Este pais, como todos los llamados "occidentales" vive un proceso de desnaturalización del ser humano. Desnaturalización que por otro lado no trae más que frustraciones, complejos y enfermedades mentales diversas.
El otro dia vi en "perdidos en la tribu" a un chico de 15 años llorando porque su padre había matado un cerdo para comer, mientras el resto de la familia se escandalizaban y ponian cara de horror. La gente de las tribus les miraban como si fueran marcianos, y sinceramente, yo les miraba como si fueran gilipollas. Cuando era niño la gente hacía matanza del cerdo, en casa se mataban gallinas, conejos y liebres, y con 7 años yo ya había matado de un certero golpe en la nuca a más de una centena de conejos, y degollado a unas cuantas gallinas, para su posterior guiso e ingesta, por cierto, acompañada de vino, independientemente de si se era menor de edad o no. No se rie ni se llora... Es un trabajo, se hace para comer y punto. No hay lástima ninguna, para comer carne antes hay que matar al bicho, o si no, a comer todos proteinas artificiales matrix style.
Por supuesto que la fiesta de los toros es un caso aparte, pues se trata de mucho más que matar para comer, muchisimo más, aunque también se coman (o se comian, antes de que los drogaran hasta las cejas como hacen ahora). Por una vez en mi vida, voy a estar de acuerdo con la hijadeputa de Esperanza Aguirre: Los toros son patrimonio cultural español. Y catalán también, que la monumental no está ahi por casualidad.
Ya lo he dicho otras veces, a los toros se va a SENTIR. No se va a observar, no se va a analizar (que también, pero eso otra parte menos importante, la prueba está en el Juli, a nadie le importa un carajo si mete el pico de la muleta en un momento o si su suerte contraria no ha sido técnicamente perfecta, lo que les importa es que les haga sentir), ni se va a pasear pamela, aunque las pijas ridículas lo hagan, y por supuesto, no se va a disfrutar del sadismo ni nada parecido. Se va a sentir. Eso explica porqué gente con gran sensiblidad poética, gerardo diego, lorca, Valle-inclán, hemingway o Alberti, o gente de gran cultura e intelecto, como Ortega y Gasset, y muchos otros que ocuparian una lista interminable,le dedicaron su prosa o su verso a esta fiesta y fueran grandes aficionados a ella. Y es que cuando el toro sale enfurecido a la plaza, y el torero le recibe de rodillas frente a la puerta, tan sólo armado con un capote, y de un gracil movimiento perfectamente estudiado y trabajado, se libra de esa fiera de más de 500 kilos que le embiste, por apenas unos estudiados y trabajados centimetros, el corazón se encoge, la respiración se detiene, y sólo se oye la respiración de la fiera, y el latido del propio corazón agitado por un instinto más antiguo que cualquier expresión humana: el hombre contra la bestia, la razón frente a la fuerza bruta. Entonces uno es capaz de comprender perfectamente porqué fuimos capaces de bajar del arbol, porqué somos el único animal que ya no tiene depredadores y porque somos capaces de todo lo que el ser humano es capaz. No hay ninguna otra expresión artistica que haga SENTIR como lo hace la tauromaquia, ninguna.