Sir Ano de Bergerac
La becaria de Aramís Fuster.
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Habláis de alfas como si esto fuera tan absoluto como las notas de cero a diez que os sacáis de la manga. Todos somos susceptibles de tener mejores y peores cartas que alguna pedorra de internet. No es solamente cuestión de atractivo físico, te puede pillar en una época de baja moral, miseria económica o desidia sentimental.
Lo que se critica aquí es que estando las cartas sobre la mesa y estando muy claro que llevas las de perder, sigues echando dinero al tapete, sigues aguantando una mano perdida y te intentas convencer de que aún puedes rascar algo. O que, en un delirio más incomprensible aún, puedes aspirar a jugar en partidas de un nivel superior, cuando en esta no te comes ni los mocos.
Que te paguen la cena después de cantarte las cuarenta por insinuar algo que es evidentemente cierto no es un logro, es la humillación definitiva.
Pero estas palabras caerán en saco roto, está claro. Los consejos dados se interpretan como fanfarronerías, cuando aquí la mayoría hemos confesado haber yacido con peores orcos, perdido más tiempo y fracasado más estrepitosamente que todo lo relatado en las últimas páginas. Y por eso nos indignamos, porque no podemos cambiar nuestras vergüenzas pretéritas, pero estamos viendo una de las mismas dimensiones desplegarse ante nosotros y el único que puede frenar este bucle de loreal se empeña en perpetuar el eterno ritual del pagafantismo.
This.
A todo lo llamáis pagafantismo, ese es vuestro problema.
Si lo hubieras narrado con tus propias palabras yo te creería porque no suelo dudar de la versión de los hechos de nadie. Pero en cuanto has abierto la ventana a esa conversación privada hemos visto cómo se dirige a ti y cómo tú le respondes y aceptas sus reproches aunque no tengan fundamento, cómo le pides perdón siete veces seguidas, luego te humillas y echas balones fuera para no perder la relación. Llámalo pagafantas o di que en el reparto de roles a ella le ha tocado el de diva con soberbia y a ti el de sumiso arrastrado; lo que me ha quedado claro es que vives una disonancia radical entre lo que imaginas que es y cómo se ve desde fuera.
Está bien que quieras coger seguridad en ti mismo y entrar en contacto con mujeres para estar fresco, pero hazlo desde el amor propio, marca límites y no dejes que se te suban a la chepa. Por muy contraintuitivo que te parezca, esto más que alejarlas, hará que te valoren como hombre positivamente.
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