Pues de todo hay, como en todas partes.
Cierto es que muchos delincuentes o gente de mal vivir, o inútiles, sienten atracción por ese tipo de trabajo, donde se les da autoridad sobre la población general, y pasan de la responsabilidad que conlleva. A esta gente hay que darles de lado, y a la más mínima denunciar para que les abran expediente, ya que si se acumulan varios abusos de autoridad probados o negligencia, los echan del cuerpo en el que estén.
También los hay que acaban ahí como podían haber acabado en cualquier otro sitio: para ganarse el pan. No es raro hoy día, debido principalmente a que ser funcionario frente a casi cualquier otro empleo no público, es un chollazo, y a que a falta de mejores opciones, uno intenta ganarse la vida. Estos siempre serán preferibles a los anteriores, claro.
Y luego están los que acaban ahí por vocación, por presión de familiares que también pertenecen a las fuerzas del orden y demás historias, pero que en general pues no dejan de ser personas como cualquier otra, con un trabajo y poco más.
En teoría no va a entrar en la Guardia Civil o Policía Nacional cualquiera, pero ningún sistema es perfecto y tampoco es tan difícil pasar los test que impidan la entrada a cabrones hijos de puta, ya que los más difíciles son los físicos y pasando estos y los exámenes escritos, el psicológico suele ser relativamente anecdótico.
Familiares y conocidos tanto en la Policía Nacional como en la Guardia Civil tengo, y con galones además, y hay de todo, desde chulos que se creen hechos de una pasta especial, hasta gente bonachona que no sabe uno qué coño hace trabajando ahí.
En este país ha habido mucho abuso de poder en la época de Franco, así que es normal esa desconfianza hacia la policía, mayor incluso que en otros países. De hecho yo precisamente cómodo no estoy cuando hay policía o guardia civil cerca, para qué engañarnos. Siempre que tiene uno al lado a alguien que tiene poder para causarte problemas, aunque a priori no tengan intención de hacerlo, me fastidia su compañía y tengo cierta actitud preventiva.
Por otra parte, nunca entenderé a los que se ponen a discutir con la Guardia Civil o la Policía, o incluso se muestran agresivos. No sirve absolutamente para nada.
Quizá por mi trabajo tengo que tratar con ellos a menudo, y siempre que me paran es muy posible que me acaben multando por algo, no es difícil porque si te quieren sacar un defecto, les basta con decir que las ruedas están flojas o muy infladas o la matrícula sucia o... lo que sea, y aunque vayas en regla de todo, te pueden multar.
Pero teniendo en cuenta que no sirve de nada empezar una discusión por algo inevitable, suelo ser cordial y agradable, y no pongo trabas a nada. De hecho debo haber tenido suerte o algo, que tango la guardia civil de tráfico, la policía y la Gendarmería de Francia me han tratado siempre bastante bien, e incluso no me han multado cuando podían haberlo hecho con causa justificada, así que no me quejo, y aunque hubieran sido desagradables y puesto multas sin motivo alguno, tampoco me quejaría. En este caso es inevitable tener en cuenta la primera regla de Bill Gates: El mundo no es justo, acostúmbrate a ello.
En base a todo lo anterior, mi briconsejo es que si tenéis algún percance o incidente en el que intervenga alguna fuerza del orden, sea esta cual sea, estéis siempre calmados y en buena disposición, sin miedo pero tampoco intentando influir en el funcionario de ninguna forma, ni con una actitud agresiva, ni intentando hacerle ver tu versión de los hechos. Contestas a lo que te preguntan y explicas de la forma más concisa posible y sin armar bronca lo que te pidan que expliques, y ya.
Esto no siempre es posible, pero es lo ideal.
Y en casos de mal trato y abuso de poder, pues toma nota de todo lo que puedas, desde la matrícula del coche, fecha y lugar del incidente, hasta número de placa si te es posible. Luego ya tendrás ocasión de cursar diligencias abogado mediante, que no servirán de nada por si solas, pero que si se juntan varias de varios diferentes, y con ese tipo de gente será así con toda seguridad, servirá para darles un escarmiento.
Por lo demás, insisto, habrá de todo, y de momento yo no he tenido problemas con ninguno que merezca la pena mencionar.
Una vez que me pararon cuando era joven y venía de la sesión golfa de cine para casa, a las tantas de la madrugada, me pararon en carretera y era un guardia civil joven y el otro que rondaría los cincuenta y muchos.
Este último venía ya de casa con un cabreo considerable, y un poco más y me pide hasta la partida de nacimiento y el libro de familia, además de ponerme el coche patas arriba y registrármelo entero. Yo colaboré en todo y si me multaban por algo o lo que sea, pues vale, es uno de los riesgos de ir con un vehículo en carretera y te ha tocado, poco más se puede hacer al respecto.
Al final ni multa ni nada, el hombre me dijo más o menos bruscamente que podía irme, les dí las gracias y las buenas noches, y para casa.