Cuando era pequeño me enteré de qué significaba palíndromo; sabía lo que era, claro, de forma empírica, los dábale arroz a la zorra el abad y todo eso, pero no sabía cuál era la palabra exacta que lo nombraba. El caso es que en los dos días siguientes escuché en la radio dos programas de forma absolutamente casual, porque iba en el coche con mi padre a sabe Dios dónde y llevaba La Ventana, de la SER una de las veces y la otra pues sabe Dios (lo mismo repitieron por el éxito del día anterior) el caso es que en una de las secciones, de las relleno, se pusieron en plan "¿sabéis lo que es un palíndromo?", para dar paso a cinco minutos de charla insustancial con ejemplos y aplausos de los tertulianos que ya habían llegado al estudio mientras estaba la sección de relleno y de la presentadora, que no me acuerdo cómo se llama, pero que era rubia (no sé por qué sé que era rubia, si era de la radio) y yo gozaba, claro, porque lo sabía y porque alguna de las mierdas que había aprendido me servían para desenvolverme en la vida real. Pues lo mismo, pero con un artículo que me he leído esta mañana sobre Prinzmetal. Vamos, tampoco creo que sea, pero que me ha hecho gracia.