La cultura de las letras luce más, porque su vehículo es la palabra y en la misma palabra está la cultura. Uno no puede cenar con una chica y contarle una integral o una ecuación elíptica.
La cultura, en cualquier caso, es un todo, un conjunto de letras y palabras y también números y teorías y fórmulas. Uno no puede llamarse culto si no sabe un poco de todo. Ya si sabe un poco de todo y todo de algo uno puede llamarse no sólo culto, sino sabio. Yo sé sobre todo de letras, soy de letrísimas, que dijo una que yo me sé cuando me atasqué con una regla de tres
. Quizá no me hace falta saber resolver una ecuación elíptica, quizá no me hace falta saber saber resolver el teorema de Fermat, sin embargo sí que me hace falta saber que existe una cosa que se llama teorema de Fermat. Aunque lo mío sean las letras. Y si lo tuyo son las ciencias sí que deberías saber que había un inglés que se llamaba William que escribía sonetos y obras de teatro.
En cualquier caso, la excesiva demostración de conocimientos genera un efecto negativo a la hora del ligue. Recuerdo en una ocasión en la que una mariliendres de estas de tres al cuarto que se creen lo más se tiró el pegotazo de que ella era muy aficionada a la literatura.
¿Ah, sí? Sí. ¿Y cuál es tu autor favorito? Paulo Coelho. Y claro. Ya sabéis como me pongo cuando alguien dice esas cosas, que pierdo el oremus. Le pegué una charla que le dejé tiritando. Poco a poco la tía iba notando cómo yo la abrumaba y la dejaba en ridículo. Y me dijo algo que viene muy al hilo de lo que se habla en este idem, no se me olvidará:
Cuando hables con una chica no le demuestres todo esto que sabes: haces que nos sintamos tontas e inferiores.
Así es, amigüitos, así es. Habida cuenta de la incultura y la estulticia reinantes y el continuo desprecio por la cultura que existe, el callarse lo que se sabe suele ser más conveniente que exponerlo. Sólo es conveniente exponerlo ante las que mojan las bragas por los intelectualoides. Ante las que no, mejor callarse o todo lo más ponerse a su altura, porque se sienten idiotas, y no quieren irse con el que hace que se sientan así, quieren irse con el que las hace sentirse princesas, aunque sean fregonas. Tan triste como cierto, tan lamentable como real. El poseer cultura no te va a deparar ni un coño más, y te puede, incluso, quitar la ocasión de tener alguno.