El equivalente actual a la elegancia de Grace Kelly y demás vendrían a ser las “it girls”, ahora que está en boga usar ese término para las chicas que están de moda, visten bien, tienen cierto atractivo, o muchos seguidores.
Pues bien, ese “it” se popularizó en 1927 en el film del mismo nombre, “It”, y se refería al magnetismo de la atriz Clara Bow. Ese “it” es algo que alguna gente posee, no es la vestimenta que te da la tienda de moda o la cuenta bancaria, ese “it” se puede traducir por charming, es ese “je ne sais quoi”, el “un no sé qué”, el atractivo que no se percibe, se siente, el imán que atrae.
El concepto de “eso” nace en 1904 de la mano de la escritora Elionor Glyn, no es belleza, es ese algo que diferencia. Quicir, no es una persona que viste bien asesorada por un estilista, o que lleva un buen maquillaje, ni es ser un influencer con unos seguidores, cola de una estela de moda, como toda moda pasajera.
En palabras de Elinor Glyn 1927 “esa cualidad poseída por unos que atrae a todos los demás con su fuerza magnética. Con (it) ganas a todos los hombres si eres mujer, y a todas las mujeres si eres hombre, puede ser una cualidad de la mente, así como una atracción física”.
Vamos, ese “it” es una fuerza magnética invisible que atrae sin saber el porqué, que magnetiza con sus palabras o actitud, su saber estar, es eso que solemos decir de alguien: “tiene un no sé qué, que yo que sé”.
Buah, menudo rollo; para resumir, que pocas perras traperas -más bien ninguna- tienen eso, por mucho guarreo que se gasten.