Seguro que muchos de nosotros tenemos historias de cama chanantes, bizarras, vergonzantes o divertidas. Mmmm muchos de nosotros no porque aquí no folla ni Perry, pero bueno, el caso es que…
Una vez fui con mis padres y una pareja amiga suya de viaje. Esta pareja tenía una hija, bastante pija por cierto, la cual también vino con nosotros. Estuvimos cuatro días en un hotel muy bonico en la sierra, pues casi no intercambié palabra alguna con ella en los tres primeros días, hasta que llegó la última noche.
Por suerte mi hermano también vino al viaje, así que los días se hicieron más o menos soportables, ya que la habitación la compartíamos los tres.
Pues bien, llegó la última noche y ya estábamos los tres en nuestras respectivas camas viendo la tele, recuerdo que estaban poniendo uno de esos cutre programas de cotilleos donde al final una tía se desnudaba y bailaba.
De vez en cuando miraba de reojo y veía a la pijilla sonreír, así que decidí romper el hielo y comentar algo del programa. Mi hermano también se unió a la conversación y en menos de cinco minutos ya nos estaba hablando de su novio. Por lo visto llevaba unos meses saliendo con un chico que la tenía loca, él era de otra ciudad por lo que no se veían mucho. De vez en cuando ella soltaba un desesperante “ufff como le echo de menos”, comentario que pasó, entrada la confianza que da una habitación perdida en la montaña, a un lascivo “que ganas tengo de follármelo”.
La pija se retorcía en las sabanas entre risas histéricas y comentarios subidos de tono. Me costó asimilar el cambio, pero una vez lo asumí me contagió de esa poca vergüenza y me dio por alegrar el ambiente con dispares historietas sexuales.
Mi hermano, que no había follado en su puta vida, tenía la cabeza roja a punto de estallar.
Aprovechando la situación le dijo a la pava que tenía condones, ella sin dudarlo le dijo que le diera uno. Mi hermano estaba histérico, saltando de una cama a otra como un mandril en celo.
Se tumbó encima de ésta y la muy golfa se quitó la ropa. La situación estaba tomando un matiz muy chungo para mis delicados ojos.
Ella era una buena calienta pollas, así que tan solo se dejó manosear un poco y luego le apartó diciendo tengo que hacer algo, estoy muy caliente, pero no puedo serle infiel a mi novio (+ risa histérica).
Soy una tía discreta aunque con muy poca vergüenza, pero la situación me superó. Ella se metía en mi cama desnuda a medio meterme mano, cosa que no me agradaba al estar mi hermano al lado. Que yo he follado con mi hermano al lado eh, y además en un hotel y con mi primo, como ya conté… pero aquella vez estaba dormido.
Aquella tarde nos habían subido del restaurante una cesta de frutas para merendar, manzanas, peras, melocotones y PLATANOS. Maldita la hora en la que la salida esta unió las palabras plátano y condón en su enferma cabeza. Sin dudarlo cogió un plátano, el condón que mi hermano le había dado, se abrió de piernas y se lo metió por el chichi delante del macaco en celo de mi hermano y mi asombrado rostro.
Intenté normalizar la situación y la observé hasta el final, como el que se va a África de safari a ver leones. Mi hermano pajeándose, la pava esta con el plátano, casi parecía la selva, y yo ahí en medio traumatizada.
Yo duermo boca abajo, pues a la mañana siguiente me despertó pasándome el plátano por el trasero en plan chistosa. Me tuve que reír e incluso me dio cierta morriña despedirme de una personajilla tan peculiar.
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Cuando era adolescente mi mejor amiga me pidió el favor de hacer de coartada ante sus padres, ya que había quedado con un chico algo mayor. Como le debía más de un favor accedí, e incluso salimos los tres juntos. Estábamos paseando por el puente de Triana cuando los dos acaramelados se empezaron a comer la boca de forma repulsiva ante mis ojos, así que les dije que se metieran entre los matorrales a desahogarse mientras yo me fumaba un pitillo en la acera.
Al terminarme el pitillo me asomé un poco y la vi haciéndole una felación al baboso del novio, me puse un poco nerviosa a mirar para todos lados por si alguien les veía. Y en una de esas, casi sin esperarlo, se acerca un policía que me pregunta si estoy bien. El poli se habría pensado que me iba a tirar por el puente o algo. Como soy un manojo de nervios le dije que no medio tartamudeando y empezó a soltarme una charla de la vida tan infumable como este hilo.
Detrás tenia a mi mejor amiga comiéndole el rabo a un tío y delante a un policía viejuno hablándome de valores.
Le intenté cortar y le volví a decir que tan solo estaba mirando el río y el paisaje, así que temblorosa me adentré entre los matorrales, idiota de mi, para avisar a los dos guarrones de que estaba ahí la policía.
El policía sigiloso me siguió y se encontró de lleno con el lamentable espectáculo, a mi amiga con todo el culo lleno de césped pegado botando encima del tirillas del novio y a éste gimiendo como un ñu. A partir de ahí mi mente se bloqueó y entré en una espiral de gritos y lagrimas.
Lamentablemente terminamos todos en comisaría + el extra vergonzante de dar la cara ante nuestras respectivas familias.
Una vez fui con mis padres y una pareja amiga suya de viaje. Esta pareja tenía una hija, bastante pija por cierto, la cual también vino con nosotros. Estuvimos cuatro días en un hotel muy bonico en la sierra, pues casi no intercambié palabra alguna con ella en los tres primeros días, hasta que llegó la última noche.

Por suerte mi hermano también vino al viaje, así que los días se hicieron más o menos soportables, ya que la habitación la compartíamos los tres.
Pues bien, llegó la última noche y ya estábamos los tres en nuestras respectivas camas viendo la tele, recuerdo que estaban poniendo uno de esos cutre programas de cotilleos donde al final una tía se desnudaba y bailaba.
De vez en cuando miraba de reojo y veía a la pijilla sonreír, así que decidí romper el hielo y comentar algo del programa. Mi hermano también se unió a la conversación y en menos de cinco minutos ya nos estaba hablando de su novio. Por lo visto llevaba unos meses saliendo con un chico que la tenía loca, él era de otra ciudad por lo que no se veían mucho. De vez en cuando ella soltaba un desesperante “ufff como le echo de menos”, comentario que pasó, entrada la confianza que da una habitación perdida en la montaña, a un lascivo “que ganas tengo de follármelo”.
La pija se retorcía en las sabanas entre risas histéricas y comentarios subidos de tono. Me costó asimilar el cambio, pero una vez lo asumí me contagió de esa poca vergüenza y me dio por alegrar el ambiente con dispares historietas sexuales.
Mi hermano, que no había follado en su puta vida, tenía la cabeza roja a punto de estallar.
Aprovechando la situación le dijo a la pava que tenía condones, ella sin dudarlo le dijo que le diera uno. Mi hermano estaba histérico, saltando de una cama a otra como un mandril en celo.
Se tumbó encima de ésta y la muy golfa se quitó la ropa. La situación estaba tomando un matiz muy chungo para mis delicados ojos.
Ella era una buena calienta pollas, así que tan solo se dejó manosear un poco y luego le apartó diciendo tengo que hacer algo, estoy muy caliente, pero no puedo serle infiel a mi novio (+ risa histérica).
Soy una tía discreta aunque con muy poca vergüenza, pero la situación me superó. Ella se metía en mi cama desnuda a medio meterme mano, cosa que no me agradaba al estar mi hermano al lado. Que yo he follado con mi hermano al lado eh, y además en un hotel y con mi primo, como ya conté… pero aquella vez estaba dormido.

Aquella tarde nos habían subido del restaurante una cesta de frutas para merendar, manzanas, peras, melocotones y PLATANOS. Maldita la hora en la que la salida esta unió las palabras plátano y condón en su enferma cabeza. Sin dudarlo cogió un plátano, el condón que mi hermano le había dado, se abrió de piernas y se lo metió por el chichi delante del macaco en celo de mi hermano y mi asombrado rostro.
Intenté normalizar la situación y la observé hasta el final, como el que se va a África de safari a ver leones. Mi hermano pajeándose, la pava esta con el plátano, casi parecía la selva, y yo ahí en medio traumatizada.
Yo duermo boca abajo, pues a la mañana siguiente me despertó pasándome el plátano por el trasero en plan chistosa. Me tuve que reír e incluso me dio cierta morriña despedirme de una personajilla tan peculiar.
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Cuando era adolescente mi mejor amiga me pidió el favor de hacer de coartada ante sus padres, ya que había quedado con un chico algo mayor. Como le debía más de un favor accedí, e incluso salimos los tres juntos. Estábamos paseando por el puente de Triana cuando los dos acaramelados se empezaron a comer la boca de forma repulsiva ante mis ojos, así que les dije que se metieran entre los matorrales a desahogarse mientras yo me fumaba un pitillo en la acera.
Al terminarme el pitillo me asomé un poco y la vi haciéndole una felación al baboso del novio, me puse un poco nerviosa a mirar para todos lados por si alguien les veía. Y en una de esas, casi sin esperarlo, se acerca un policía que me pregunta si estoy bien. El poli se habría pensado que me iba a tirar por el puente o algo. Como soy un manojo de nervios le dije que no medio tartamudeando y empezó a soltarme una charla de la vida tan infumable como este hilo.
Detrás tenia a mi mejor amiga comiéndole el rabo a un tío y delante a un policía viejuno hablándome de valores.
Le intenté cortar y le volví a decir que tan solo estaba mirando el río y el paisaje, así que temblorosa me adentré entre los matorrales, idiota de mi, para avisar a los dos guarrones de que estaba ahí la policía.
El policía sigiloso me siguió y se encontró de lleno con el lamentable espectáculo, a mi amiga con todo el culo lleno de césped pegado botando encima del tirillas del novio y a éste gimiendo como un ñu. A partir de ahí mi mente se bloqueó y entré en una espiral de gritos y lagrimas.

Lamentablemente terminamos todos en comisaría + el extra vergonzante de dar la cara ante nuestras respectivas familias.