Escribá de Balaguer
Clásico
- Registro
- 3 Feb 2005
- Mensajes
- 2.897
- Reacciones
- 4
Capitán Hediondo rebuznó:Merecemos la extinción, pero ya.
En realidad, con un par de ajustes bastaría para salvar a la humanidad de la suma gilipollez que le rodea:
1.- Abajo el sistema educativo. La cultura y el saber lo deberían adquirir aquellos que, como los presocráticos, sentían en su interior la llamada de la curiosidad. Cuando algo es universal, evidentemente deja de ser exclusivo y, por lo tanto, se degrada. No interesa poner el conocimiento al servicio de los débiles, pues sólo van a saber recitarlo.
2.- Trabajos forzados para el resto. El Estado de Bienestar es el refugio de millones de vagos que arruinan el progreso. Así, las personas que no estén formadas intelectualmente, deberán sustentar el sistema con su incesante trabajo. Mientras los primeros tenderán a desarrollar una mente de superhumano, estos lo harán a la animalización, proceso natural, justo y necesario.
Se les prohibirá cocinar sus alimentos, de lo contrario, se correrá el riesgo de que se vuelvan a desarrollar técnicas de nouvelle cuisine que sólo han tenido éxito históricamente por convencer a los patanes de que son sofisticados.
3.- Ninguno de los de la clase B (u omega) podría tener acceso a aparatos tecnológicos. De esta forma, los nuevos inventos y las bases de datos que se crearían a partir de ellos serían cauces propicios para establecer un nuevo renacimiento, y no un paraíso cani a extinguir. La máxima tecnología que se les permitiría sería el manejo de las máquinas industriales, con el fin de producir beneficio económico.
4.- Para reproducirse:
-La clase A debería de seleccionar a sus especimenes más aptos mediante pruebas físicas. Sería la única forma de garantizar que los nuevos individuos reunieran un mayor número de condiciones de mejorar la especie.
-A la clase B se le permitiría reproducirse de forma bianual, en una especie de combates todos contra todos, en la que un único ganador podría inseminar a veinte hembras de características físicas centroeuropeas, y con una perfecta pronunciación de su lengua vernácula.