Kraftschlag
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Todo esto de nacionalsocialismo, fascismo... todo eso murió como ideario político viable.
De hecho, murió en las olimpiadas de Berlín, cuando Hitler rehusó darle la mano a un negro. Sin flexibilidad las cosas se parten, no se hacen más fuertes.
OLIMPIADAS DE BERLÍN, 1936- HITLER & JESSE OWENS -¿UNA MENTIRA DE 60 AÑOS?
La prensa "internacional" hace años que viene repitiendo que el excepcional atleta Jesse Owens, conquistador de 4 medallas de oro en las Olimpíadas de 1936 en Berlín; que habrían sido organizadas para mostrar al mundo la superioridad de la raza aria; habría desmoralizado ésta raza; Hitler no lo habría saludado por ser negro, y habría quedado tan irritado con sus victorias, que terminó abandonando el Estadio... Últimamente están sofisticando más el asunto y ya fue publicado que el Führer espumaba de rabia....
Una noticia de éste tipo tiene tres objetivos por lo menos, ya que nunca entraron en detalles sobre aquella olimpíada:
1. Racismo contra los negros.
2. Supone la idea de derrota y desmoralización alemana.
3. Quien espuma de rabia esta loco.
Los Homenajeados Publicamente por Hitler
El rotativo "Correio do Povo" de Porto Alegre, en su reportaje del 5 de agosto de 1936, nos cuenta lo que sucedió en Berlín el día 2 de agosto de 1936, primer día de competiciones:
"Hitler presenció parte de las pruebas en el estadio, se hizo presentar a los vencedores de las modalidades que acababa de presenciar desde la tribuna oficial. Felicitó personalmente a la Srta. Fleischer de Alemania, por su victoria en el lanzamiento de jabalina. El director deportivo, Von Tschammer Osten, le presentó también a las señoritas Kurgen, de Alemania, 2ª colocada, y Knasnievska de Polonia, la tercera colocada. Más tarde, Hitler saludaría personalmente a los tres finlandeses de los 10.000 metros; al alemán Woellke, vencedor de lanzamiento de peso, y los segundo y tercero respectivamente; el finlandés Baerlunde y el alemán Stoeck."
"Después de esto, y antes de retirarse del estadio, de acuerdo con la información del Sr. K. C. Duncan, secretario general de la Asociación Olímpica Británica, — los miembros del C.O.I. (Comité Olímpico Internacional) solicitaron al Führer que se abstuviese de continuar saludando públicamente a los vencedores de cada prueba. [3] Esto sucedió en el momento en que CORNELIUS JOHNSON, (Y NO JESSE OWENS) atleta negro estadounidense, estaba siendo laureado con medalla de oro en salto de altura."
Ciertamente que después de la petición del C.O.I. no hubo más saludos en público por parte del Führer durante todo el resto de la Olimpíada, ni para los negros ni para los "arios".
LA PRIMERA MEDALLA DE ORO DE JESSE OWENS
En la prueba final de los 100 metros, venció Jesse Owens, como ya era esperado por el público que lo había visto batir el record mundial en las eliminatorias. El tiempo de la prueba final fue de 10.3 segundos, igualando el record olímpico.
Al respecto, el "Correio do Povo" de 4/VIII/1936, publicó: "Después de triunfar en los 100 metros, Jesse Owens declaró a los reporteros: "Es difícil imaginar mi felicidad. Cuando corría, hubo un momento en que me pareció que tenía alas. Todo el estadio se mostraba tan animado, que me contagió y corrí con más alegría; pareciendo que había perdido el peso de mi cuerpo. El entusiasmo deportivo de los espectadores alemanes me impresionó profundamente, especialmente la caballeresca actitud del público. Pueden decir a todos que agradecemos la hospitalidad germana." Era su primera medalla de oro.
SALTO DE LONGUITUD.
Su segunda medalla de oro fue conseguida en el salto de longitud, en disputa con el atleta alemán Lutz Long, que en la serie había igualado al fantástico atleta negro con 7,87 metros. Entonces, Owens en su último salto, alcanzó los 8,06 metros, un record que se mantendría mundialmente invicto por 24 años. Long, ansioso por superar la marca de Jesse, saltó por última vez, fracasando sin embargo. Hay que tener en cuenta el espíritu deportivo que existió en ésta olimpíada; pues después de la victoria, Jesse comentó que venció gracias a los consejos recibidos de su principal competidor, el "ario" Long, que le recomendó hacer una marca en el suelo y tomarla como referencia antes de saltar, del cual fue amigo íntimo hasta que falleció en combate en la IIGM, en la batalla de San Pietro. Owens conoció a su familia y concluida la guerra, Owens visitó a la familia del alemán y fue invitado de honor al casamiento de su hijo en 1960.
TERCERA Y CUARTA MEDALLAS: HOMENAJE
Ya como ídolo del PUEBLO ALEMÁN, desde las eliminatorias, de los 100 metros, Jesse se prepara para su tercera medalla de oro, en los 200 metros llanos. Pese al mal tiempo, el estadio para 110.000 personas estaba lleno, como siempre, nadie quería perder él espectáculo. En las eliminatorias él ya había arrasado con el record mundial en 21,3 segundos. Desde la salida Jesse tomó la delantera y cruzó la llegada en 20,7 segundos mejorando su record olímpico y mundial. Hitler también presenció ésta prueba, para la cual los alemanes no pudieron clasificarse. Los alemanes habían preparado una ceremonia especial para Jesse Owens, en previsión de su victoria. Los tres vencedores, 1º, 2º y 3º colocados en ésta prueba se alinearon en una tribuna especialmente construida, adornada con ramos verdes y áureos, frente al palco oficial, donde, además del Führer, estaban los invitados de honor. Jesé estaba en el medio, ligeramente arriba del ganador de la medalla de plata, a su derecha, y del tercero colocado a su izquierda.
Cuando los tres atletas levantaron la vista a la tribuna de honra, la banda de los organizadores de la Olimpíada, dirigida por el conde Henri de Baillet Latour, y una batería de trompetas, en la extremidad del estadio, comenzaron a tocar y toda la multitud se levantó. Tres lindas jóvenes en uniforme blanco, se encaminaron hasta los campeones y los coronaron con laureles. Jesse recibió también un tiesto con un pequeño roble. Los altavoces anunciaron los nombres de los atletas y la banda ejecutó el himno nacional estadounidense mientras los atletas permanecían en posición de firmes y los "arios" que desbordaban el estadio, con los brazos extendidos para adelante, hacían en conocido saludo nacionalsocialista.
Después del himno, la multitud se sentó de nuevo para ver las jóvenes en perfecta formación saliendo para un lado, mientras los vencedores saludaban el palco de Hitler y se retiraban. La cuarta y última medalla de oro, fue conquistada en relevos de 4 X 100 mts. en 39,8 segundos por el equipo americano que Jesse integraba, también estableciendo un nuevo record mundial.
El propio Jesse Owens en su autobiogfrafia "Jesse Owens, The Jesse Owens Store”, de 1970, desmintió que el Führer le hubiera vuelto públicamente la espalda: el atleta de color dijo que Hitler le había rendido un homenaje: "Cuando pasé frente al Canciller (Hitler), se levantó, me saludó con la mano y yo le devolví el saludo en la misma forma. Creo que los periodistas mostraron su mal gusto al criticar al hombre del momento en Alemania.
AUTÓGRAFOS.
El "Negro" era tan querido y popular para el pueblo alemán, que no tuvo, después de la primera victoria, prácticamente más descanso, porque donde fuese tenía que dar autógrafos. Después de la victoria en los relevos, se vio obligado a cambiar de alojamiento para huir de la multitud de cazadores de autógrafos. (¿Qué clase de racistas harían algo así?) Millares esperaban en fila del lado de afuera, en la Casa Bautzen en la Villa Olímpica. Al principio, Jesse se sentía a gusto siendo tan popular, y de buen grado daba autógrafos a diestra y siniestra. Pero ya por el final de las competiciones, los músculos de su brazo derecho se resentían con calambres. Larry Snyder, su compañero de equipo tuvo miedo de que los calambres pudieran perjudicarle las piernas. Pidió la ayuda de Herb Fleming, otro negro con el cual era constantemente confundido. Jesse autorizó al otro atleta negro para firmar autógrafos en su nombre.
EXHIBICIÓN EN COLONIA.
Finalizadas las Olimpíadas, el Gobierno Alemán patrocinó la exhibición de Jesse y otros atletas americanos en la ciudad de Colonia (Köln). El "Correio do Povo" de Porto Alegre del día 12/VIII/36 publicó:
"Jesse Owens durante una entrevista telefónica que mantuvo con la United Press, declaró hoy en Colonia que abandonará su viaje a través de Europa y que seguirá lo más pronto posible para los Estados Unidos, para estudiar diversas propuestas que recibió para ingresar en el profesionalismo."
MISTERIO.
Después de Colonia, la delegación americana fue invitada a Noruega y Suecia, sin embargo Jesse rehusó participar. No se consiguieron aún datos concretos sobre lo que ocurrió con él en éste período. La verdad es que él fue suspendido por la Asociación Atlética de los Estados Unidos, regresó a su patria, pero del presidente Roosevelt no recibió ni una invitación a la Casa Blanca ni una carta. Años después, el cachetazo se volvió a repetir en una fiesta pública de caridad. El Presidente pasó a su lado, ignorándolo por completo. Tampoco fue recibido con banda de música, ni trompetas, ni homenajes, solamente fue recibido por una multitud en una estación de Nueva York y en un acto en Cleveland, de poca relevancia comparado con el trato recibido en Alemania, pero los meses pasaron y no pudo encontrar un trabajo que le permitiera pagar el resto de los cursos de la universidad, por lo que abandonó su curso universitario y firmó un contrato de— ¡director de conjunto musical! ¡Y nunca más compitió en carreras profesionales! Es muy raro todo éso, Uno de los mayores atletas de todos los tiempos, héroe celebrado por los alemanes e ignorado por su patria al volver. ¿No habrá sido justamente por éso que la prensa internacional lo ignoró? ¿Habría caído en desgracia? ¿En algún tipo de trampa?
Pasaron los años, y casi en la ruina, iba de coliseo en coliseo, compitiendo contra perros, caballos, coches y motocicletas. Cuando ya no pudo correr más, escribió dos libros contra el racismo y luchó por esa causa dentro del Comité Olímpico. Durante un tiempo también trabajo de relaciones públicas, e incluso durante un largo periodo fue un popular disc jockey de Jazz en Chicago. Criticó lo que quiso por mucho tiempo, consiguiéndose enemigos y enemigos. Hasta tuvo que vender algunos trofeos y medallas. Según sus propias palabras: ”La gente decía que para un campeón olímpico era una degradación correr contra un caballo, ¿pero que se supone que debía hacer? Si, tenia cuatro medallas de oro, pero tu no te puedes alimentar de cuatro medallas de oro”
Por indisciplina, al comienzo de las Olimpíadas, los dirigentes americanos retiraron de su delegación a los atletas Sam Stoller y Martín Glickman, los únicos judíos del equipo de pista y campo de los EE.UU., que fueron substituidos por los negros Jesse Owens y Ralph Metcalfe en los relevos de 4 x 100. A partir de ahí predominó la tendencia de criticar al Comité Americano en la "Prensa Internacional", principalmente en los EE.UU.
Stoller y Glickman decían que hubieran podido también alcanzar el record mundial... La prensa decía que la no inclusión de los atletas había sido inoportuna; lo que desencadenó acusaciones de prejuicios raciales contra el equipo norteamericano, que duraron algunos años. Los amantes del deporte en los E.E UU. pudieron leer muchas más noticias sobre las hazañas de Eleanor Holm Jarret, nadadora de espaldas; la cual fue separada del equipo americano por no haber cumplido todos los entrenamientos previstos en el vapor que los conducía a Alemania. Cantante de Clubes Nocturnos y actriz de cine, Eleanor dijo haberse entrenado con champagne y caviar. Pues la prensa daba más atención a esa moza, de la que daba a los otros nadadores americanos que llevaron varias medallas. También se hablaba más de los dos boxeadores que fueron retirados y se olvidaron de los que realmente lucharon.
Por lo tanto se deduce que la prensa "racista internacional" no aceptó el corte y sustitución de atletas judíos por negros, ni el hecho de que sus victorias fuesen aclamadas por el pueblo alemán. También hay que mencionar que entre los atletas alemanes se encontraba la Srta. Helene Mayer, una judía, que ganó la medalla de plata en florete femenino y que recibió del Gobierno, plena ciudadanía alemana, lo que irritó a los sionistas.
Ahora vamos a analizar los tres puntos anteriormente mencionados, que serían el objetivo de los falsos noticieros, que aparecen en la prensa mundial siempre que se habla de Olimpíadas, ya que las de Berlín fueron las últimas antes de la Segunda Guerra Mundial. ¿Racismo contra los negros? Ciertamente hubo, pero no fueron racistas los alemanes que festejaron y glorificaron las victorias de Jesse Owens transformándolo en ídolo. ¿Que el "Negro" desmoralizó la raza aria cuando ésta organizó las Olimpíadas para mostrar su superioridad? ¡No puedo creer que la prensa no sepa quienes vencieron en 1936, y sigan desparramando mentiras a lo largo de más de cincuenta años! Finalmente ¿porqué espumaría de rabia un Gobernante que venció una olimpíada brillantemente, con 89 medallas, numero idéntico al conquistado EN CONJUNTO por los EE UU, Francia y Gran Bretaña, las tres mayores potencias de la época?
Jesse Owens, en el hospita donde le tratabanl, enfermo de cáncer, antes de fallecer, dijo lo siguiente en una entrevista al Tampa Tribune del 01/IV/80, páginas 1 y 3-6: "Que Hitler no saludó ningún atleta más después del petición del presidente del COI. Que llegando de vuelta a los EEUU como gran campeón, no recibió ningún apretón de mano del presidente Roosevelt. Al contrario de lo que ocurriera en Alemania, en su propia patria no le permitían sentarse en los asientos de adelante de los autobuses, tenía que ir para la parte trasera, destinada a los negros. En los actos públicos; debía entrar por la puerta del fondo y no podía vivir en donde le gustase. Joe Louis y él, fueron los primeros atletas negros de fama mundial. Pero no podían hacer propaganda de artículos deportivos en los EE.UU. de América, pues los estados del sur boicotearían ésos productos. "Nosotros vivíamos en América bajo ésa discriminación", aseguró él.
El 31 de marzo de 1980 un cáncer en los pulmones se lo llevó para siempre. Murió solo, en su habitación de alquiler. Dejó dos medellas de oro sobre su mesita de noche, un paquete de cigarrillos y una carta inconclusa dirigida a Erika Long.
EL CASO JOE LOUIS.
Nota adicional: Joe Louis el boxeador negro también tuvo tremendos problemas en EE.UU., pese a haber colaborado en el ejército Norteamericano dando exhibiciones y demás, y de donar varios cientos de miles de dólares a la milicia de EE.UU. ¡Los yankees le cobraron impuestos por este dinero que Louis donó a los EE.UU.!... Joe Louis quedó endeudado por mucho tiempo y tuvo que pelear (ya cuando estaba viejo y retirado) y dejarse aporrear a fin de poder pagar, para que se vea como son los yankees capitalistas: asesinos y dineristas.
ANEXO
Por muy poca gente es conocido que había negros en la Alemania Nacionalsocialista y que no fueron del todo mal tratados. Uno de ellos, Hans Massaquoi, nieto del Cónsul General de Liberia en Hamburgo, de padre africano y madre alemana, escribió un libro sobre sus vivencias en la Alemania NS “Destined to Witness: Growing Up Black in Nazi Germany.” . Parece ser que de joven intentó entrar en la Hitlerjugend y posteriormente ya siendo adulto en la Wehrmacht, pero ambos le fueron denegados. No obstante, vivió normalmente en la Alemania NS hasta el final de la Guerra. La población de negros en Alemania en 1939 rondaba los 200.000, la mayoría originarios de la colonias africanas de Alemania. La mayoría de ellos no emigro a sus países de origen, ya que eran bien tratados. Aquellos que obtuvieron la ciudadanía podían votar, e ingresar en la Wehrmacht (ejercito regular)