LEGITIMIDAD DEL ALZAMIENTO NACIONAL DEL 18 DE JULIO

Walkiria

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17 Ene 2004
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Mucho se ha escrito, muchas razones se han dado
sobre la legalidad y legitimidad del Alzamiento
Nacional de julio de 1936; desde ­el comienzo mismo de
la guerra sobrevenida hasta hoy.



La ilegitimidad de los “poderes actuantes”
pareció entonces indiscutible desde el lado vencedor
en 1939, el lado nacional. Por el contrario, la
ilegitimidad e ilegalidad del Alzamiento pareció
asimismo evidente entonces para aquellos “poderes”,
los republicanos; pronto transformados en rojos; pues
con tales denominaciones “nacionales” y “rojos” todos
estuvimos de acuerdo.



Sin embargo, hoy no parece tan evidente para
los que combatieron –y siguen combatiendo- el
Alzamiento, que éste fuese un golpe de Estado
desencadenante de la guerra; es decir, que los que lo
dieron incurrieran en ilegalidad.



Testimonios inexcusables, incluso desde el
punto de vista de los vencidos, se dieron ya entonces
(Salvador de Madariaga, Sánchez Albornoz, el propio
Azaña), aunque años después fuesen silenciados por
los sucesores ideológicos de los vencidos, que
contaron con la pasividad de los vencedores. Pero,
como sucede siempre, la justicia histórica vuelve por
sus fueros: y así hoy da la razón a los que la
tuvieron, a los que se alzaron en el 36 y vencieron en
el 39.




Franco, con el Coronel Moscardó, días después de la
liberación del Alcázar (1936)









Los “poderes actuantes”, o, lo que es igual,
aquellos gobiernos del Frente Popular, estaban ya
ilegitimados. A partir de la revolución de octubre de
1934, había comenzado la guerra en la cual los
gobiernos eran beligerantes. Como dice Pío Moa ( El
derrumbe de la II República y la guerra civil: Ed.
Encuentros, Madrid, 2001, pag. 11): “Hubo un evidente
peligro revolucionario, que utilizaban como palanca
de movilización ante una amenaza fascista inexistente,
y a sabiendas de su inexistencia, pues esa amenaza no
tomó cuerpo hasta las fechas inmediatas al Alzamiento.
Así, el impulso hacia el encuentro bélico provino de
las decisiones de los partidos gobernantes y sus
dirigentes.” Por eso, el Alzamiento fue tan legítimo
como lo es la legítima defensa, sea ésta individual o
personal, colectiva o social.





Transcurridos tres años de guerra, se
reprodujo en la “Zona Roja” la misma situación, que
se resolvió de la misma manera: un golpe de fuerza, en
marzo de 1939, del coronel Casado y su Consejo de
Defensa, que fue justificado por sus autores con la
razón de que “el Gobierno de Negrín carece de base
legal”. De ahí que en el manifiesto del Consejo
Nacional de Defensa (5 de marzo de 1939) se dijo que:
“Recogía (el Consejo) sus poderes del arroyo, adonde
les arrojó el aquel Gobierno”.



Así, al final de la guerra, la claridad se
abrió paso, siendo reveladoras las palabras de
Besterio – Presidente del Consejo de Defensa- en un
memorándum privado, que, años más tarde, en un
artículo de I. Arellano, reprodujo el diario ABC de
Madrid en su número del 1 de abril – Aniversario de
la Victoria- de 1963. Estas son las palabras de
Besteiro, palabras definitivas que explican “ toda la
guerra, desde sus propios comienzos, desde el propio
Alzamiento” ( J.M. Martínez Bande, los cien últimos
días de la República, Caralt, Barcelona, 1973, Pág.
165):



“La verdad real: estamos derrotados por
nuestras propias culpas: estamos derrotados
nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea
bolchevique, que es la aberración política más grande
que han conocido quizás los siglos... La reacción
contra ese error de la República de dejarse arrastrar
a la línea bolchevique la representan genuinamente,
sean los que fueran sus defectos, los nacionalistas
(es decir, el bando llamado “Nacional”, capitaneado
por Franco), que se han batido en su gran cruzada
anti-Komitern.”



Así pues, desde “el otro lado“, con
irreprochables testimonios, se dijo, ya entonces –y se
reconoce ahora por los historiadores honrados de uno y
otro lado- que las fuerzas del Alzamiento tuvieron
razón, y aquella fecha inicial del 18 de julio de 1936
quedó legalizada ante la Historia.


Javier NAGORE YARNOZ
 
Pues sí, montaron un buen pollo, murió mucho gente, mucha más quedo en la miseria, todo se destruyo, vamos a celebrarlo, ole ole.
Y luego dicen que yo estoy loco.
 
Cada cual puede creer lo que quiera pero , quien se levanto en contra de un gobierno legal , porque no queria perder sus poderes , todos fueron culpables de una o de otra manera los muertos son muertos en los dos lados , pero despues de una guerra el humillar a los perdedores para olvidar el pasado , no creo que fuera lo mejor y si es asi creo que hay algo en nuestra historia que habria que cambiar.

Los rojos mataron

Los nacionales mataron

Pero que lograron entre los dos en Espanya , nada de nada , solo pobreza y hambre.

Y luego unos se vedireon al mejor postor , por intereses como todos sean del lado que sean.
 
70 años despues todo sigue igual. España no es roja ni es azul. España es negra. Escenario de una falsa democracia que todos nos comemos con patatas mientras vemos el granermano y el otriunfo aderezado por el barsamadrí y el marca con el cafelito.
 
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