He entrenado más veces pero como divertimento, la verdad es que me encanta levantar la barra y luego dejarla caer sin que nadie le de importancia, porque realmente no la tiene, la hazaña es levantarla. Los pesos son nuestras herramientas de trabajo y mejora, igual que a un balón se le pegan patadas los pesos tienen que ser levantados y machacados y maltratados y no les pasará nada, porque son de hierro. En un gimnasio debe haber un gran cuenco con magnesio a disposición de todos, y las barras deben quedar sucias. Los discos tienen que estar mellados y nadie debe preocuparse de decirte que te asees pulcramente con una toallita mientras estás preparando para levantar. Hay gimnasios de fitness donde el suelo es de parquet, y donde se pilla turno para usar las máquinas de cromo.
La halterofília es divertida porque es un regreso a la esencia de lo que siempre fue el deporte de fuerza, y porque es una demostración de habilidad y obstinación. Nadie por muy grande o vascularizado que esté no puede levantar sin técnica y control adecuados. Vas a la sala de halterofília con ganas de pasarlo bien levantando lejos de un gimnasio cosmético. Todo eso sin entrar en los beneficios obvios que puede tener para un culturista dominar los movimientos de potencia, pero claro, explícale eso a un cazurro de los que dicen "bíce".