Os cuento el siguiente día que es uno de los momentos mas cerdos de mi vida. Más altos o más bajos, depende de cómo se mire.
El jueves fue un día intenso para ella, pero relajado para mí. No entraré mucho en detalle, porque la mayoría de las cosas no las vivi directamente.
Me desperté de madrugada bastante acalorado y se me metió entre ceja y ceja ir a bañarme al mar, así procuré no mirarla mucho, me levanté sin hacer ruido y me fui a la playa cuando aún no había nadie y estaba amaneciendo. Decidí desayunar en un bar del pueblo, ir al típico supermercado/papelería y pillarme un par de libros nuevos y quedarme por la playa el resto del día. Me apetecia también tomar cierta distancia y tener un rato para mi. Le mandé un mensaje diciendo que hiciese lo que quisiera, que la liberaba por la mañana. Ella llegó sobre las 12:30 con sus cántaros rebotado, y comimos en la playa, pero luego fuimos a echar la siesta en casa.
Yo iba bastante cansado del madrugón, y ella tenía que coger fuerzas. Nos tumbamos en el sofá cama, muy muy juntos, rozando cada milímetro del cuerpo, sudando como gorrinos, pegajosos, húmedos y ardiendo. Hubo peting y guarreo, le llene de babas y de líquido preseminal el cuerpo, y ella me empapó la pierna, atrapada entre las suyas, con su flujo.
Pero no hubo sexo. Yo quería mantenerme en creciente excitación, y ella tenía una tarde durísima que requería también mantenerse en hyppe sexual. Despertamos entrelazados y más sudados aún si cabe porque sonó su alarma. Hicimos ventosa al despegarnos.Faltaba poco más de media hora para que llegase su primera cita de hoy y tenía que arreglarse. Se levantó corriendo y yo, aún enfadado y dormido, la enganche de las caderas y la tumbe en la cama, para lamerle el sudor del canalillo y de las ubres. Me excita mucho el sudor de ella, no es sudor de vieja ni huele mal. Es acuoso y brillante, como el de una adolescente. Diréis lo que queráis, pero me pone.
Forcejeó un poco y se disculpó: "cariño, que se hace tarde". Yo, medio dormido, repliqué: "ya te lavo yo con la lengua" "Qué bobo" dijo tiernamente.
Mientras se duchaba y se maquillaba, yo me eché un café en la terraza y me espabilé un poco. Ella me llamó para que eligiese su ropa y juguetona, se ofreció para nuestro pequeño y tonto ritual de posesión. Me puso el culo en pompa, y se abrió las nalgas. "Me marcas, porfa?" dijo.
Es increíble como una tontada así hace el juego divertido y permite evitar cualquier tipo de complejo o gilipollez. Yo seguía en mi estado semionirico y ultra cachondo y rodee su ano con la lengua, baje por el perianal, subí por los labios, clítoris, y me metí debajo de su barriga, reptando por entre sus piernas. Rodee su tripa, subí por el ombligo, levanté sus pesadas ubres y lami bajo ellas, y finalice en los pezones. Luego le di un beso, agarrando del cuello, y dije con furia "mía".
"Tuya, sí", respondió riendo, y abrió la boca, esperando la bendición final en forma de penetración. Yo iba como un toro, así que la introduje muy poco a poco, intentando disfrutar de ese momento, dejando mi marca, pero intentando no correrle el pintalabios.
Y ella con gentileza me apartó, temiendo la catástrofe. Me fui al cuarto sin mirarla y vagabundee por la habitación demasiado cachondo como para hacer otra cosa o distraerme. Quería que subiesen y que se la follasen ya. Quería entrar yo y unirme a la fiesta. Quería ofrecerla a una manada de salvajes. Quería morir asfixiado entre sus ubres.
Sonó el teléfono y la puerta de abrió al poco. Me concentré en los ruidos y las voces. Voz grave, profunda, segura y risas. Pasan a la habitación.
La puta vieja estaba en llamas, le notaba la voz. Oigo la puerta y entra en mi habitación. Me da la pasta de una hora. Se acerca a mí oído y me dice: "ostia nene, vaya tiarron, si parece un actor". Su cara denota ilusión y excitación. "Revientalo" le susurré al oído.
Sale y vuelve al dormitorio. No lo mandó a la ducha, porque el tío debía ir impecable. Susurros risas y juegos al comienzo, y después un no parar. La vieja gemia y cacareaba de puro gusto, la conozco bien. Estaba en su salsa. Lo oí correrse a el dos veces y a ella una. Cuando el tío se piró, a la hora y diez minutos, la vieja abrió mi puerta sonriente, y me dijo: "ven a la terraza, anda, que necesito aire".
La seguí, fascinado por su gozo y molesto por sus licencias con el horario. No quería parecer picado o miedoso ( no lo estaba), así que no dije nada. Le pedí que me contara, mientras me tocaba el nabo en la silla enfrente de ella. Ella empezó a contar que el tipo era un pavo cincuentón altísimo, fuerte y deportista, de punts en blanco, pelo canoso y barbita, con ropa y reloj carísimo, que se parecia a George clooney en la planta, no tanto en los rasgos concretos. Le habia dicho que era un empresario de viaje. Sin dejar de hablar conmigo, sin darle importancia y como acto rutinario, se quitó de la silla y se bajó al suelo, de rodillas a mí lado. Me apartó las manos y me cogió ella el cimbrel, para machacarmelo. No hizo mucho contacto más que la pura paja, porque no se había lavado después de su rato con el tío, pero como es voluntariosa y considerada, me hace ella lo que yo podría hacer.
Y siguió diciéndome que le había comido el coño, y que habían follado por delante y por detrás, pero que aunque no la tenía tan enorme como el latino de ayer, era una tranca considerable y por el culo le había dado fuerte. Estuve a punto de correrme en ese momento, y ella lo detectó y abrió la boca, pero la aparté instintivamente de una patada, como a un perrillo, y le dije que no queria correrme, que se fuese a lavar.
Mientras ella estaba en el baño, yo intenté bajar mi excitación. A las 20:30 venía otro tío para una hora, ya las 22:30 el último para media. Yo quería reservarme para machacarla cuando acabase su jornada y quería tener el depósito lleno, para verterlo todo en ella. Pero se me estaba haciendo difícil. Así que decidí dejarla a sus funciones y marcharme a la playa otra vez. Se lo dije y me dijo que bien, pero que estuviese atento al móvil y no me fuese lejos, que se sentía algo insegura sola. Le dije que por supuesto, y cuando me iba a marchar, me volvió a pedir la "bendición y el marcaje", está vez no con juego y picaresca, sino con suplica y necesidad sincera, subiendo su pierna a una silla del salón. Así lo hice, de rodillas y con ella de pie. Al incorporarme me dijo: "perdona por haberme excedido en el horario antes, no volverá a pasar". Sonreí y le dije que la esencia de una furcia era exactamente esa, y que ella era la reina de las furcias, y que estaba perdonado, pero que me debía 20 pavos.
Besico, y la dejé ahí. Pirarme y dejarla ahí sola con dos desconocidos me dio algo de cosa, pero necesitaba rebajar un poco el nivel si quería reservarme. Le dije que me dejase la pasta en la habitación y que me diese un toque cuando entrase el primero, y cuando acabase.
Y así fue, me hizo una perdida al rato, cuando yo estaba tumbado viendo atardecer, y me llamó a la hora: "ha sido rarísimo, un hombre asqueroso y con pinta de vivir con sus padres, de unos sesenta, no sucio, pero si con pinta como de informático, sabes? Iba a decirle que se marchase cuando me ha dicho que no quería nada sexual, que el no se desnudaba, que solo quería que me sentase en su cara una hora. Así que simplemente me he bajado las bragas y me he puesto el culo en la cara durante una hora. Ni tocarme, ni tocarle, ni hablar. Rarísimo, pero oye, tengo tus cien euritos. Me meto a lavar el culo con lejía, jajajajajajajaja".
La vieja se partia de risa y alucinaba con la situación. Desde luego es única. No es mal negocio, 100 euros porque un Virgin de la vida le olisquee el desagüe a tu juguetito.
Me acabe el libro que había llevado y empecé uno de los que me había pillado esa mañana. Recibí la perdida de la vieja indicando que empezaba con el tercero de la tarde. A las 11, puntual, me llamó, mientras estaba en la fila del McDonald's pillando cena para los dos.
"Esta vez puntual, eh" dijo "nah, un tío con pinta de maquinero y bastante subido de revoluciones, solo quería descargar y ha ido rápido. Ya estoy limpia y te espero"
Fui pitando a casa, recuperando la libido como un torbellino. Llamé al timbre porque no encontraba las llaves, y al subir encontré la puerta entreabierta y en mitad del salón, ella estaba en su pose de ofrecimiento, con el culo enfocado a la puerta y la cabeza en el suelo, a los pies de la mesa. En la mesa había 250 euros de la tarde, que había dejado a la vista.
Me saque la polla del pantalón con la puerta de la calle aún abierta, sin darme cuenta. Al minuto estaba amorrado, lamiendo de mi fuente de felicidad. Le di la vuelta y la tumbe en el sofs y seguí lamiéndole el coño. Ella estiro los brazos, intentando alcanzar al bosa de McDonald's. Tenía hambre, normal. Yo la saqué, y le lance un par de burguers y cogí otras, desenfrenado. Abrí una hanbrjguesa y se la refrote por el chocho, los muslos y la tripa, y lami y mordi indistintamente sy cuerpo y el alimento. Parecía un caníbal en un ritual sangriento. La puerta de la calle seguía abierta. Me arrastre a cerrarla de un portazo y volví a refrotsr a mi musa por la comida, o viceversa. Ella intentaba comer mientras yo le lamía el coño, embadurnado de ketchup. No es la primera vez que hacíamos juegos con comida, pero una furia primitiva me invadía. Luego espachurre un puñado de patatas en su coño, y ella dijo:¿¿ que haces, que haces????, al ver qué empujaba para adentro con los dedos y que me levantaba para meterle la polla. "Pero que te pasa?" Decía entre carcajadas. Yo no articulaba a formar una oración compleja más allá de balbucear insultos guarros hacia ella. Me redirigió con cariño a su boca, y me incrusté en ella. "Come" y empezó a succionar. "No, que comas comida" gruñi. Y se metió la hamburguesa. Me folle su boca mientras comía.
Es asqueroso, lo sé. Estaba poseído. Ella se reía a carcajadas y me llamaba guarro y pajillero, pero no perdía la ocasión de llevarse el cipote dentro. Finalmente me corrí, empujando su cabeza contra el sofá y presionando lo más adentro que pude. Se le salió todo, era una cantidad masiva, mezclada con restos de ketchup, carne, y pan. Era asqueroso, pero solo lo veo ahora que lo recuerdo. En el momento yo solo pensaba en cubrir bestia. La enganche del pelo y le di la vuelta y me la folle a cuatro, con el pene aun algo blando. Seguía gruñendole.
"A la terraza" le dije. "Nos van a ver" dijo. Eran las doce o así, pero había gente por la calle. Me daba igual. La enganche de las tetas y estire. "A la terraza"
"Vale, vale". Se reía. Fue a gatas a la terraza , conmigo prácticamente montándola por el camino. Allí la tumbe contra el suelo y la folle boca arriba y boca abajo. No nos vieron, porque el muro del balcón tapaba, pero desde luego nos oyeron.
Quedamos inertes en el suelo, rodeados de restos de comida, de lefa y de arena y barro de las macetas.
"Tengo que lavarme, que voy a pillar algo" balbuceó.
"No, a la cama" ordene. Y resignada, se acostó conmigo. No nos rozamos ni nos tocamos,y nos quedamos dormidos en un estado miserable, tocando uno de los fondos más.bajos de mi existencia y de la suya.
Sois conscientes de todo lo que aguanto la buena mujer ese día, no? A mí se me fue completamente la cabeza, a unos niveles de parafilia que incluso me avergüenza reconocer aquí, que soy un anónimo. Y ella no solo no juzgo, sino que se dejó hacer. Soy el humano más afortunado de la tierra.
El día siguiente, en cambio, debió sentarme mal algo, el macdonals, el arrastrarme por el suelo, o algún virus, y estuve incapacitado todo el día, pero aún así, os cuento en cuanto vaya sacando huecos.