento. Según él, 410 vatios figura dentro de lo humano; entre 410 y 430 es sospechoso; de 430 a 450, milagroso; y a partir de 450, mutante. Así definió a Horner: “481 vatios mutantes. Enorme. Y con 42 años”.
en Ejpaña todo vale hamijos.
Luego repasas los ganadores y el podium de las ediciones pasadas y es cachondeo puro, Contalol, Menchov, Vinokurov, Heras, Ullrich y un sinfin de loles.
Y luego se extrañan algunos de que este país esté en el ojo del huracán en materia de dopaje.