En mi opinión esta gente se ve sin el curro de antes, que les daba una estabilidad económica y les proporcionaba un estatus, aparte que les servia además de tapadera de cara a sus círculos sociales y que les permitía en cierta manera tener las riendas de su vida, con sus fiestas y sus liadas de segunda juventud que eran perdonables. Y ahora ese mundo se ha esfumado y combaten la incertidumbre y la ansiedad con alcohol y drogas para olvidar las penas y evadirse de su realidad con la que se han topado de golpe y porrazo. Tan de golpe y porrazo que en cuestión de días se les fue a la puta todo el tinglado.
Es una espiral donde una vez se entra no es que no se pueda salir, sino que su velocidad se incrementa de forma exponencial en el tiempo y llega un momento en que se pierde el control y vas a la deriva mientras giras en un vórtice a velocidad supersónica hasta estrellarte contra las rocas en un portal frío y oscuro después de volver de las Barranquillas.