ROTTERDAM
Forero del todo a cien
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- 30 May 2017
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Desde hacer unos meses está saliendo en el foro el tema de la legalización/prohibición de la prostitución. En nuestro caso, al no existir una legislación precisa sobre el tema, estamos sin normativa al respecto. La pregunta es, sería conveniente su legalización, o como dicen otros su prohibición. Desde luego que la prohibición traería más problemas que ventajas. Debemos de aceptar dos cosas: la primera, es que la prostitución tiene un papel importante en la sociedad, es útil para aquellos que necesitan cubrir una necesidad vital y encuentran una forma de hacerlo pagando por ello. Lo cierto es que evita muchas agresiones sexuales. Además, los clientes y prostitutas tendrían más seguridad, derechos y obligaciones. Muchas mafias no tendrían cabida y una realidad que existe, se formalizaría aportando más ventajas que inconvenientes. Alemania es un ejemplo de legalización y Holanda también.
La otra opción, su prohibición, afectaría como siempre a los más pobres. A la prostitución más pobre de la calle sería la sancionada y recriminada con fuerza. Mientras tanto, la prostitución de lujo camparía a sus anchas sin que pueda ser controlada. Al final, los poderosos económicamente podrán mantener sus citas en hoteles y pisos privados de lujo, o simplemente viajarán a otros países para ello. Es el caso de nuestra vecina Francia, donde su prohibición afecta a unos pocos, los más pobres, y la Junquera se llena de franceses en busca de prostitutas.
Pues bien, lo que acabo de argumentar no son más que argumentos clásicos, históricos, que no dejan de repetirse para volver a anclar el tema donde está. Hablemos claro, la prostitución es una consecuencia de la pobreza, en el caso de las que la ejercen, y de cubrir necesidades de sexo, de vicio, de experimentar cosas nuevas, de los clientes. La realidad está ahí y, no solo es el oficio más antiguo del mundo, sino que también es parte de las dos grandes ambiciones del hombre que son: riqueza y mujeres.
La otra opción, su prohibición, afectaría como siempre a los más pobres. A la prostitución más pobre de la calle sería la sancionada y recriminada con fuerza. Mientras tanto, la prostitución de lujo camparía a sus anchas sin que pueda ser controlada. Al final, los poderosos económicamente podrán mantener sus citas en hoteles y pisos privados de lujo, o simplemente viajarán a otros países para ello. Es el caso de nuestra vecina Francia, donde su prohibición afecta a unos pocos, los más pobres, y la Junquera se llena de franceses en busca de prostitutas.
Pues bien, lo que acabo de argumentar no son más que argumentos clásicos, históricos, que no dejan de repetirse para volver a anclar el tema donde está. Hablemos claro, la prostitución es una consecuencia de la pobreza, en el caso de las que la ejercen, y de cubrir necesidades de sexo, de vicio, de experimentar cosas nuevas, de los clientes. La realidad está ahí y, no solo es el oficio más antiguo del mundo, sino que también es parte de las dos grandes ambiciones del hombre que son: riqueza y mujeres.