Pionono
Frikazo
- Registro
- 24 Jun 2006
- Mensajes
- 13.354
- Reacciones
- 5.632
He parado de mirar en la página 5. Otro de mis artistas predilectos de toda la vida sin hilo propio. Pero esto qué cojones es. Vamos al lío. Al igual que hice con Queen, voy a centrarme en sus discos de estudio, porque si me pongo con directos y recopilatorios, que en realidad son el mismo editado muchas veces, el tío jeta, no tengo foro para tanto.
Aunque ya había hecho algunos proyectos sueltos y si no recuerdo mal alguna banda sonora, voy directamente a su primer álbum "de verdad".
Debutar con semejante obra maestra, que automáticamente se convierte en una referencia de la música electrónica, es de tener los huevos muy gordos. Y además jugando con apenas 4 sonidos básicos y variándolos con una sutileza realmente magistral. Una joya intemporal.
Más elementos como el viento o el agua, incluso inventa instrumentos el hijoputa para esta evolución, en la que sin embargo partiendo de los mismos sonidos que en Oxygen vuelve a petarlo. Nunca he entendido por qué se llamo Equinoxe y no Oxygene II, porque realmente es una continuación.
En esta ocasión ya sí que varía el sonido y sobre todo los ritmos. En la Parte 2 es imposible no engancharse a la melodía, se te pega cual polla a culo. Disco muy muy disfrutable y lleno de experimentos, sobre todo en el videoclip de esa parte 2 donde prácticamente hace todo lo que a nivel arcaico estaba a tiro visualmente en la época. El toque hortera que ha tenido siempre este hombre es realmente digno de LoL.
Posiblemente sea su disco más experimental de todos estos años. Lleno de movidas raras con la voz, distorsiones, sonidos extrañísimos formando un puzzle de lo más interesante. Admirable ese locurón que es el videoclip del tema "estrella" del disco, Zoolokologie. Hostia qué ida de olla más, insisto otra vez, hortera de cojones.
Me corro con este disco, en serio. Jarre evoluciona hacia una concepción cuasi-clásica, hasta operística, donde aunque lo divide en partes, todo es uno, incluso con su obertura. Cuando lo vi estrenar en gira en los famosos conciertos de Houston-Lyon casi se me caen los huevos al suelo, yo jamás había visto un espectáculo audio-visual así. El Second Rendez-Vous Part 2 y Part 4 son de hacerse pajas de sangre. Pero amigos, en este discazo está el Valhalla, el Olimpo, posiblemente sea de mis temas preferidos de la historia de la música, así lo digo: Fourth Rendez-Vous. Hay temas que se te clavan en el corazón y ya no se sacan jamás, y este es uno. De hecho lo estoy escuchando mientras escribo este párrafo.
Voy al WC a tocarme y sigo.
El listón estaba alto, altísimo, imposible. Aun así recuerdo haber gastado la cinta de cassete de este, por otro lado, irregular disco. Contiene auténticas maravillas como la secuencia Industrial Revolution y, sobre todo, esa virguería llamada London Kid, temarraco con la guitarra eléctrica de protagonista, algo nuevo en Jarre. Revolutions, el tema que da nombre al disco, es una cosa rarísima pero que suena muy chula, sonidos árabes electrónicos, voz distorsionada, ritmo guapo, qué mezcla, la hostia.
Este es problablemente el disco en que menos entendí qué coño quería hacer Jarre. Tiene cosas que merecen la pena, la parte marchosa de Calypso mola porque sí, porque mola, y la "balada" de la parte 3 también, pero te quedas como a medio polvo, o sea, algo bien, correcto, pero que no te termina de llenar.
Pero los genios lo que tienen es que vuelven. Jarre intenta aquí contar la historia del mundo a base de sonidos, venga, que no es ambicioso el colega ni nada. Pues con un par, se suelta un discazo, que te evoca exactamente lo que el músico quiere en cada momento e incluso puedes poner en tu imaginación hasta caras en cada corte. Y además, qué hostias, que la parte 4 forma parte de nuestra infancia porque fue la banda sonora de los Giros de Italia que ganó Miguel Indurain con J.J. Santos de comentarista en Telecinco.
Y se le cala el motor. Inexplicable e innecesaria continuación de su clásico Oxygene, que siempre he pensado que eran los cortes que no incluyó en su día pero remezclados. Que no está mal, ojo, pero que vamos, para escuchar esto, escucho el original de 1976.
Esta fue la primera ocasión en que tras escuchar un trabajo de Jarre lo primero que pensé fue "Joder, qué coñazo". No entré en ningún momento, e incluso a lo largo de los años le he dado oportunidades de escucha, hasta que me cansé. No me gusta un carajo.
Como su propio nombre indica, lo que cualquier artista hace en su estudio: encerrarse en su estudio y tocar lo primero que se le ocurre, sin orden ni concierto, sólo que Jarre y sus cojonazos lo graban y lo editan y dicen que es su nuevo disco. Aun teniendo algunas partes de piano, cosa novedosa en el autor y que es un instrumento que me encanta, esto lo pones de fondo en cualquier museo para que no moleste y cuela, es inocuo como el agua.
La década de 2000-2010 fue la del Jarre desorientado, como demostró esta cosa rara, sin ideas, sólo tocar por tocar, sin ser una sesión como el anterior, era algo confuso, sin unión entre sí de los temas. Lo que viene siendo otro coñazo, vamos, sin apenas ninguna melodía que se te quedara ahí en la cabeza para tararear.
Aunque con una vocación eminentemente comercial, al menos aquí Jarre recupera una idea, algo a lo que aferrarse, y además lo hace de forma precursora, porque adelanta el potencial del concepto de relaciones en torno a Internet y las por entonces incipientes redes sociales. A mí el tema que da nombre al disco me mola mogollón, rítmico a tope, pegadizo, brillante, el Jarre que echaba de menos tras años.
Durante los años siguiente, yo pensé que se había retirado. Apenas se sabía nada de él, de hecho hasta le perdí la pista. De vez en cuando buscaba información y nada de nada, algún pequeño concierto aquí y allá, pero ningún proyecto a la vista. Fue bonito mientras duró, pensé.
Pero en 2015, gol en Las Gaunas. Lo cual ya de por sí era buena señal porque Jarre se toma su tiempo en saber qué cojones quería hacer en vez de hacer como en la década anterior de sacar discos porque sí, sin sentido. Ahora elige hacer lo que viene siendo un disco de "dúos" con algunos de los mejores artistas electrónicos. Me encanta una cosa de este trabajo, aparte de la gran calidad de los temas, el cabronazo de Jarre consigue que a pesar de todo, su "sonido" siempre se distinga, pero que el otro autor también tenga el suyo, de hecho yo tenía mucho interés en ver el resultado de la colaboración con Armin Van Buuren, al que se puede considerar su hijo electrónico en lo que dance/house/trance se refiere. A mí me parece muy muy difícil conseguir ese equilibrio y más en un disco de música electrónica. Y no contento con eso, va el hijoputa y coloca como último track... ¡un remix de todos los temas!
Siguiendo la estela del anterior, en esta continuación se anuncia que van a estar los Pet Shop Boys y, atención, el mismísimo Hans Zimmer y... Edward Snowden. WTF???? Pero a lo que importa, el resultado de nuevo es bueno pero dispar, sobresalen los temas puramente electrónicos sobre los que tienen voces. Aún así, oye, hay calidad.
Copio y pego de Oxygene 2: Y se le cala el motor. Inexplicable e innecesaria continuación de su clásico Oxygene, que siempre he pensado que eran los cortes que no incluyó en su día pero remezclados. Que no está mal, ojo, pero que vamos, para escuchar esto, escucho el original de 1976.
Este disco lo considero un ejercicio de autolamepollismo simpático. Con un sonido en general rollo retro pero actualizado, el mamón lo que hace es coger sonidos de todos sus clásicos y crear fusiones entre ellos. Y como se ve que le ha entrado el rollo DJ a la vejez, pues otro remix de todos los temas del disco para finalizar. Está curioso eh, realmente curioso.
Viene a ser lo que el anterior pero más raruno, más rollo el Sessions, más difícil de escuchar y menos resultón.
Aunque ya había hecho algunos proyectos sueltos y si no recuerdo mal alguna banda sonora, voy directamente a su primer álbum "de verdad".
Debutar con semejante obra maestra, que automáticamente se convierte en una referencia de la música electrónica, es de tener los huevos muy gordos. Y además jugando con apenas 4 sonidos básicos y variándolos con una sutileza realmente magistral. Una joya intemporal.
Más elementos como el viento o el agua, incluso inventa instrumentos el hijoputa para esta evolución, en la que sin embargo partiendo de los mismos sonidos que en Oxygen vuelve a petarlo. Nunca he entendido por qué se llamo Equinoxe y no Oxygene II, porque realmente es una continuación.
En esta ocasión ya sí que varía el sonido y sobre todo los ritmos. En la Parte 2 es imposible no engancharse a la melodía, se te pega cual polla a culo. Disco muy muy disfrutable y lleno de experimentos, sobre todo en el videoclip de esa parte 2 donde prácticamente hace todo lo que a nivel arcaico estaba a tiro visualmente en la época. El toque hortera que ha tenido siempre este hombre es realmente digno de LoL.
Posiblemente sea su disco más experimental de todos estos años. Lleno de movidas raras con la voz, distorsiones, sonidos extrañísimos formando un puzzle de lo más interesante. Admirable ese locurón que es el videoclip del tema "estrella" del disco, Zoolokologie. Hostia qué ida de olla más, insisto otra vez, hortera de cojones.
Me corro con este disco, en serio. Jarre evoluciona hacia una concepción cuasi-clásica, hasta operística, donde aunque lo divide en partes, todo es uno, incluso con su obertura. Cuando lo vi estrenar en gira en los famosos conciertos de Houston-Lyon casi se me caen los huevos al suelo, yo jamás había visto un espectáculo audio-visual así. El Second Rendez-Vous Part 2 y Part 4 son de hacerse pajas de sangre. Pero amigos, en este discazo está el Valhalla, el Olimpo, posiblemente sea de mis temas preferidos de la historia de la música, así lo digo: Fourth Rendez-Vous. Hay temas que se te clavan en el corazón y ya no se sacan jamás, y este es uno. De hecho lo estoy escuchando mientras escribo este párrafo.
Voy al WC a tocarme y sigo.
El listón estaba alto, altísimo, imposible. Aun así recuerdo haber gastado la cinta de cassete de este, por otro lado, irregular disco. Contiene auténticas maravillas como la secuencia Industrial Revolution y, sobre todo, esa virguería llamada London Kid, temarraco con la guitarra eléctrica de protagonista, algo nuevo en Jarre. Revolutions, el tema que da nombre al disco, es una cosa rarísima pero que suena muy chula, sonidos árabes electrónicos, voz distorsionada, ritmo guapo, qué mezcla, la hostia.
Este es problablemente el disco en que menos entendí qué coño quería hacer Jarre. Tiene cosas que merecen la pena, la parte marchosa de Calypso mola porque sí, porque mola, y la "balada" de la parte 3 también, pero te quedas como a medio polvo, o sea, algo bien, correcto, pero que no te termina de llenar.
Pero los genios lo que tienen es que vuelven. Jarre intenta aquí contar la historia del mundo a base de sonidos, venga, que no es ambicioso el colega ni nada. Pues con un par, se suelta un discazo, que te evoca exactamente lo que el músico quiere en cada momento e incluso puedes poner en tu imaginación hasta caras en cada corte. Y además, qué hostias, que la parte 4 forma parte de nuestra infancia porque fue la banda sonora de los Giros de Italia que ganó Miguel Indurain con J.J. Santos de comentarista en Telecinco.
Y se le cala el motor. Inexplicable e innecesaria continuación de su clásico Oxygene, que siempre he pensado que eran los cortes que no incluyó en su día pero remezclados. Que no está mal, ojo, pero que vamos, para escuchar esto, escucho el original de 1976.
Esta fue la primera ocasión en que tras escuchar un trabajo de Jarre lo primero que pensé fue "Joder, qué coñazo". No entré en ningún momento, e incluso a lo largo de los años le he dado oportunidades de escucha, hasta que me cansé. No me gusta un carajo.
Como su propio nombre indica, lo que cualquier artista hace en su estudio: encerrarse en su estudio y tocar lo primero que se le ocurre, sin orden ni concierto, sólo que Jarre y sus cojonazos lo graban y lo editan y dicen que es su nuevo disco. Aun teniendo algunas partes de piano, cosa novedosa en el autor y que es un instrumento que me encanta, esto lo pones de fondo en cualquier museo para que no moleste y cuela, es inocuo como el agua.
La década de 2000-2010 fue la del Jarre desorientado, como demostró esta cosa rara, sin ideas, sólo tocar por tocar, sin ser una sesión como el anterior, era algo confuso, sin unión entre sí de los temas. Lo que viene siendo otro coñazo, vamos, sin apenas ninguna melodía que se te quedara ahí en la cabeza para tararear.
Aunque con una vocación eminentemente comercial, al menos aquí Jarre recupera una idea, algo a lo que aferrarse, y además lo hace de forma precursora, porque adelanta el potencial del concepto de relaciones en torno a Internet y las por entonces incipientes redes sociales. A mí el tema que da nombre al disco me mola mogollón, rítmico a tope, pegadizo, brillante, el Jarre que echaba de menos tras años.
Durante los años siguiente, yo pensé que se había retirado. Apenas se sabía nada de él, de hecho hasta le perdí la pista. De vez en cuando buscaba información y nada de nada, algún pequeño concierto aquí y allá, pero ningún proyecto a la vista. Fue bonito mientras duró, pensé.
Pero en 2015, gol en Las Gaunas. Lo cual ya de por sí era buena señal porque Jarre se toma su tiempo en saber qué cojones quería hacer en vez de hacer como en la década anterior de sacar discos porque sí, sin sentido. Ahora elige hacer lo que viene siendo un disco de "dúos" con algunos de los mejores artistas electrónicos. Me encanta una cosa de este trabajo, aparte de la gran calidad de los temas, el cabronazo de Jarre consigue que a pesar de todo, su "sonido" siempre se distinga, pero que el otro autor también tenga el suyo, de hecho yo tenía mucho interés en ver el resultado de la colaboración con Armin Van Buuren, al que se puede considerar su hijo electrónico en lo que dance/house/trance se refiere. A mí me parece muy muy difícil conseguir ese equilibrio y más en un disco de música electrónica. Y no contento con eso, va el hijoputa y coloca como último track... ¡un remix de todos los temas!
Siguiendo la estela del anterior, en esta continuación se anuncia que van a estar los Pet Shop Boys y, atención, el mismísimo Hans Zimmer y... Edward Snowden. WTF???? Pero a lo que importa, el resultado de nuevo es bueno pero dispar, sobresalen los temas puramente electrónicos sobre los que tienen voces. Aún así, oye, hay calidad.
Copio y pego de Oxygene 2: Y se le cala el motor. Inexplicable e innecesaria continuación de su clásico Oxygene, que siempre he pensado que eran los cortes que no incluyó en su día pero remezclados. Que no está mal, ojo, pero que vamos, para escuchar esto, escucho el original de 1976.
Este disco lo considero un ejercicio de autolamepollismo simpático. Con un sonido en general rollo retro pero actualizado, el mamón lo que hace es coger sonidos de todos sus clásicos y crear fusiones entre ellos. Y como se ve que le ha entrado el rollo DJ a la vejez, pues otro remix de todos los temas del disco para finalizar. Está curioso eh, realmente curioso.
Viene a ser lo que el anterior pero más raruno, más rollo el Sessions, más difícil de escuchar y menos resultón.
Última edición: