¿Qué tal, amigos?
No he entendido casi nada del post inicial, pero como el post va de trabajo y el subforo de zorras, voy a contar una historia que me ocurrió cuando aún no era rico y tenía que trabajar.
Irene era una treinteañera que trabajaba en mi oficina de Málaga y estaba casada con un policía desde hacía poco menos de un año. Tenía un cuerpo escandalosamente sexual, así que el jefe la destinaba periódicamente a distintas ciudades de España para que diera formación informática a los clientes que iban surgiendo. A medida que se aproximaba el verano, las formaciones pendientes se acumularon, por lo que me encargaron impartirlas a mí también, y para ello debería acompañar a Irene en su viaje a Huelva y aprender cómo lo hacía ella.
Irene era muy muy parecida a ésta, amigos.
Yo no entendía cómo un jefe podía decidir tan a la ligera que un hombre y una mujer pasaran tres días y dos noches en una ciudad perdida. ¿No pensaba en sus respectivas parejas? Cómo podía ser tan inconsciente. Porque, joder, yo tenía claro que, si quería, me la iba a follar. Pero al transmitir mi inquietud al resto de compañeras de la oficina, todas me miraron como si yo estuviera loco. Como si fuera un celoso enfermizo que veía zorras por todas partes. Casi llegaron a convencerme. Casi llegué a plantearme que era yo el que todavía no había madurado.
¿Veis este mapa, amigos?
Pues antes de llegar a Sevilla capital, y sin dejar de fijar la vista en la carretera, ya me había dicho "Robert, lo que pase en Huelva, que se quede en Huelva".
Así que asumid que a vuestras novias y mujeres SE LAS FOLLAN cuando se van por ahí de viaje con compañeros de trabajo y/o amigos.
Porque a vuestras novias y mujeres
SE LAS FOLLAN.
Un abrazo, amigos.