Cenobita
Ex-gordo deforme asqueroso
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El centro de todo ésto es que el sufrimiento, el físico pero también el moral, es una experiencia subjetiva y por tanto es esencialmente no comunicable. Cuando una persona dice sufrir hasta el punto de que prefiere no seguir viviendo, podemos creer en que sus palabras son ciertas (y por tanto también lo es su vivencia interna), o podemos creer que no lo son. Pero si aceptamos que son ciertas, tal vez porque incluso vemos conductas que cuadran con lo dicho por la persona (anorexia, intentos de suicidio), ¿quienes somos los demás para negarle a ésa persona el derecho a abandonar, cuando no podemos sentir lo que siente ésa persona cada día?.
En éste punto se puede decir que si esa persona sufre es porque su mente está enferma, e intentar curarla. Pero mi pregunta es si éso realmente es correcto; decir que si una persona no quiere vivir, tiene una enfermedad mental, es como decir que la experiencia vital es única y uniforme para todos, y si tienes una experiencia distinta (es decir, si no te sientes feliz), lo que está mal no es el mundo ni tu vida, sino tu cabeza. En realidad la falta de respeto por el individuo empieza mucho antes de que se le quieran prohibir sus decisiones, sino que empieza en el momento en que su experiencia subjetiva del mundo (la única posible, porque nadie puede vivir desde fuera de su cabeza), es calificada como "inválida".
Ahora bien, la solución sería haber demostrado científicamente que el sufrimiento proviene de un desajuste químico corregible, o que incluso el efecto de sucesos traumáticos como una violación puede revertirse químicamente, creando una experiencia subjetiva positiva, y por tanto dándole al individuo ganas de vivir. Pero hasta donde yo sé, a día de hoy no existe una demostración irrefutable, una explicación causal, sino muchos estudios llenos de correlaciones y tratamientos que a veces son efectivos y otras veces no. Y ojo, no me refiero a tratamientos para los síntomas, sino para corregir las causas que llevan a una experiencia subjetiva negativa.
Y aquí supongo que hay tantas cosas que no se han probado de forma sistemática, el LSD, el MDMA, etc.
Mi opinión principal es que, hasta que no se encuentre la manera definitiva de generar una experiencia subjetiva positiva, ha de respetarse el deseo de morir de todas aquellas personas que tengan una experiencia subjetiva negativa. El verdadero paliativo, ya habiéndoles dejado claro que respetarás su decisión última, es intentar crearles los cimientos a partir de los cuales puedan edificar unas razones mínimas para vivir. Pero ésto no lo puede dar el estado, porque sino, todos querríamos que nos lo diese, sino que lo tendrán que hacer las personas cercanas a tí, las que afirman que les importas. Ahora bien, incluso suponiendo una familia perfecta, llena de amor, comunicación y sacrificio, ¿es suficiente el amor de los demás para que uno cambie por dentro? ¿O realmente nosotros desde nuestra vivencia interna somos incapaces de percibir dicho amor, sino que sólo vemos sus signos, y por tanto ése amor no puede cambiarnos a mejor?
Es complejo el tema.
En éste punto se puede decir que si esa persona sufre es porque su mente está enferma, e intentar curarla. Pero mi pregunta es si éso realmente es correcto; decir que si una persona no quiere vivir, tiene una enfermedad mental, es como decir que la experiencia vital es única y uniforme para todos, y si tienes una experiencia distinta (es decir, si no te sientes feliz), lo que está mal no es el mundo ni tu vida, sino tu cabeza. En realidad la falta de respeto por el individuo empieza mucho antes de que se le quieran prohibir sus decisiones, sino que empieza en el momento en que su experiencia subjetiva del mundo (la única posible, porque nadie puede vivir desde fuera de su cabeza), es calificada como "inválida".
Ahora bien, la solución sería haber demostrado científicamente que el sufrimiento proviene de un desajuste químico corregible, o que incluso el efecto de sucesos traumáticos como una violación puede revertirse químicamente, creando una experiencia subjetiva positiva, y por tanto dándole al individuo ganas de vivir. Pero hasta donde yo sé, a día de hoy no existe una demostración irrefutable, una explicación causal, sino muchos estudios llenos de correlaciones y tratamientos que a veces son efectivos y otras veces no. Y ojo, no me refiero a tratamientos para los síntomas, sino para corregir las causas que llevan a una experiencia subjetiva negativa.
Y aquí supongo que hay tantas cosas que no se han probado de forma sistemática, el LSD, el MDMA, etc.
Mi opinión principal es que, hasta que no se encuentre la manera definitiva de generar una experiencia subjetiva positiva, ha de respetarse el deseo de morir de todas aquellas personas que tengan una experiencia subjetiva negativa. El verdadero paliativo, ya habiéndoles dejado claro que respetarás su decisión última, es intentar crearles los cimientos a partir de los cuales puedan edificar unas razones mínimas para vivir. Pero ésto no lo puede dar el estado, porque sino, todos querríamos que nos lo diese, sino que lo tendrán que hacer las personas cercanas a tí, las que afirman que les importas. Ahora bien, incluso suponiendo una familia perfecta, llena de amor, comunicación y sacrificio, ¿es suficiente el amor de los demás para que uno cambie por dentro? ¿O realmente nosotros desde nuestra vivencia interna somos incapaces de percibir dicho amor, sino que sólo vemos sus signos, y por tanto ése amor no puede cambiarnos a mejor?
Es complejo el tema.