Infidelidad y moral: responsabilidad de "los otros"

El otro día follé con una casada. Supe ver las señales y la aproveché. ¿Soy el culpable? No. Yo no le debo nada al marido. Si fuera amigo mío, todavía. Hace unos años quizás me hubiera sentido un poco raro. A mí, como todo el mundo, me han puesto los tochos. También los puse una vez, pero al menos valió la pena porque fue un trío de puta madre. De todas maneras ella me estaba poniendo los cuernos a mí, así que culpabilidad cero.
 
Nunca le he sido infiel a mi actual pareja, principalmente porque creo en el matrimonio. A novietas, por supuesto, porque no lo he considerado como algo serio, jamás, aunque estuviese dos o tres años con ellas. Uno debe ir a la última pareja ya desfogado y sin ganas de historias, a construir una familia, con la vida ya hecha; no intentar hacer con cuarenta o cincuenta lo que no hiciste con veinte.
No sentiría remordimientos al cornear si no estuviera casado. La culpa siempre es del que tiene pareja, nunca de quien no la tiene. Ser fiel con veinte y seguir con la misma pareja muchos años, puede que a la hora de la verdad te haga pasar factura.
 
La fidelidad es la eterna lucha entre el placer y emoción de una experiencia nueva y agradable, incluso morbosa teniendo en cuenta que es ilícita, y él no hacer daño a tu pareja actual.

Y es diferente en hombres y en mujeres.

En éstas últimas suele incluir algún componente emocional, para los hombres es más una cuestión pasional/hormonal.

Infidelidad es cuando se pierde la batalla, o no existe tal porque de la anterior pareja sólo queda la inercia y no se ha roto con ella por pereza.

Mejor romper y luego hacer lo que se quiera, o plantearse abrir la parte sexual de la relación a terceros (algo que no funciona si existe aún amor por parte de un miembro)

Cometer infedelidad es un acto feo.

Yo sí hubiera podido habría sido infiel, pero por feo y contrahecho nunca pude. Mala suerte.
 
Última edición por un moderador:
Atrás
Arriba Pie