Tiempo ha que no quedo con la cuadrilla a echar la pachanga de futbito, pero en su día me jodió no poder encontrar un proyectil con personalidad propia condensada en una esfera de goma indestructible que llevaba el sobrenombre de “Curtis”, no por el actor ni por el pueblo del moñas de Lucas Vázquez, sino por el balón. El glorioso y egregio balón de Curtis.
Un balón de Curtis lo mismo servía para jugar al fútbol, que para echar unas canastas, que para jugar a campo quemado que para jugar al balonazo: Dios todopoderoso que gran onomatopeya creaste al permitir que este proyectil de aire y mala baba concentrada se estampara en la cara de algún niñito incauto que le reventaba el “Phoskito” en todos los morros pergeñando un espectáculo de chocolate, lloro e indignidad. ¿ Y si era una chiquilla jugando a la goma? Buah, entonces el misil tierra aire impactaba en la corderita llevándose con ella toda le recua de niñas repelentes como si de una bolera humana se tratara...ah, qué bellos recuerdos.
Y no se crean que lo que digo de “mala baba” es un expresión baladí, era el cotejo de que este indómito artilugio tenía su propia personalidad incapaz de someterse a las mas básicas leyes de la física cinemática. Tú le arreabas un punterazo y el balón de Curtis describía una elipsis...si quería, pareciera que dijera, pues ahora me voy mas arriba o mas a la derecha o donde me salga de mi mismo que para eso soy un cojón hipertrofiado. Imposible un regate, una cola de caballo o pisar el balón. Es que si lo hacías, te devolvía el pisotón hacia arriba. No había lugar a filigranas churriguerescas tan características de hoy en día. Patadón pa´arriba y si tenías huevos rematabas con la cabeza. Así se jugaba y punto. Porque así lo dictaba el balón de moda, el balón de Curtis ¿Porqué creen que el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad ganaron aquella ligas en los ochenta ? Porque se criaron con el balón de Curtis.
Perdón por el ladrilleo, pero no me resisto a contar una de los pocos momentos estelares de quien esto suscribe. Ültimo partido en el colegio donde estudiaba primaria. Prácticamente nos conocíamos todos desde 1º de EGB. Cuando acabara el partido, probablemente no nos volveríamos a ver nunca mas. Kepa Murga está en el equipo contrario al que yo juego. Kepa Murga es mas alto que yo. Kepa Murga es mas listo que yo. Kepa Murga comía una palmer de coco en el recreo todos los días. Yo bocadillo de sardinas. Kepa Murga seguro que habrá follado mas que yo. Pero de repente sucedió..
Ya casi acabando el partidillo del que seguramente con Kepa Murga en el bando contrario nos irían ganado por goleada, se produjo una jugada absurda con un balón disputado sin mayor trascendencia. Salió rebotado y se alzó sorprendentemente. Todos mirábamos cuán alto subía. Todos mirábamos cuán rara trayectoria estaba describiendo. Todos nos mirábamos para saber donde iría el rebote. Todos menos Kepa Murga, quien por una vez no estaba donde había que estar , ni fue el mejor jugador, ni fue el tío mas molón, ni el mas carismático. Por una única vez Homer ganaría a Flanders con todas las de la ley.
Kepa Murga recibió un sonoro, implacable e inalienable balonazo. Kepa Murga se desmayó siendo rodeado por toda le grey futbolera mientras a un lado dando botecitos majestuosos y chulescos, aterrrizaba la susodicha bomba esférica. No puedo jurarlo, pero casi estoy por decir que aquel balón me hizo el saludo marcial y me señaló diciendo era mi deber. Aquel balón por cierto, era mío. Y por supuesto era de Curtis.