Esa cerdita tiene su vida destrozada, al menos en el entorno de su pueblo. La sociedad en su contra y varias familias muy jodidas por las penas desmedidas. Nunca se lo van a perdonar y antes o después va a pagarlo con intereses.
Tengo claro lo que haría que si yo fuese el padre de uno de esos chicos, en cuanto la sentencia fuese firme, por supuesto dejando pasar algo de tiempo para disimular. Esa pena supone el fin de la posibilidad de hacer algo con sus vidas, y si un padre permite que a un hijo lo destrocen impunemente sin otra reacción que el lloriqueo y la resignación no merece tal nombre. Aplicable lo mismo a los progenitores de la manada sevillana. Cuando la injusticia alcanza niveles intolerables, las consecuencias siempre vienen solas.
Me refiero por supuesto a que vayan a visitarlos en prision todos los sábados, señor juez.