Un mediodía mi padre se llevó a mi madre a su habitación y mis hermanos y yo oímos cómo la forzó a follar. Mi madre no montaba escándalos cuando follaba, era una mujer recatada, pero aquel mediodía fue algo especial. Mi madre sollozaba e imploraba a mi padre que la dejara. Le decía que la dejara, que por lo que más quisiera que parase, que por los niños que no siguiera, etc.
Mis hermanos y yo andábamos por el salón y por la cocina sin saber muy bien que hacer ante aquella situación. Algunos de mis hermanos no aguantaron la presión y salieron al patio o la calle, yo recuerdo que estuve en la cocina mientras mis oídos captaban con total nitidez cada uno de los lamentos y las suplicas de mi santa madre para que luego mi psique grabase aquello en forma de trauma.
Recuero cuando todo ceso y mi madre entro en la cocina sollozando, miro a sus hijos a los ojos y dijo: ¡Ay, lo que me ha hecho vuestro padre! Tenía la cara descompuesta y los ojos rojos de tanto llorar. Ninguno dijimos nada. Como la mesa ya estaba puesta nos sentamos todos a comer con las orejas gachas, mi padre tenía la cabeza alta, a mi madre se le caían las lagrimas en el plato. Aquella fue una comida amarga para mí.
No sé si mi padre se folló a mi madre y como esta no quería tema lloraba, o si aquel día la hizo un griego por la fuerza en plan sadomaso. El caso es que desde entonces siempre fantaseé con matar al hijo puta de mi padre y vengar a mi madre por aquella violación.