Hay una pregunta que se la hace como jadeando, como si estuviese follando o haciéndose un deo a la vez que se la hace. La tercera o la cuarta.
Las preguntas a mí personalmente me han parecido una reputísima mierda, no me interesaban para nada, y por lo visto a Torbe tampoco. Es que a quién se le ocurre preguntarle por todos sus fracasos vitales, uno tras otro. Que si sus relaciones con las mujeres, que si su paternidad fallida, que si cómo se ve en el futuro solo como la una, lo de la cárcel, etc. Así no se camela a un hombre, joder, le tenías que haber preguntado por su niñez, por su juventud, cuando aún tenía vitalidad y ganas de comerse el mundo. Que hubiese rememorado esa época feliz, coño. Sus aficiones, ¿por qué no le has preguntado por los cómic como te dije, so puta? Sé que le gusta mucho Milo Manara, lo dijo en una entrevista hace muchos años. Le gustaba dibujar moñacos, tenía ilusiones y no se las has avivado para que se viniese arriba. Háblale de las feminazis, que sabes que las odia y por ahí podías haber roto el hielo.
Y no me extraña que sus respuestas fuesen más largas que tus preguntas, porque te enrollas tú sola. Has empezado una pregunta, he ido a mear, y cuando he vuelto todavía seguías dándole vueltas. Y habla más alto, que he puesto el volumen a tope y todavía no me daban las orejas para escucharte.
La próxima entrevista que la haga Herodes.