No tengo así ningún anecdotón con ella directamente, pero bueno, como es costumbre contaré otra que la pilla de refilón.
Yo vivía en Dublin, en un edificio en Parnell, e Isabel venía de visita oficial, 2009 o asi puede ser. Compartía piso con una polaca que tenía buenas tetas y en general buen cuerpo porque había hecho gimnasia, pero también tenía un poco la tipica cara pan woytila de las polacas. El caso es que ella estaba con un italiano un poco gilipollas (valga la redundancia), Marco o algo así, yo lo llamaba Tonino por carotone pero ella no pillaba la broma. De aquellas yo frungia a veces con una croata que estaba loca del todo, trabajaba como agente social con los deshechos genéticos de irlanda, para quien conozca el percal sabrá de que tipo de infrahumanidad hablo, bueno a la tía le gustaba, y estaba buenilla.
El tema es que como las tardes del invierno en irlanda son una puta mierda, alguna vez que si vemos una peli, que si me tocas, que si me toco, me había frungido a la polaca y ese día nos habíamos puesto a frungir viendo Australia, que todo dios con criterio dirá que no sirve ni para eso. Ya efectuada la descargá comenzaron a llamar a la puerta, y nosotros a hacernos los locos, porque en Irlanda se pagaba la tv licence, que es un timo oficial que recaudaba 160 pavos con el subterfugio de dedicarlo a promocionar la programación local, esto es, imagina que trabajas en malaga por cosas de la vida y te piden que cotices para que Juan y Medio cobre un pastizal al año. Total que no se pagaba, pero claro, tenías que no abrir a los carteros que por alguna razón hacian de vampiros para pillarte sin licencia.
El tema es que tras un rato el tipo nos dijo, frikis de los cojones, se escucha la tele desde el patio, no vengo por la tele. Nos pertrechamos, salimos y había un tipo del ejercito con una metralleta. Por regla general no suelo desconfiar de tios con metralleta, asi que lo dejé pasar y el tio fue a las ventanas con un visor para ver si desde alli alguien podía apuntar a Isabel que bajaría de los jardines al O´Conell.
Se fue y a la tipa le entraron remordimientos, que si estaba mal, que si el italiano (que encima era un guay como los italianos y pasaba de ella) y bueno. Al dia siguiente estabamos frungiendo igual.
Y esa es mi historia con la reina.