Astronauta Urbano
Moderador Espacioso
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Buscando cosas que merezcan esa saludable combinación de prepotencia y sopor que me es consustancial, he pensado en abrir un hilo sobre la homeopatía.
Para los dos o tres que haya por aquí y que no sepan en qué consiste, es una creencia pseudocientífica originaria a finales del siglo XVIII por el bueno de Samuel Hahnemann.
- Se le ve sanísimo.
En aquellos tiempos, dado lo carnicero de la medicina y la brutalidad de sus tratamientos, así como la falta de un sistema auténticamente científico para discriminar las causas de las enfermedades y tratarlas, la falta de tratamiento a veces era preferible para un enfermo. Al menos, para afecciones de las que uno se cura solo. Tal cosa probablemente es la causa de que esta teoría prosperara en su momento.
Los principios de la homeopatía proceden probablemente de las creencias esotéricas del alegre Samuel. Esto no es algo especialmente valorable. Muchos de los científicos y médicos de la época creían una mezcolanza de teorías empíricas y esotéricas, y Hahnemann no era una excepción. Específicamente, Samuel era muy amigo del principio similia similibus curentur, el principio de similaridad. Dicho principio, conocido como principio de similares en otras ramas esotéricas, básicamente afirma que lo similar cura lo similar. El famoso "la mancha de una mora con otra mora se quita". Hahnemann creía que una pequeña dosis de una sustancia capaz de producir un síntoma de una enfermedad de alguna forma podría "liberar" la energía vital del paciente y estimular su respuesta natural para combatir la enfermedad. Por ejemplo, si quiero un medicamento para evitar las náuseas, te doy un remedio hecho con heces de perro (que dan náuseas). O si sientes una inexplicable irritación, te doy un remedio hecho con trozos de post de AU. Si esto suena similar a las vacunas probablemente no es sino una simple casualidad, ya que muchos homeópatas de hecho se oponen paradójicamente a las campañas de vacunación. Además, el "tratamiento" homeopático se suministra tras desarrollarse la enfermedad a tratar, no previamente para estimular el desarrollo de una resistencia. No tiene, por tanto, caracter preventivo.
Esto, como digo, no es especialmente loco. Incluso podría sonar razonable a primera vista (si uno cree que hay una misteriosa "energía vital" que pueda atascarse). La locura gorda viene después. Samuel creía, en contra incluso de lo que en aquella época podría sonar razonable, que sus remedios se hacían más potentes a medida que se diluían (no a medida en que se concentran, que sería lo sensato químicamente). De este modo, su procedimiento para desarrollar remedios se basaba en la dilución extrema del agente causador de síntomas. En lugar de preparar un concentrado de la sustancia, lo que se hacía es diluirla un factor 100. Esto es, tomar una unidad de volumen de la sustancia, y diluirlo en agua destilada (o su equivalente de la época) hasta multiplicar por 100 el volúmen. Dicho volumen debe agitarse (originariamente, golpeándolo contra la biblia personal de Hahnemann). De este modo, tenemos una dilución CH1. Una CH5, por tanto, está 10.000.000.000 veces menos concentrada que la original.
Probablemente la razón de que este procedimiento haya sobrevivido en ciertos círculos tiene que ver con que es un no-tratamiento. Y, como digo, en la época esto podía ser mejor que ser tratado para ciertas afecciones como gripes o malestares inespecíficos que se curan por simple regresión a la media, o son infecciones oportunistas con picos sintomáticos. Evidentemente, en cuanto se refinó el procedimiento empírico-científico y se aplicó a la homeopatía, se encontró que su eficacia no era distinguible de dejarlos en una cama.
La mayoría de productos homeopáticos están entre CH30 y CH40. Probablemente es la causa de que uno no coja un tifus por ingerir cápsulas hechas de heces de perro. Dicho resultado de ultradilución se impregna habitualmente en cápsulas de sacarosa (85% sacarosa, 15% fructosa) o se presenta diluído en gotas de alcohol.
- Vendo azucarillos para analfabetos en ciencia.
En aquellos tiempos todavía faltaban más de diez años para que Amadeo Avogadro fijara la cantidad exacta que liga el número de partículas en un mol, y por tanto la masa de las moléculas. Para cuando ésto se hizo, se determinó que en un mol de partículas (de unos pocos a unos cientos de gramos, para la mayoría de moléculas) contiene aproximadamente 6.022E+23 partículas. Si tomáramos una cantidad de sustancia a diluir de alrededor de un mol (por simplicidad), una vez llegáramos a una dilución de CH10 nuestra muestra contendría alrededor de seis mil partículas. En una dilución CH15 hay una probabilidad menor a una entre un millón de que haya una sóla de las partículas originales en la muestra. O, dicho de otro modo, necesitaríamos alrededor de un millón seiscientos mil comprimidos homeopáticos para que empiece a haber una probabilidad razonable de que en uno sólo de ellos haya una de las partículas. En el resto, simplemente no queda absolutamente nada de la sustancia original. Supongo que no tengo que hacer los cálculos para una dilución CH40. Basta añadir cincuenta ceros a las cifras antes dadas.
Esto es, incluso si su base teórica no contradijera la teoría microbiana (o germinal) que obtuvo el Nobel en 1905 y el mecanismo de actuación fuera real, no existe la posibilidad de que haya agente farmacológico en el producto suministrado al paciente. Comprar productos homeopáticos es literalmente comprar cápsulas de azúcar o viales de agua a precios ridículos. Personalmente, puedo entender que gente sin demasiados estudios se crea el rollo de "es un producto muy natural y sin efectos secundarios" (lo segundo es cierto, ya que carece de ningún tipo real de efectos), pero me cuesta mucho extender la misma comprensión a farmacéuticos y profesionales de la medicina, que lamentablemente a veces sugieren estos tratamientos a sus pacientes (contraviniendo el código deontológico, al menos en España).
Hay dos réplicas que se hacen a veces a esta exposición, tratando de explicar un posible mecanismo de actuación (a pesar de que, como digo, los estudios de doble ciego implementados apropiadamente nunca hayan encontrado evidencia de funcionamiento).
· Efecto Placebo. Muchas veces se alude a que el llamado "efecto placebo" es la famosa energía vital a la que hace referencia la homeopatía, acupuntura, quiropraxis, y demás engañabobos. Dicen que el propio tratamiento dispara los mecanismos naturales del cuerpo para curarse. En parte es cierto que a veces el efecto de creer que se es tratado puede aliviar síntomas que se vean agravados por el estado mental del paciente. Hay estudios que hayan cierta correlación en la evolución de determinadas aflicciones y el estado mental del paciente, y hoy día se hace mucho hincapié en el trato al paciente en las distintas facultades de medicina. Pero una cosa es creer que el placebo puede ayudar al desarrollo de determinadas (insisto) aflicciones, y otra aceptar que por tanto es legítimo cobrar cantidades injustificables por vulgares placebos, o incluso asumir el riesgo de que el paciente abandone un tratamiento basado en medicina real al creer que el tratamiento homeopático "es mejor".
· Memoria del Agua. Esto probablemente merecería hilo aparte, pero por resumir se basa en la magufada extrema de que el agua de algún modo es psicosensible y "recuerda" las emociones y las sustancias con que ha estado en contacto. Se basa en un artículo de Jacques Benaviste (un homeópata, casualmente) de 1988 en Nature en que decía haber encontrado evidencias de memoria en el agua. Nadie ha podido replicar sus supuestos resultados y su artículo fue retirado. Adicionalmente, el magufazo de Masaru Emoto lleva años viviendo de afirmar que el agua no sólo retiene propiedades químicas sino también emociones. Es de mucha afición entre los magufos más hardcore.
- Hello, ladies.
No obstante, incluso si tal cosa fuera cierta, no explicaría por qué la dilución recuerda una sustancia con que estuvo en contacto brevemente y no las literalmente toneladas de heces con que ha estado en contacto. Tampoco justificaría un aumento en la potencia del preparado al diluir, cuestión fundamental en la homeopatía clásica.
Pues esta historia tan manifiestamente ridícula goza de una curiosa aceptación no sólo entre el maguferío alternativista, sino que también tiene bastante penetración en la población "normal". Incluso en países cuya educación se supone mucho mejor que la española, como Alemania, Francia o Suiza. Aquí mismo ya se han dado pasos para la regularización de estos curanderismos, incluso en contra del resultado del propio MSSSI que en la anterior legislatura encontraba que la homeopatía no tenía evidencia de funcionamiento. Adicionalmente, los partidos de supuesta izquierda son muy de hacer gestos a la galería y pedir la regularización de esta engañifa junto con otras mal llamadas "prácticas alternativas".
Contadme, médicos del foro ¿anécdotas graciosas con homeópatas? ¿creeis en estas mierdas? ¿cuñados/as recomendando remedios homeopáticos en cenas familiares?
Para los dos o tres que haya por aquí y que no sepan en qué consiste, es una creencia pseudocientífica originaria a finales del siglo XVIII por el bueno de Samuel Hahnemann.
- Se le ve sanísimo.
En aquellos tiempos, dado lo carnicero de la medicina y la brutalidad de sus tratamientos, así como la falta de un sistema auténticamente científico para discriminar las causas de las enfermedades y tratarlas, la falta de tratamiento a veces era preferible para un enfermo. Al menos, para afecciones de las que uno se cura solo. Tal cosa probablemente es la causa de que esta teoría prosperara en su momento.
Los principios de la homeopatía proceden probablemente de las creencias esotéricas del alegre Samuel. Esto no es algo especialmente valorable. Muchos de los científicos y médicos de la época creían una mezcolanza de teorías empíricas y esotéricas, y Hahnemann no era una excepción. Específicamente, Samuel era muy amigo del principio similia similibus curentur, el principio de similaridad. Dicho principio, conocido como principio de similares en otras ramas esotéricas, básicamente afirma que lo similar cura lo similar. El famoso "la mancha de una mora con otra mora se quita". Hahnemann creía que una pequeña dosis de una sustancia capaz de producir un síntoma de una enfermedad de alguna forma podría "liberar" la energía vital del paciente y estimular su respuesta natural para combatir la enfermedad. Por ejemplo, si quiero un medicamento para evitar las náuseas, te doy un remedio hecho con heces de perro (que dan náuseas). O si sientes una inexplicable irritación, te doy un remedio hecho con trozos de post de AU. Si esto suena similar a las vacunas probablemente no es sino una simple casualidad, ya que muchos homeópatas de hecho se oponen paradójicamente a las campañas de vacunación. Además, el "tratamiento" homeopático se suministra tras desarrollarse la enfermedad a tratar, no previamente para estimular el desarrollo de una resistencia. No tiene, por tanto, caracter preventivo.
Esto, como digo, no es especialmente loco. Incluso podría sonar razonable a primera vista (si uno cree que hay una misteriosa "energía vital" que pueda atascarse). La locura gorda viene después. Samuel creía, en contra incluso de lo que en aquella época podría sonar razonable, que sus remedios se hacían más potentes a medida que se diluían (no a medida en que se concentran, que sería lo sensato químicamente). De este modo, su procedimiento para desarrollar remedios se basaba en la dilución extrema del agente causador de síntomas. En lugar de preparar un concentrado de la sustancia, lo que se hacía es diluirla un factor 100. Esto es, tomar una unidad de volumen de la sustancia, y diluirlo en agua destilada (o su equivalente de la época) hasta multiplicar por 100 el volúmen. Dicho volumen debe agitarse (originariamente, golpeándolo contra la biblia personal de Hahnemann). De este modo, tenemos una dilución CH1. Una CH5, por tanto, está 10.000.000.000 veces menos concentrada que la original.
Probablemente la razón de que este procedimiento haya sobrevivido en ciertos círculos tiene que ver con que es un no-tratamiento. Y, como digo, en la época esto podía ser mejor que ser tratado para ciertas afecciones como gripes o malestares inespecíficos que se curan por simple regresión a la media, o son infecciones oportunistas con picos sintomáticos. Evidentemente, en cuanto se refinó el procedimiento empírico-científico y se aplicó a la homeopatía, se encontró que su eficacia no era distinguible de dejarlos en una cama.
La mayoría de productos homeopáticos están entre CH30 y CH40. Probablemente es la causa de que uno no coja un tifus por ingerir cápsulas hechas de heces de perro. Dicho resultado de ultradilución se impregna habitualmente en cápsulas de sacarosa (85% sacarosa, 15% fructosa) o se presenta diluído en gotas de alcohol.
- Vendo azucarillos para analfabetos en ciencia.
En aquellos tiempos todavía faltaban más de diez años para que Amadeo Avogadro fijara la cantidad exacta que liga el número de partículas en un mol, y por tanto la masa de las moléculas. Para cuando ésto se hizo, se determinó que en un mol de partículas (de unos pocos a unos cientos de gramos, para la mayoría de moléculas) contiene aproximadamente 6.022E+23 partículas. Si tomáramos una cantidad de sustancia a diluir de alrededor de un mol (por simplicidad), una vez llegáramos a una dilución de CH10 nuestra muestra contendría alrededor de seis mil partículas. En una dilución CH15 hay una probabilidad menor a una entre un millón de que haya una sóla de las partículas originales en la muestra. O, dicho de otro modo, necesitaríamos alrededor de un millón seiscientos mil comprimidos homeopáticos para que empiece a haber una probabilidad razonable de que en uno sólo de ellos haya una de las partículas. En el resto, simplemente no queda absolutamente nada de la sustancia original. Supongo que no tengo que hacer los cálculos para una dilución CH40. Basta añadir cincuenta ceros a las cifras antes dadas.
Esto es, incluso si su base teórica no contradijera la teoría microbiana (o germinal) que obtuvo el Nobel en 1905 y el mecanismo de actuación fuera real, no existe la posibilidad de que haya agente farmacológico en el producto suministrado al paciente. Comprar productos homeopáticos es literalmente comprar cápsulas de azúcar o viales de agua a precios ridículos. Personalmente, puedo entender que gente sin demasiados estudios se crea el rollo de "es un producto muy natural y sin efectos secundarios" (lo segundo es cierto, ya que carece de ningún tipo real de efectos), pero me cuesta mucho extender la misma comprensión a farmacéuticos y profesionales de la medicina, que lamentablemente a veces sugieren estos tratamientos a sus pacientes (contraviniendo el código deontológico, al menos en España).
Hay dos réplicas que se hacen a veces a esta exposición, tratando de explicar un posible mecanismo de actuación (a pesar de que, como digo, los estudios de doble ciego implementados apropiadamente nunca hayan encontrado evidencia de funcionamiento).
· Efecto Placebo. Muchas veces se alude a que el llamado "efecto placebo" es la famosa energía vital a la que hace referencia la homeopatía, acupuntura, quiropraxis, y demás engañabobos. Dicen que el propio tratamiento dispara los mecanismos naturales del cuerpo para curarse. En parte es cierto que a veces el efecto de creer que se es tratado puede aliviar síntomas que se vean agravados por el estado mental del paciente. Hay estudios que hayan cierta correlación en la evolución de determinadas aflicciones y el estado mental del paciente, y hoy día se hace mucho hincapié en el trato al paciente en las distintas facultades de medicina. Pero una cosa es creer que el placebo puede ayudar al desarrollo de determinadas (insisto) aflicciones, y otra aceptar que por tanto es legítimo cobrar cantidades injustificables por vulgares placebos, o incluso asumir el riesgo de que el paciente abandone un tratamiento basado en medicina real al creer que el tratamiento homeopático "es mejor".
· Memoria del Agua. Esto probablemente merecería hilo aparte, pero por resumir se basa en la magufada extrema de que el agua de algún modo es psicosensible y "recuerda" las emociones y las sustancias con que ha estado en contacto. Se basa en un artículo de Jacques Benaviste (un homeópata, casualmente) de 1988 en Nature en que decía haber encontrado evidencias de memoria en el agua. Nadie ha podido replicar sus supuestos resultados y su artículo fue retirado. Adicionalmente, el magufazo de Masaru Emoto lleva años viviendo de afirmar que el agua no sólo retiene propiedades químicas sino también emociones. Es de mucha afición entre los magufos más hardcore.
- Hello, ladies.
No obstante, incluso si tal cosa fuera cierta, no explicaría por qué la dilución recuerda una sustancia con que estuvo en contacto brevemente y no las literalmente toneladas de heces con que ha estado en contacto. Tampoco justificaría un aumento en la potencia del preparado al diluir, cuestión fundamental en la homeopatía clásica.
Pues esta historia tan manifiestamente ridícula goza de una curiosa aceptación no sólo entre el maguferío alternativista, sino que también tiene bastante penetración en la población "normal". Incluso en países cuya educación se supone mucho mejor que la española, como Alemania, Francia o Suiza. Aquí mismo ya se han dado pasos para la regularización de estos curanderismos, incluso en contra del resultado del propio MSSSI que en la anterior legislatura encontraba que la homeopatía no tenía evidencia de funcionamiento. Adicionalmente, los partidos de supuesta izquierda son muy de hacer gestos a la galería y pedir la regularización de esta engañifa junto con otras mal llamadas "prácticas alternativas".
Contadme, médicos del foro ¿anécdotas graciosas con homeópatas? ¿creeis en estas mierdas? ¿cuñados/as recomendando remedios homeopáticos en cenas familiares?