Más triste aún, la tríada del Mediterráneo -eso de trigo, vid y olivo- se traduce en que como un bocadillo de aceitunas y me lo trago con una taza de vino. Así le fue a los griegos: todo en ruinas.
Nah, era todo por tirarme el pisto, en realidad mi señora me trae o caldo de la aldea y todas las mañanas me tomo una taza con pan reseso. Es la energía de un hombre moderno hasta el almuerzo.
A todo esto, vuestra obsesión con El bedel seguro que es un deseo sexual reprimido. A mí imposible que me pase, sigo los pasos de Brahma, la anulación del deseo me ha vuelto uno con el universo.